El caos aéreo añade más lastre a la recuperación europea
Los expertos reconocen que la paralización de la aviación y su impacto en sectores como el turismo pueden recortar en una décima el crecimiento económico previsto
Si el mal tiempo que azotó Europa durante el primer trimestre del año, especialmente a Alemania, ha dejado en el aire la posibilidad de que la UE haya vuelto a la senda del crecimiento económico al cierre del pasado marzo, el cuarto trimestre no empieza muy bien para la recuperación económica por culpa de otro fenómeno de la naturaleza que escapa al control del ser humano: las cenizas del volcán islandés que han obligado a cerrar cientos de aeropuertos dejando en tierra a millones de pasajeros y toneladas de mercancías. La cuestión es determinar el cuánto. Así, aunque aún es pronto para sacar conclusiones, que dependerán del tiempo que se prolongue la situación, lo que ya está claro es que "positivo no es" y que su impacto en el conjunto de la economía podría traducirse, en casos extremos, en un recorte de una décima sobre el ya de por sí débil crecimiento previsto.
El banco RBS prevé unas pérdidas de 1.500 millones de euros por los dos millones de personas que no pueden volver a sus trabajos
Una décima parece no ser mucho, pero lo determinante es que en estos momentos, en los que la economía europea pugna por consolidar la recuperación, podría ser la barrera "que separe el crecimiento de la recesión", afirma David Cano desde Analistas Financieros Internacionales. El Producto Interior Bruto de la UE se estancó en el cuarto trimestre del año, y hay dudas sobre si volverá a terreno positivo en el primer trimestre por el impacto de las malas condiciones meteorológicas en sus principales potencias, como Alemania. Además, las previsiones para el conjunto del año son más bien exiguas, con un avance del 0,5%, por lo que un movimiento para arriba o para abajo de una décima cobra su relevancia, matiza el experto.
"La paralización del sector aéreo, aunque a su vez es positivo para otros medios de transporte, tiene efectos sobre el PIB. Un día con toda la economía paralizada equivale a tres décimas menos al año, por lo que seguro que la crisis aérea tendrá efecto en el conjunto", explica David Cano, que se atreve a dar una cifra del impacto: un 0,1% a la baja. Aunque insiste en que es una aproximación y que habrá que esperar para que se confirme. Para José Carlos Díez, de Intermoney, este extremo de que la crisis se traduzca en un recorte de una décima solo tendría lugar en un "caso extremo". De momento, argumenta, el hecho de que el cierre del espacio aéreo esté afectando mayoritariamente a viajeros hace pensar en un "impacto mínimo, casi ridículo".
Pendientes del tiempo
Estas opiniones son compartidas por los analistas internacionales, como Daniel Gros, del Centro de Estudios Europeos de Bruselas, o Eric Chaney, economista jefe de Axa, quien en declaraciones al Wall Street Journal recuerda el papel de potencia exportadora de Europa y el hecho de que el comercio internacional está en la base de la recuperación económica. No obstante, los analistas también coinciden en señalar que el transporte por avión de mercancías apenas llega al 1% del total y que, salvo que se prolongue durante semanas o meses, su efecto lastre para la economía será mínimo. "Si la situación se alarga, podría suponer un serio perjuicio para la actividad económica en Europa", ha reconocido a Reuters el comisario europeo de Comercio, Karel De Gucht. No obstante, más que su calado en el PIB de la UE, lo que más le preocupa, ha añadido, es que "el volcán no tiene temporizador". Sobre la cuestión del tiempo, la gestora de fondos británica Schroders calcula que, en el caso de Reino Unido, la situación debería prolongarse entre 10 y 16 días para llegar a ese impacto del 0,1% en el PIB.
Según un informe del Royal Bank of Scotland (RBS), las pérdidas derivadas del descenso de la productividad ascenderán a 1.500 millones de euros en todo el mundo, algo "insignificante" para la economía internacional. La entidad escocesa llega a esta cifra a partir del número de personas atrapadas en los aeropuertos -dos millones de los siete millones de viajeros afectados, según sus cálculos- y que no podrán volver a sus puestos de trabajo, con la consecuente pérdida de productividad que esto conllevaría.
Los sectores económicos más afectados por el caos aéreo en Europa y que implican un parón en su producción son, además de las propias aerolíneas, las empresas turísticas, que se han visto obligadas a cancelar miles de reservas y alojar a otros tantos viajeros que no pueden regresar a sus hogares, o las exportadoras e importadoras de flores y productos perecederos de alta gama, y la distribución de algunas frutas, verduras y pescados. La crisis también está impidiendo los viajes de negocios, con la imposibilidad que ello conlleva para cerrar determinadas operaciones financieras, y limita el normal desarrollo de algunas industrias que dependen del avión para recibir mercancías, como la telefonía móvil o el sector farmacéutico.
Los fletes marítimos se encarecen
Por el lado contrario, las empresas de transporte de mercancías por barco han visto cómo han aumentado los costes de los fletes marítimos, y los taxistas y empresas de alquiler están haciendo su agosto. Lo que en cualquier caso no llega a enjugar las pérdidas originadas por el cierre de aeropuertos. Para las aerolíneas, el hecho de no volar también supondrá un ahorro de combustible, aunque el reciente encarecimiento del queroseno en un 6,5% en el último mes deja este recorte en papel mojado. Tampoco el hecho de que los miles de viajeros tirados en aeropuertos vayan a seguir consumiendo puede suponer un alivio, ya que en su mayoría están siendo atendidos por las aerolíneas o las Administraciones.
Y de ahí pasamos a otra de las incógnitas que está detrás la crisis: ¿Quién pagará la factura de lo que está sucediendo? Sólo las pérdidas de ingresos por el bloqueo de buena parte del espacio aéreo europeo equivalen a dejar de ingresar más de 200 millones de dólares (150 millones de euros) diarios para el sector en una primera y "conservadora" estimación de la IATA. A lo que hay que sumar los costes de los desvíos de aviones y de la atención a los pasajeros. Pero no hay seguro que pague la cuenta, ya que es raro que las pólizas que contratan las compañías incluyan los riesgos por cancelaciones, y menos por sucesos como una erupción volcánica.
Por este motivo, la Comisión Europea, que ha establecido un grupo de asesores para calibrar el impacto económico de lo sucedido, va a permitir que los Gobiernos salgan en apoyo de sus respectivas aerolíneas, tal y como ocurrió tras la crisis del 11-S, cuando, entre otras medidas, se flexibilizaron los permisos de vuelo (slots) y se aceptó que los Estados indemnizasen a las compañías por el cierre del tráfico aéreo. Por tanto, estas eventuales nuevas ayudas de emergencia, que deberán ser soportadas por unas finanzas públicas deterioradas por la crisis financiera, se traducirán en que serán los contribuyentes, una vez más, quienes puedan acabar pagando los platos rotos.
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