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Reportaje:

Don Quijote en Tánger

Los alumnos de institutos españoles en el norte de África interpretan con éxito obras de teatro clásicas

Empieza el curso escolar y revive el teatro. En Tánger, en el instituto Severo Ochoa, los alumnos comenzaron el lunes pasado las clases y a intentar, cada uno a su manera, ser elegido para formar parte del elenco de actores que representará este año La venganza de don Mendo, de Pedro Muñoz Seca. ¡Aquí la escena tiene afición!

Pero nadie olvida que aún no ha concluido el año del Quijote. También por Marruecos anda este loco manchego deshaciendo entuertos. La obra Tantas y tales locuras..., basada en este libro universal fue la elegida para representar el curso pasado. Se trata de una dramatización de los capítulos 36 al 40, en los que se da cuenta de las aventuras que corren Don Quijote y Sancho en el palacio de los Duques. La adaptación del profesor Alejandro Castillo -también director del grupo teatral-, la han representado con éxito en Rabat, Tetuán, Tánger... Este otoño quieren llevarla a ciudades como Málaga o Sevilla. "Los chicos están dispuestos a ir adonde sea", dice Castillo, que ve en el teatro una poderosa herramienta para acercar las distintas culturas.

El teatro escolar español en Marruecos camina con soltura y paso firme. El alumnado de los 10 centros docentes de secundaria y primaria que España tiene en este país ha actuado en todas las ciudades importantes del país. Entre otras, destacan las obras Los entremeses y Sancho y la Ínsula de Barataria, de Cervantes, estrenadas en Nador y Casablanca, respectivamente; La camisa, de Lauro Olmo, y Madrugada, de Buero Vallejo, en Tetuán y El niño que llegó a ser poeta, de García Lorca, en Larache.

El fervor marroquí-cervantino este año ha sido evidente. Su culminación tuvo lugar en la VI Semana de Teatro Escolar en Español de Rabat, donde 12 compañías de chicas y chicos marroquíes y españoles residentes, mostraron gran entusiasmo recreando a Cervantes, además de otros autores del teatro español. Ahora, Tantas y tales locuras... -"Mientras toma cuerpo La venganza de don Mendo", precisa Castillo- pretende seguir la estela dejada el curso pasado.

Castillo y Charo Macías, profesora de inglés, extraen cada curso lo mejor del grupo teatral del Severo Ochoa de Tánger, que cuenta entre su repertorio con obras como El concierto de San Ovidio de Buero Vallejo o Luces de Bohemia, de Valle Inclán. "Elegimos textos que, entendemos, tienen la máxima calidad porque creemos que el teatro escolar no debe ser sólo un pasatiempo... Para nosotros todo es importante: desde la sintaxis hasta la disciplina que exigimos para venir a ensayar cada tarde", explica Castillo, profesor de Latín y de Lengua, impulsor de un proyecto que va ya por el sexto año. "Con este alumnado he recuperado otra vez la pasión por la escena", afirma.

Las peripecias que corren Alonso Quijano y Sancho Panza en el palacio de los Duques ha encandilado al público marroquí que ríe con los escolares a la par que se desencadenan los rocambolescos acontecimientos.

Aprender a ser responsables

Por el grupo de teatro del instituto Severo Ochoa, en Tánger, han pasado más de 150 alumnos en los últimos cinco años. En las duras tardes de ensayo las lágrimas siempre están a flor de piel. "De vez en cuando dicen que van a dejarlo... Pero también este año todos quieren volver", concluye Alejandro Castillo, su maestro y mentor.

La profesora Charo Macías añade que, "además de lo estrictamente pedagógico", el teatro escolar debe perseguir otros objetivos: "Aprender a ser responsable dentro de un grupo es fundamental. Y eso, el teatro, lo enseña. Cada mes de septiembre, cuando empezamos, intentamos que entiendan que todos son importantes; el protagonista y el que sólo dice una frase. A colaborar y a respetarse se aprende también".

Metidos en la piel de los personajes también se aprende. Javier de Vicente, 17 años, alumno de 1º de bachillerato e "hijo de una familia tangerina de toda la vida" entiende que hoy las aventuras del Quijote no se podrían hacer: "Si viviera hoy Don Quijote le pillarían enseguida... No podría hacer tantas locuras", resume. Javier fue elegido en la Semana de Teatro de Rabat el mejor actor protagonista. Y junto a él, Sancho; es decir, Ahmed Benattia, 13 años, marroquí nacido en Granada de madre española y de padre tunecino. Toda una mezcolanza cultural y de genes que hacen, en este caso, una pócima exitosa de la que emerge el genial escudero. "Hacer teatro es bueno porque une a la gente. Además, nos ayuda a pensar y a desarrollar la memoria", opina.

Y Kahína Albanchaabouchi, 15 años, una veterana ya, explica otra ventaja del teatro: "Quita la vergüenza".

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