"La austeridad es imprescindible, pero tiene que haber más medidas"
Conversación del ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, con el director de EL PAÍS, Javier Moreno, en el foro Invertir en el Perú
El ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, mantuvo ayer una conversación en público con el director de EL PAÍS, Javier Moreno, en el foro Invertir en el Perú. Horas más tarde viajó a Davos para participar en la reunión de líderes internacionales que se celebra en Suiza.
Pregunta. En su día se señaló a Turquía como el enfermo de Europa, y da la sensación de que en Davos se dirá que el enfermo del continente es hoy la propia Europa. ¿Qué hay que hacer y, sobre todo, qué no hay que hacer con el euro?
Respuesta. El euro es la principal historia de integración económica, financiera y política. Como dijo Sarkozy, el euro es Europa. Sigue siendo una prioridad política fundamental. Pero la crisis ha puesto de manifiesto que tenemos problemas importantes de gobernanza económica. Sorprende que la crisis de un país como Grecia haya cuestionado los fundamentos de algo tan importante. Europa, aunque siempre con cierto retraso, está reaccionando. Tenemos que mejorar el entramado institucional del euro. No avanzamos lo suficiente en la unión de políticas económicas. Nos hizo daño que los países de referencia, Francia y Alemania, incumplieran el pacto de estabilidad en 2003. Si ellos no lo cumplían, ¿cómo se van a imponer las reglas a los demás? Pero hemos aprendido de todo ello.
"Hoy a nadie se le pasa por la cabeza que el euro se vaya a romper"
"Vemos inversores en las subastas del Tesoro que habían desaparecido"
P. Frente al marasmo del euro, el gran argumento de muchos responsables europeos es: "Esto va a salir bien porque los costes de que saliera mal son catastróficos". Como argumento intelectual ofrece poca esperanza. ¿Qué se puede acordar en la reunión del próximo lunes?
R. El del mal menor es un mal argumento. A nadie se le pasa por la cabeza una ruptura del euro. Los costes serían tremendos. Es un escenario que no se considera. Pero hay que ser conscientes de nuestros errores. Europa es mucho mejor previniendo que corrigiendo problemas. Todas las decisiones que estamos tomando tratan de prevenir los desequilibrios de los últimos años. A principios de la década pasada, el país enfermo era Alemania. Pero hicieron reformas que les han permitido ser extremadamente competitivos. Ahora los enfermos del club son otros.
P. ¿Son otros o somos otros?
R. La preocupación está centrada en los tres países rescatados, pero también hay un foco de atención sobre Italia y España. El día 30 habrá avances importantes. Vamos a establecer controles contra los desequilibrios presupuestarios. Y también avanzaremos en la coordinación de las políticas económicas, más allá de la fiscal. Pero en Europa tenemos una recesión suave y las prioridades empiezan a girar hacia políticas que fomenten el crecimiento.
P. Usted ha dicho que va a ser más riguroso en las políticas de ajuste que el Gobierno socialista, lo que supone infligir más daño a los ciudadanos. ¿No plantea eso un problema político?
R. La austeridad presupuestaria no es una opción. Todos tenemos que avanzar hacia allí. Países como España o Italia, con problemas de financiación, no tienen otra opción. Pero el ajuste se tiene que hacer a un ritmo adecuado. El Gobierno ya tomó medidas dolorosas el pasado 30 de diciembre, y también aprobará mañana [por hoy] la ley de estabilidad presupuestaria, que establecerá controles a las comunidades autónomas. No vamos a dejar que ninguna caiga, pero les exigiremos esfuerzos. Aquí hay un cambio de matiz respecto al Gobierno anterior, que decía ser responsable solo de las cuentas de la Administración central. Eso es algo que fuera no se entendía muy bien. Vas al Ecofin o al Eurogrupo y te piden ser responsable del conjunto de cuentas del sector público. Pero además del ajuste fiscal, también hay que centrarse en las reformas económicas, que es donde se va a poner más énfasis el día 30. La austeridad es indispensable, pero tiene que ir acompañada de otras medidas para salir de la crisis.
