Los intereses nacionales socavan el "frente común" europeo
La Comisión Europea niega "disensiones" entre los distintos países pese a las reticencias de Alemania
La puesta en marcha del mecanismo de ayuda a Grecia, que incluye créditos por hasta 45.000 millones de euros, parece que va a ser más lenta de lo que se esperaba. Pese a la difícil situación de la República Helénica, que no deja de ver cómo la rentabilidad que el mercado exige por su deuda sube sin parar mientras, en el interior del país, afronta el descontento de sus ciudadanos, los intereses nacionales pesan más en los respectivos Gobiernos de los países del euro que la necesidad de poner fin, de una vez por todas, a la crisis, por mucho que Bruselas asegure que existe un "frente común" entre los Estados miembros.
Alemania prefiere esperar
El plan de ayuda contempla que Alemania ponga 8.376 millones de euros para sacar a Grecia del agujero. La impopularidad de semejante desembolso ha provocado un debate político al que no escapa la coalición entre liberales (FDP) y democristianos que preside Angela Merkel (CDU). Todos tratan de puntuar para las importantes elecciones de Renania del Norte, dentro de dos semanas. "Alemania ayudará, pero primero tienen que darse las condiciones", resume la propia Merkel sobre la postura de su Ejecutivo.
Esta mañana, el ministro de Exteriores y líder liberal, Guido Westerwelle, se ha desmarcado de sus socios democristianos declarando que "el Gobierno federal aún no se ha decidido" respecto al dinero. Además, se ha mostrado contrario a ponerlo "en el escaparate demasiado pronto". En el mismo terreno, el portavoz de Hacienda y Economía de su grupo parlamentario, Hermann Otto Solms (FDP), ha criticado con dureza al ministro de Hacienda Wolfgang Schäuble (CDU). Otto Solms acusa al partido de Merkel de poner sobre la mesa demasiado pronto "el tarro de miel" de las ayudas.
El jefe del grupo democristiano, Volker Kauder, ha defendido esta mañana la posibilidad de ayudar a Grecia, aunque insistiendo en endurecer las condiciones. La oposición socialdemócrata pide más "transparencia" al Gobierno y quiere que los bancos que hayan especulado con bonos griegos participen en el rescate.
Francia, solidaria pero firme
Francia confía en que se logre un acuerdo sobre Grecia antes del 3 de mayo, fecha en la que el Parlamento francés tiene previsto debatir las modalidades de un plan de ayuda para Grecia de 6.300 millones de euros, de los cuales 3.900 estarían disponibles este año. En cualquier caso, París, aunque mantiene una postura más suave que el Gobierno alemán, también ha advertido de la necesidad de hacer prueba de firmeza.
En una entrevista al diario Le Journal du Dimanche, la ministra de Economía Christine Lagarde resumía la postura francesa asegurando que la ayuda a Grecia era una cuestión de solidaridad, pero que había que mantener la vigilancia. "Debemos ser solidarios", pero esto "no quiere decir que debamos ser complacientes", advirtió en el dominical.
"Queremos estabilizar la zona euro. Pero esto no impide la firmeza y habrá que estar extremadamente atentos a los resultados", añadió, a la vez que advirtió que "no desembolsaremos la suma íntegra de golpe". "Lo haremos en función de las necesidades y en caso suspensión de pago, inmediatamente pondremos el freno", avisó. Lagarde también lanzó un ataque contra Grecia por no haber cumplido con el pacto de la zona euro. "Serán necesarios mecanismos de control para asegurarse de que no caemos en un pozo sin fondo", concluyó.
Portugal y el riesgo de contagio
Portugal tendrá que desembolsar 774 millones de euros de los 45.000 millones de ayuda financiera a Grecia acordada por los líderes europeos y el FMI, en cumplimiento de la promesa efectuada el pasado 11 de abril por el ministro de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos. La intensa presión de los mercados sobre el bono portugués, que ha superado el 5% en el caso de los títulos a 10 años, abre varios interrogantes sobre el riesgo de que Portugal siga el camino de Grecia. Los pesimistas dudan de que el país esté en condiciones de prestar estos millones, aunque la opinión que hace más ruido asegura que la economía portuguesa es más sólida que la de la República Helénica y que no habrá contagio. Los indicadores previstos para este año no marcan una diferencia abismal entre ambos países. Un crecimiento del 0,3%, déficit presupuestario del 8,7%, deuda pública del 86% del PIB y un desempleo del 11% no son valores que inviten al optimismo. En este escenario, el Gobierno defiende el aumento de impuestos, y la oposición, un recorte drástico del gasto. El primer encontronazo se produjo la semana pasada en el debate sobre el Plan de Estabilidad y Crecimiento (PEC) presentado a Bruselas.
La Comisión Europea niega disensiones entre los Estados miembros
La Comisión Europea y el Banco Central Europeo ultiman un informe sobre las características y las condiciones del plan de ayuda a Grecia. Bruselas impulsa el plan de rescate de 45.000 millones de euros que, junto al Fondo Monetario Internacional (FMI), han prometido conceder a Atenas. Sin embargo, esta actitud proactiva de la Comisión debe mantener ciertas cautelas por estar pendiente de un acuerdo del Eurogrupo a nivel de jefes de Estado o de Gobierno, cuya convocatoria todavía no se ha formalizado.
La posición oficial de la Comisión quedó patente en un comunicado conjunto con el Eurogrupo y el BCE, el pasado viernes, en el que las tres instituciones se limitaban a "tomar nota de la petición del Gobierno griego de solicitar la activación del mecanismo de apoyo". Bruselas niega "disensiones" entre los distintos países y asegura que hay un "frente común".
*Esta noticia ha sido realizada con las informaciones de Juan Gómez desde Berlín, Ana Teruel desde París, Francesc Relea desde Lisboa y Andreu Missé desde Bruselas.
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