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La crisis del euro

Los apuros de la banca para refinanciar deuda llevan al límite el apoyo del BCE

Las emisiones de las entidades europeas en el tercer trimestre se quedaron a 27.000 millones de cubrir los vencimientos, según el Banco de Basilea

Alejandro Bolaños

Nunca antes el Banco Central Europeo (BCE) había ofrecido préstamos a tres años a los bancos de la zona euro. Nunca antes les había permitido presentar como garantía de la operación casi cualquier activo, más o menos solvente, que tengan en su balance. Lo que brindó el pasado jueves el presidente del BCE, Mario Draghi, al sector financiero es una borrachera de liquidez. Toda la cautela que demuestra el supervisor del euro en la compra de deuda pública se vuelve osadía para sortear la ley seca que rige en los mercados de los que solía nutrirse la banca para financiarse.

El informe trimestral que publica hoy el Banco de Pagos Internacionales -entidad con sede en Basilea (Suiza) que coordina a los principales bancos centrales del mundo-, pone cifras la travesía del desierto por la que pasan muchas entidades que tratan de conseguir financiación en los mercados. En el tercer trimestre, las emisiones de títulos de deuda del conjunto de la banca europea (una de las principales vías de financiación a largo plazo) no bastaron para cubrir los vencimientos de deuda en ese mismo periodo. Hubo un desfase global de 27.000 millones de euros y pocas opciones para afrontarlo, más allá de recurrir a las líneas de liquidez del BCE o de restringir al máximo la concesión de nuevos créditos.

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Solo en el segundo trimestre de 2010, cuando el primer rescate a Grecia era inminente, hubo un desfase mayor en la refinanciación de la banca europea. Es un síntoma claro de la íntima conexión entre la crisis de deuda pública y la brutal desconfianza en el sector financiero, atiborrado de títulos emitidos por los Gobiernos, ahora tan cuestionados como los activos tóxicos o, en el caso español, los créditos al sector inmobiliario. Como es muy significativo que solo la banca de Alemania y, en mucha menor medida, de Holanda y Austria (tres países con la máxima calificación crediticia para su deuda pública, la célebre triple A) lograron colocar suficientes títulos de deuda entre los inversores para cubrir los vencimientos.

La situación es aún más crítica porque la financiación a corto plazo apenas es una alternativa. Según las cuentas del Banco de Basilea, los fondos monetarios estadounidenses (una fuente de recursos habitual para los grandes bancos franceses, suizos o alemanes) "continúan retirándose" de todo lo que huela a Europa, con un descenso acumulado del 42% de la inversión en entidades europeas desde mayo. La última intervención conjunta de la Reserva Federal y el BCE se enfocó, precisamente, a la financiación en dólares. Este mismo miércoles, la banca de la zona euro solicitó 50.000 millones de dólares en préstamos a tres meses, tras haber rebajado los bancos centrales el coste del crédito. En el mercado, la prima de la conversión de euros en dólares ha alcanzado su nivel más elevado desde la quiebra de Lehman Brothers, en septiembre de 2008.

El cortocircuito se extiende al préstamo a corto plazo entre los propios bancos. La resistencia del euríbor (el tipo al que se prestan las entidades financieras a 12 meses) es otro indicio. Si en apenas dos meses, Draghi ha bajado del 1,5% al 1% el tipo de referencia, el descenso en el euríbor es poco más que testimonial: del 2,1% que alcanzó este verano, al 2% que marca ahora.

A todo esto se suma un elemento de incertidumbre añadido: en 2009, la Comisión Europea permitió a los Gobiernos avalar las emisiones de deuda de la banca. Y buena parte de esas emisiones empiezan a vencer en 2012. Según los cálculos del Banco de Basilea, equivalen al 13% de los 1,5 billones de euros en vencimientos que aguardan a los bancos de la zona euro en los próximos tres años. Bruselas ha prorrogado las ayudas (la banca española puede emitir aún hasta 70.000 millones con aval), pero el problema es que, ahora, la garantía de algunos Estados (como España) es mucho menos valorada en los mercados que dos años atrás.

El BCE ha forzado al máximo su capacidad de préstamo a la banca (la primera subasta a tres años, sin límite, tendrá lugar el próximo 20 de diciembre) para evitar un desplome de la financiación a largo plazo, que es la que sostiene "el crédito a las familias y a las empresas", como recordó Draghi, quien también mencionó la dificultad añadida de refinanciar las operaciones que contaron con aval estatal.

El propio Banco de Basilea reconoce que las anteriores medidas de apoyo a la liquidez adoptadas por el BCE (préstamos a un año con garantías más exigentes) solo sirvieron para "comprar tiempo", no para afrontar "los retos que plantea la financiación a medio plazo" a las entidades europeas, más aún cuando se les acaba de elevar las exigencias de capital.

El coordinador de bancos centrales advierte de que, además de elevar el riesgo de recesión, la sequía de crédito en la zona euro deja en una situación muy delicada a algunas economías emergentes, sobre todo en Europa del Este. Entre agosto y septiembre, los inversores de la zona euro repatriaron 85.000 millones de euros con la venta de activos en el exterior.

Draghi, en un congreso bancario en Alemania, en noviembre.
Draghi, en un congreso bancario en Alemania, en noviembre.D. ROLAND (AFP)

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