P. ¿Qué margen hay y de dónde se podrían sacar recursos para crecer?
R. El debate sobre los estímulos lleva a un equívoco. España llevó a cabo entre 2007 y 2010 el mayor estímulo fiscal conocido en muchísimo tiempo. Estábamos en un superávit del 2% y pasamos a un déficit del 11%. Pese a ello, nuestra tasa de paro fue del 8% al 20%. Se identifica estímulo con mayor gasto público, y eso ya no funciona así. La contracción fiscal tiene aspectos negativos, pero genera confianza, sobre todo si hay problemas financieros. Este verano, el único comprador de deuda pública española era el BCE. Ahora, se empiezan a ver en las subastas del Tesoro inversores que habían desaparecido. Cuando hablamos de crecimiento nos referimos a las reformas de la negociación colectiva; a simplificar los contratos; incentivar la búsqueda de empleo... Ahí tenemos una oportunidad muy grande que hay que aprovechar. Partimos de una plataforma adecuada: el acuerdo de los agentes sociales para una moderación salarial. Y la otra gran reforma es la bancaria. Necesitamos un sistema financiero que dé crédito, lo que requiere transparencia, saneamiento de activos dañados, una nueva ronda de consolidación y mucho mejor gobierno corporativo.
"Perú es una apuesta segura"
Durante su conversación con Luis de Guindos, Javier Moreno contrapuso los problemas de Europa con las grandes perspectivas de crecimiento de las economías más estables de Latinoamérica: no solo Perú, sino también Chile, Brasil...
Pregunta. ¿No le resultaría más fácil ser ministro de Economía de Perú que de España?
Respuesta. Latinoamérica destaca en el contexto internacional por su buena evolución. Esta es la primera crisis internacional desde el final de la II Guerra Mundial en la que los países emergentes sufren menos que los desarrollados. Los emergentes actúan como un elemento seguro, a diferencia de lo que ocurre con otros países desarrollados. Esto también tiene un aspecto positivo para España, porque nuestras empresas tienen una presencia muy destacada en Latinoamérica, que recogen esa especie de dividendo del crecimiento. El caso de Perú es como para felicitarles: un crecimiento elevado y equilibrio macroeconómico, tanto de finanzas públicas como de inflación. Su ministro de Economía me comentaba ayer que habían hecho una exitosa colocación de bonos a un periodo muy largo, lo que resalta la confianza de los inversores internacionales. Para España esto es muy importante. Somos los primeros inversores en Perú, tenemos un 25% del stock de inversión extranjera. Más allá de la sana envidia, Perú es una apuesta segura.
P. Los Gobiernos latinoamericanos han cumplido con sus compromisos estos años y las empresas españolas han hecho también su trabajo. ¿Qué puede aportar el Gobierno español a ese puzle?
R. Tenemos una balanza comercial favorable al Perú, pero las relaciones de los dos países tienen que venir más de las inversiones que del comercio. La mayoría de nuestros bancos, telefónicas y energéticas están implantadas allí. Pero no solo se instalan las grandes empresas, sino que el segundo salto cualitativo es que las pymes también estén presentes en esos mercados. Las grandes empresas españolas son muy competitivas, los problemas de competitividad se observan en un estrato inferior, en las pymes. Ahí es donde hace falta el esfuerzo de promoción comercial.
P. El expresidente de Brasil Lula dijo que hasta ahora América Latina ha recibido inversión, pero que ahora están en situación de venir para invertir en Europa. De devolver el esfuerzo. ¿Ve factible que grupos latinoamericanos potentes vengan a España?
R. Perfectamente. España es una economía abierta y más a los países amigos. Creo que se va a producir. La evolución del comercio tiene viajes de ida y de vuelta. España tiene la gran ventaja de ser la plataforma de esas inversiones para Europa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.