El consejo de Repsol blinda su tecnología frente a Pemex
El nuevo reglamento de la petrolera pone serias trabas a la "transferencia de tecnología" de la española a la mexicana, que está interesada en ella
El consejo de Repsol no solo cerró filas en su reunión de este miércoles con el presidente de la compañía, Antonio Brufau, frente a Sacyr y Pemex y preparó el camino para la expulsión de los representantes de ambas del órgano de administración. Además, el consejo aprobó un cambio del reglamento que blinda la "transferencia de tecnología" de la española a la mexicana. El acceso a la tecnología de Repsol era uno de los "beneficios concretos" que la compañía estatal mexicana esperaba "capturar" con el aumento de su participación y su alianza con la constructora española.
Según la nueva redacción del reglamento del Consejo, se someten a estrictos requisitos las operaciones que la sociedad realice, directa o indirectamente, con consejeros, con accionistas significativos representados en el Consejo o con personas a ellos vinculadas.
En particular, las operaciones vinculadas que tengan por objeto activos estratégicos de la sociedad, que impliquen transferencia de tecnología relevante, o que se dirijan a establecer mecanismos de colaboración o alianzas estratégicas solo podrán ser realizadas si satisfacen una serie de condiciones.
Ante una operación de ese tipo, Repsol deberá, en primer lugar, recabar un informe de un experto independiente de reconocido prestigio internacional sobre la razonabilidad y la adaptación a las condiciones de mercado de los términos de la operación vinculada. A continuación, la Comisión de Nombramientos y Retribuciones tendrá que emitir un informe valorando si "la transacción resulta justa y eficiente desde el punto de vista del interés de la sociedad".
No bastará con eso. La Junta General tendrá que autorizar expresamente la operación vinculada con el voto favorable de la mayoría del capital social desinteresado, es decir, el capital presente y representado en la Junta descontadas las acciones vinculadas al Consejero o accionista implicado en la transacción. Así, si se trata de la transferencia de tecnología de Repsol a Pemex, los votos de la mexicana no contarían, y es posible que tampoco los de Sacyr, en la medida en que hay un acuerdo de sindicación de las acciones entre ambos.
En el caso de que hubiera mayoría de la junta contando con los votos de Sacyr y Pemex, pero no la hubiera entre el resto de los accionistas y el informe de la Comisión de Nombramientos y Retribuciones hubiese sido desfavorable a la autorización, "el Consejo deberá someter a los tribunales la compatibilidad de dicho acuerdo de la Junta con el interés social", dice su nuevo Reglamento.
Para otras operaciones vinculadas de menor calado, únicamente hará falta la autorización del Consejo de Administración, previo informe de la Comisión de Nombramientos y Retribuciones. Y ni siquiera será necesaria esa autorización cuando las operaciones se realicen en virtud de contratos cuyas condiciones estén estandarizadas y se hagan a precios o tarifas establecidas con carácter general o en condiciones habituales de mercado, semejantes a las aplicadas en relaciones comerciales mantenidas con clientes de similares características, siempre y cuando su cuantía no supere el 1% de los ingresos anuales de la sociedad.
Tampoco será necesaria la autorización del Consejo en el caso de operaciones que, perteneciendo al giro o tráfico ordinario de la Compañía, se efectúen en condiciones normales de mercado y sean de escasa relevancia.
El acceso a la tecnología de Repsol, sobre todo para la búsqueda de petróleo en aguas profundas, era uno de los "beneficios concretos" que Pemex esperaba "capturar" a través de operaciones vinculadas. Esta era también una de las justificaciones que daba Pemex para aumentar su participación en Repsol y aliarse con Sacyr de modo que pudiera ejercer una influencia significativa en la compañía.
En la parte tecnológica, Pemex se ha fijado, sobre todo, en dos proyectos científicos de Repsol: Caleidoscopio y Sherloxk. El Caleidoscopio, creado hace cuatro años, procesa imágenes para elaborar un mapa del subsuelo que facilita el hallazgo de petróleo. El programa, 15 veces más rápido que otras alternativas desarrolladas, ha sido desarrollado en colaboración con la Universidad de Stanford, IBM y el centro de Supercomputadora de Barcelona. Por su parte, el programa Sherlock es un proyecto multidisciplinar de geología, geoquímica y química analítica de alta resolución. El objetivo es disminuir los riesgos que conlleva la actividad de perforación.
Por otra parte, la socia de Repsol, la argentina YPF, ha pedido a Pemex que abandone su alianza con Sacyr, según ha comunicado la mayor petrolera del país sudamericano al regulador de Argentina.
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