La renta en Brasil, como hace siglos
El 10% de la población concentra el 75,5% de la riqueza del país
A pesar de todas las mejoras que se han producido en el campo económico y de los esfuerzos del popular presidente Luiz Inácio Lula da Silva para aumentar los programas sociales, el cáncer de Brasil continúa siendo la injusta distribución de su riqueza. Según datos publicados esta semana por el Instituto de Investigación Económica Aplicada (Ipea), el 10% de la población concentra el 75,4% de la riqueza del país. Unas cifras que varían poco de las registradas a finales del siglo XVIII.
De acuerdo con el estudio del Ipea, las tres capitales brasileñas donde es más evidente esa desigualdad en la distribución de la renta son São Paulo, donde el 10% de la población posee el 73,4% del producto interior bruto (PIB); Salvador de Bahia, donde el 10% tiene el 67%, y Río de Janeiro, donde ese mismo porcentaje posee el 62,9% de la riqueza.
Otro de los aspectos revelados por el estudio es que los impuestos pesan mucho más sobre los pobres que sobre los ricos. El 10% más pobre paga un 44,5% más que el 10% más rico. La carga tributaria representa un 22,7% de renta para el 10% de los más ricos, mientras que, para el 10% más pobre, el peso equivale al 32,8% de su renta.
La explicación de esa anomalía es que la base de la recaudación en Brasil es más fuerte en los llamados impuestos indirectos, que gravan los bienes de consumo. Como el ciudadano más pobre gasta la mayor parte de su renta en consumo, acaba pagando más impuestos que los ricos.
Considerando sólo la tributación indirecta, la carga soportada por los más pobres es del 29,1% de su renta, frente al 10,7% que asumen los más ricos.
"Estos datos demuestran", afirmó el jueves Márcio Pochmann, presidente del Ipea, "cómo a despecho de los cambios en el régimen político y en el padrón de desarrollo del país, la riqueza continúa pésimamente distribuida entre los brasileños. Tal concentración es francamente absurda".
Pochmann ha recordado que, según los pocos datos que se conservan de finales del siglo XVIII, la distribución de la renta en Río de Janeiro, por ejemplo, era prácticamente misma que ahora, es decir, el 10% de la población poseía el 68% de la riqueza. Hoy, ese mismo porcentaje posee el 62,9%.
El presidente de Ipea pidió al Gobierno la creación de un impuesto para las mayores fortunas y para las herencias, así como una reforma tributaria seria. "Ningún país del mundo consiguió acabar con las desigualdades sociales sin una reforma tributaria de verdad", dijo Pochmann.
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