De la docencia al campo de batalla
Álvaro Santos Pereira, nuevo ministro portugués de Economía, abandona la vida universitaria para enderezar el rumbo de un país al borde de la quiebra
La vida de Álvaro Santos Pereira (Viseu, 1972) ha dado un giro de 180 grados desde que el pasado 21 de junio asumió el cargo de ministro de Economía de Portugal. El ritmo apacible en el campus de la Simon Fraser University de Vancouver le permitía combinar, sin sobresaltos, la actividad de profesor de política económica con investigar, escribir libros y publicar el blog Desmitos, donde el autor analizaba y opinaba sobre su país y el mundo. Santos Pereira ha vuelto a Portugal con una trayectoria académica internacional de 16 años y sin apenas experiencia política, para ser uno de los pesos pesados del nuevo Gobierno.
Casado y padre de tres hijos, el joven profesor llega en un momento crítico, con un Estado que depende de la ayuda exterior para evitar la bancarrota. De la noche a la mañana ha pasado a ser el responsable de un superministerio, que concentra competencias que hasta ahora estaban repartidas en tres departamentos, como Obras Públicas, Trabajo y Seguridad Social. De él dependen la privatización de numerosas empresas con participación estatal, la reevaluación de gran cantidad de obras públicas, entre ellas el AVE Madrid-Lisboa, la drástica reducción de organismos e institutos públicos, y la reforma del mercado laboral, con un índice de paro al alza que ya alcanza el 12,4%.
De él dependen la privatización de empresas y el AVE Madrid-Lisboa
Su cartera une tareas repartidas hasta ahora en tres departamentos
El ministro "vive" provisionalmente en un discreto hotel del Barrio Alto de Lisboa, que le permite pasar inadvertido. De momento. Se levanta temprano, desayuna cuando todavía no ha bajado ningún huésped, y va a pie hasta el ministerio, solo y sin escolta, por las callejuelas del barrio, que apenas está desperezándose. "Mientras pueda, quiero ir sin protección", dice.
Santos Pereira recuerda que conducía por Vancouver cuando sonó el móvil. Era el primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho. Le ofreció la cartera de Economía en el nuevo Gobierno. "Sabía que mi nombre sonaba en algunas quinielas, pero fue una sorpresa. Apenas había hablado con él dos o tres veces". No dudó. "Hacía años que venía hablando y escribiendo de cómo reformar Portugal. Hay momentos en que no podemos dejar que la vida nos pase por el lado. Debemos dar la cara".
Al llegar al ministerio llama la atención la escasa iluminación en la entrada y la escalera principal del Palácio do Manteigueiro, sede del ministerio. Son tiempos de ahorro. "Los primeros días estaba todo el rato apagando luces. No había ninguna conciencia del dinero que se gasta innecesariamente, en aire acondicionado, luces... Empecé a instaurar un espíritu y un sentimiento de rigor. Tenemos que comportarnos como si fuera nuestra casa, sin malgastar". Esta cultura de rigor ha empezado a traducirse en mantener los equipos de aire acondicionado a 25 grados, menos luces encendidas, disminuir el uso de coches oficiales los fines de semana y reducir el número de asesores.
Hace tiempo que Santos Pereira reclamaba desde su posición de académico un recorte de entre el 5% y el 10% de los consumos intermedios, las adquisiciones y compras de bienes y servicios del Estado. "Sinceramente, la única gran sorpresa que tuve cuando llegué al ministerio fue comprobar que en algunos consumos intermedios podemos ir más allá de este porcentaje". ¿No es más una cuestión de imagen que de eficacia?, pregunto. "No me preocupa la imagen", replica. "Me preocupa tener un ministerio eficaz. La filosofía de este Gobierno es que no es aceptable que siempre sean los mismos quienes pagan la crisis. El Estado tiene que dar ejemplo. Yo voy a dar ejemplo, y el Ministerio de Economía dará ejemplo de gran rigor y de sacrificio. Vamos a demostrar en poco tiempo que la falta de rigor acabó".
Hablemos, pues, de las medidas adoptadas hasta ahora. Santos Pereira no entra al trapo. "Quiero mantener el suspense, pero ya hemos cortado mucho el gasto. Queremos recolocar a la gente. Nuestro Gabinete tiene menos asesores y adjuntos que el Gobierno anterior, a pesar de tener un ministerio bastante grande. Nuestra filosofía es contratar personas altamente eficientes y competentes, y reducir gastos. Le doy un ejemplo: tengo un secretario de Estado que pierde 100.000 euros al año, y está trabajando conmigo. Está aquí porque cree en este proyecto".
En una de las paredes del amplio despacho del ministro está colgado un calendario detallado, semana a semana, de las medidas que el Gobierno tiene que aplicar en cumplimiento del programa de ajuste pactado con los prestamistas internacionales. Junto a cada medida hay un adhesivo rojo o verde. La revisión de todos los grandes proyectos de obras públicas puede significar la pérdida de fondos comunitarios y abrir contenciosos con Gobiernos y empresas. Es el caso del tren de alta velocidad entre Madrid y Lisboa, al que Portugal se comprometió en las dos últimas cumbres bilaterales con España. ¿No es irresponsable anunciar la suspensión? "Lo irresponsable es hacer un proyecto con premisas totalmente fuera de la realidad. Eso es no tener respeto por el dinero de los contribuyentes. En este momento lo suspendemos para reevaluarlo, y así se lo he dicho al ministro Blanco".
Pero, ¿cree el ministro que es necesario un AVE entre Lisboa y Madrid? "Creo que es muy importante que Portugal y España se empeñen en un proyecto que es fundamental para los dos países, y que es la construcción de una línea de mercancías transfronteriza hacia Europa de ancho mixto". Le comento que el Gobierno español es un gran defensor de la alta velocidad, "está bien", dice escuetamente Santos Pereira, "mi posición también es muy clara. Soy un defensor de una línea de mercancías que haga nuestras exportaciones más competitivas".
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