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CARTA DEL CORRESPONSAL | Teherán | Economía global
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Peregrinación a Carrefour

Ni el mausoleo de Jomeini recibe tantos visitantes. La apertura de Carrefour ha causado furor en Teherán. Desde su inauguración, a finales de agosto, miles de iraníes se han acercado hasta el barrio de Sadeghieh, al oeste de la capital, tanto para comprar como para curiosear. Es la primera gran superficie de una cadena internacional que se instala en Irán. A la novedad se une la posibilidad de que su presencia revolucione el anquilosado (y poco eficiente) sistema de distribución iraní.

"Es más barato que el Shahrvand", asegura Ghiasi, que el pasado viernes, el día festivo semanal en Irán, aprovechaba para visitar el centro comercial con su familia. Shahrvand, la primera cadena de supermercados de Irán, abrió hace 16 años bajo los auspicios del Ayuntamiento de Teherán. Su oferta ha mejorado mucho desde entonces, pero nunca ha desafiado el control por los minoristas de la cadena de distribución ni sus precios son especialmente competitivos.

Se instala en Irán la primera gran superficie de una marca internacional
Es un proyecto conjunto entre la empresa francesa y el Ayuntamiento
Ni el mausoleo del ayatolá Jomeini recibe tantos visitantes

Carrefour no sólo introduce su sistema de abastecimiento propio, sino un nuevo concepto de servicio. Está abierto desde las diez de la mañana hasta la medianoche, los siete días de la semana.

Otra vez son las autoridades de la capital las que apadrinan la novedad. El proyecto es una joint venture entre una filial de Carrefour, MAF Pars Hypermarket, con base en Dubai, y el Ayuntamiento. El consorcio ha invertido 24 millones de dólares a cambio de la cesión de los terrenos durante 20 años. La municipalidad también se ha encargado de los permisos necesarios, algo fundamental en un país proteccionista cuyos responsables ven con recelo todo lo que viene de Occidente.

El secretismo en el que ha estado envuelta la construcción y el hecho de que el hipermercado lleve la contramarca Hyperstar, en vez de Carrefour, ha dado lugar a todo tipo de elucubraciones. A la sensibilidad oficial hacia lo extranjero hay que añadir el deseo de los inversores de no atraer la atención para evitar ser objeto de presiones políticas. Las sanciones internacionales a Irán por su programa nuclear impiden la realización de grandes proyectos en el país, pero los pequeños continúan a pesar de las dificultades logísticas.

Está por ver cómo se las va a arreglar Carrefour para mantener el abastecimiento frente a las restricciones comerciales y bancarias con las que Estados Unidos castiga a Teherán. De momento, y a pesar de la expectación desatada, el Hyperstar no ofrece ningún producto que no se encuentre ya en el mercado iraní.

Aun así, los clientes hacen cola ante su horno a la espera de que salga una nueva tanda de cruasanes que, según el rumor, elabora un repostero venido especialmente de Francia. Y el centro comercial no se acaba en el supermercado. La próxima apertura de franquicias de Mango, Geox, Benetton, Adidas o Giordano añaden atractivo en un país que hasta hace cuatro o cinco años sólo podía encontrar esas marcas de contrabando. También cuenta con las acostumbradas cafeterías de comida rápida, aunque todavía falta mucho para que entre éstas pueda haber un McDonald's o un Starbucks.

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