El crédito nuevo de bancos y cajas a los hogares cae el 95%
- Las entidades alegan que sólo deben prestar a quien pueda devolver el dinero - El Banco de España cree que el acumulado crecerá menos que el PIB nominal
Ya tenemos una cabeza de turco: la banca es culpable de que no haya crédito. La clase política, la sindical y los empresarios, tienen su bestia negra y no parecen dispuestos a soltar la pieza. Sobre todo desde que ha tomado prestado casi 10.000 millones de euros del Estado en las dos subastas de activos. El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, sí ha aclarado que "es populista" culpar a los bancos de esta situación "porque su trabajo es prestar a clientes solventes. Si mejora la economía, seguro que la banca eleva el crédito".
Sin embargo, la sensación general en la sociedad es que el grifo financiero se ha cortado. ¿Por qué? La razón es que el ritmo de crecimiento del crédito ha descendido dramáticamente. Si se compara el tercer trimestre de 2008 con el mismo periodo de 2007, la caída del préstamo a los hogares es del 95%. Entre julio, agosto y septiembre de 2007 el préstamo nuevo ascendió a 16.519 millones. Un año después, se concedieron 841 millones, un 95% menos. En la financiación a las empresas, el descenso ha sido más suave. La diferencia entre uno y otro trimestre ha sido del 58%.
La economía española necesita 100.000 millones anuales del exterior
Si lo que se compara son los 12 últimos meses, también las caídas son significativas, aunque un poco más moderadas. Así, el descenso del crédito a los hogares es del 50,4% mientras que en las empresas, los préstamos se han reducido un 47,5%.
Según Isidoro Tapia, consultor de Solchaga Recio & Asociados, "el brusquísimo ajuste de las concesiones de nuevo crédito no es exclusivo de España. Si se miran las series del Banco Central Europeo, se comprueba que ocurre algo similar en la zona euro". En su opinión, las primeras señales de brusca ralentización del crédito "se remontan a principios de 2007, lo que sugiere que la contracción crediticia es más causa que consecuencia de la desaceleración económica". Este analista, al igual que otros consultados, creen que la caída del crédito ha frenado la transformación y modernización de algunas empresas. Sin embargo, en el caso de los hogares, la situación es a la inversa: la opinión generalizada es que la falta de demanda ha sido la causa de la caída del crédito.
Sin embargo, tanto las cajas de ahorros como los bancos sostienen que "no se ha cerrado el grifo del crédito". En su defensa recuerdan que, hasta octubre, el stock de crédito acumulado superaba el billón de euros con un crecimiento del 7,6% respecto de los 10 primeros meses del año pasado, una afirmación basada en los datos del Banco de España. Teniendo en cuenta que la economía ha decrecido un 0,2%, "el crédito se incrementa muy por encima del PIB, por lo que no se nos puede acusar de que hemos dejado de prestar", afirma Pedro Pablo Villasante, secretario general de la Asociación Española de Banca (AEB).
Fuentes de la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA), comentan que la caída del crédito nuevo se debe a la menor demanda. La CECA considera que los clientes se frenan a la hora de pedir préstamos por cuatro razones: esperan una nueva bajada de tipos; confían en el abaratamiento de los pisos; por el crecimiento del ahorro que provoca un freno en el gasto y porque el crédito se ha encarecido.
La patronal de entidades de ahorro afirma, al igual que los bancos, que la obligación de las entidades es prestar a quien ellos consideren que puede devolver el dinero. "Nuestra obligación, como nos recuerda el Banco de España, es cumplir con las exigencias de control de riesgos y eso es lo que se hace".
El director del Servicio de Estudios del Banco de España, José Luis Malo de Molina, les ha dado la razón. Malo de Molina considera que el ritmo de concesión de créditos crecerá por debajo del PIB nominal (que puede estar entre el 0,5% y el 1% en 2009), aunque no lo detalló. "Pese al ajuste, actualmente el crédito aún es superior al ritmo de crecimiento económico, algo que cambiará", señaló Malo de Molina, quien tranquilizó al asegurar que este hecho es "normal en una fase de cambio de ciclo y contención del crédito". El director del Servicio de Estudios del Banco de España constató también que el ajuste de la economía española se ha "complicado enormemente" con la coincidencia con la crisis financiera e internacional.
La presión social sobre la banca ha crecido desde que han recibido casi 10.000 millones en las dos subastas del Gobierno. Los empresarios (y los más altos cargos del PSOE) sostienen que, "en paralelo a las ayudas, deberían someterse a un control para comprobar que trasladan el dinero a empresas y particulares. No se puede permitir que se lo queden en sus balances para los vencimientos".
Desde la patronal bancaria y la de las cajas se niega la mayor. Primero, no son ayudas sino financiación a precio de mercado "porque pagamos intereses por el dinero que recibimos". En segundo lugar, recuerdan que "si hay vencimientos es porque hace años, la banca concedió préstamos a los ciudadanos. No se puede pensar que esos vencimientos proceden de inversiones extrañas, sólo son los créditos de hace cinco años que ahora vencen".
Este sector señala que España necesitaba 100.000 millones anuales de crédito externo. La banca lo pedía, principalmente a alemanes y franceses, y ahora hay que devolverlo. Gracias a este crédito se ha financiado la burbuja inmobiliaria, es decir, a promotores, constructores y familias. "Si una entidad no cumple el pago de una deuda internacional, quedaría expulsada de los circuitos. Atender a los vencimientos es clave para cualquier caja o banco", recuerda un experto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.