Baile de sillas en el BCE
La eurozona se enfrenta a la sucesión de Trichet en plena crisis financiera
Cuando el próximo 3 de noviembre el consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE) se reúna para analizar, como el primer jueves de cada mes, la política monetaria de la eurozona por primera vez en ocho años, no lo hará bajo la presidencia de Jean-Claude Trichet. El francés termina su mandato al frente de la entidad el 31 de octubre y desde hace tiempo el nombre de su sucesor tiene un claro favorito. Aunque la batalla está lejos de estar ganada. Son muchas las negociaciones y las luchas políticas que aún deben librarse entre los Estados miembros para cerrar un acuerdo. Y el baile de sillas acaba de empezar.
Esta misma semana, los países interesados deberán presentar a sus candidatos para sustituir a Gertrude Tumpel-Gugerell como miembro del consejo ejecutivo de la entidad y la única mujer entre los 23 integrantes del consejo de gobierno del BCE. Tumpel-Gugerell es austriaca y, por convención, su sustituto -mujer preferiblemente- debería proceder de uno de los países pequeños de la eurozona para mantener el equilibrio entre grandes y pequeños.
En mayo habrá que sustituir en la entidad a Gertrude Tumpel-Gugerell
Alemania no olvida sus años de elevada inflación y quiere controlar el BCE
"Pero Francia puede muy bien querer optar a esa candidatura porque, una vez que Trichet deje su cargo, se quedará sin representación en el consejo de gobierno de la entidad. Pero debería presentar a una mujer", apunta Julian Callow, economista jefe para Europa de Barclays Capital. Christine Lagarde, actual ministra de Finanzas, aparece en algunas quinielas como su posible sustituta, junto a Joanne Kellerman, miembro del banco central holandés, y Marcia De Watcher, directora del banco central de Bélgica.
Con la presentación de candidaturas arrancan oficialmente las negociaciones y los premios de consolación para los países que no reciben el puesto esperado. Es lo que bien puede interpretarse tras la designación esta semana de Andrea Enria, un alto responsable del Banco de Italia, al frente de la nueva Autoridad Bancaria Europea, el supervisor financiero europeo que tendrá su sede en Londres y será el encargado de diseñar los nuevos planes de resistencia de la banca europea. "Me alegro mucho por su nombramiento, conozco a Andrea y es una persona muy solvente procedente del propio BCE, pero eso deja claramente a Mario Draghi [el gobernador del Banco de Italia] fuera de la carrera por la presidencia del BCE", asegura Santiago Fernández de Lis, socio de Analistas Financieros Internacionales (AFI).
Mario Draghi ha sido, hasta el momento, el único contrincante de peso para la candidatura de Axel Weber, presidente del Bundesbank, a la jefatura del BCE. Draghi se ha ganado el respeto de la comunidad financiera internacional por su papel al frente del Consejo de Estabilidad Financiera, creado por el G-20 para desarrollar e implementar las políticas necesarias que eviten una nueva crisis bancaria global. "Draghi no haría nada radicalmente diferente de lo que pueda hacer Weber al frente de la entidad. Es muy raro que el consejo del BCE vote las decisiones porque se trabaja para que haya un consenso y el acuerdo viene ya a la reunión muy masticado", aclara Fernández de Lis.
Lo cierto es que las posibilidades de Draghi se vieron considerablemente mermadas cuando, hace ahora un año, los jefes de Estado y de Gobierno de la eurozona eligieron a Vitor Constancio, gobernador del Banco de Portugal, como vicepresidente de la entidad. "Eso descartaba automáticamente a Draghi porque en el juego de equilibrios de la UE resulta impensable que los máximos responsables de la política monetaria europea procedan de dos países del sur de Europa", asegura alguien que conoce bien cómo funcionan los pactos en la UE.
En realidad, todos los expertos consultados para este reportaje coinciden en que Weber será, casi con seguridad, el próximo presidente del BCE. "Es muy difícil que el candidato pueda ser alguien distinto de Weber. Alemania ha apostado muy fuerte por él y su nombramiento supone un mensaje muy atractivo para la canciller Merkel en términos de política doméstica", asevera Julian Callow.
Esa apuesta tan fuerte de Merkel, pese al distanciamiento aparente que ahora se quiere hacer ver, hace bastante difícil la candidatura de otros alemanes como Klaus Regling, presidente del fondo de rescate europeo y cuyo nombre ha sido lanzado por algunos blogs europeos -algunos de los cuales han propuesto al presidente del Santander, Emilio Botín, para el cargo-. Porque el acuerdo entre Francia y Alemania cuando se creó la Unión Monetaria fue que tras la presidencia temporal del holandés Wim Duisenberg, el BCE pasaría a estar dirigido por un francés y que, tras cumplir sus ocho años de mandato, sería sustituido por un alemán. "No veo una coalición de países en contra de ese pacto no escrito. Si Francia y Alemania están de acuerdo, es muy difícil que Weber no sea el candidato", asegura Fernández de Lis. "El BCE ya está de facto muy controlado por los alemanes", aseguran fuentes del sector financiero.
Alemania no olvida su historia de hiperinflación y está obsesionada con el control de los precios, a diferencia de la Reserva Federal, el único mandato del Banco Central Europeo.
"Weber representa la ortodoxia monetaria, la tradición del Bundesbank alemán y que la entidad se atendrá a su mandato único de lucha contra la inflación", recalca Roberto Ruiz-Scholtes, director de estrategia de UBS en España. "El mercado dejará así de tener la ensoñación de que el BCE imitará a la Reserva Federal de Estados Unidos y procederá a una compra masiva de deuda pública de los Estados. No lo hará, y menos bajo mandato de Weber", apunta.
Esa decisión del BCE de intensificar el pasado mes de octubre las compras de bonos soberanos, que la entidad había iniciado en mayo como respuesta a la crisis de deuda europea, provocó el primer enfrentamiento público entre Trichet y Weber. El alemán tachó de equivocada la decisión y Trichet le respondió, a través de los medios, que el único portavoz autorizado de la entidad era él. Algunos expertos señalan que la pérdida de esa votación fue "dramática" para Alemania en términos de su opinión pública.
"Fue algo insólito, por primera vez en la historia de la entidad se rompió el secreto de las votaciones del consejo y se pusieron de manifiesto las discrepancias internas", señala el socio de AFI.
Aunque Weber sea considerado el líder de los halcones, partidarios de una política de mano dura contra la inflación, en el BCE los expertos dudan de que, si llega a presidir la entidad, eso vaya a conllevar cambios profundos en la política monetaria europea. "Sí podrá haber cambios en distintos puestos del banco, porque en ese caso sería difícil mantener a Jürgen Starck, otro alemán, como responsable del análisis económico de la entidad", apunta Callow. Lo que sí puede haber, al menos al principio, es un cambio de estilo, porque, por lo demostrado hasta ahora, "Weber habla mucho, demasiado", como señala otro experto.
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