La UE y el FMI negocian para cerrar la ayuda a Grecia este fin de semana
Alemania cree que el rescate puede alcanzar hasta 135.000 millones de euros
La UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) aceleran las gestiones para tener listo el plan de acción para salvar a Grecia este fin de semana. Los líderes europeos han multiplicado sus manifestaciones de apoyo al Gobierno de Atenas, en un intento contrarreloj de evitar que la situación se les vaya de las manos y contamine a otros países europeos. El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, se mostró ayer "totalmente confiado en alcanzar un acuerdo en los próximos días basado en un programa de ajuste ambicioso".
El informe que ultiman la Comisión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo (BCE) servirá de base para que Grecia elabore un nuevo plan de ahorro para los próximos tres años, que deberá aprobar su Parlamento los próximos 6 y 7 de mayo. Tomando como referencia ese plan se cuantificará la ayuda para todo el trienio, superior a 100.000 millones de euros, y se distribuirá entre los países del euro y el FMI. Algunos como Alemania y Holanda deberán refrendar la contribución en sus Parlamentos. La aprobación política del paquete de ayuda la efectuarán los líderes de la zona euro en torno al 10 de mayo.
La OCDE se suma a las críticas sobre la lentitud del engranaje europeo
El FMI confía en que haya acuerdo "en los próximos días"
La canciller alemana, Angela Merkel, aseguró ayer en Berlín que Alemania contribuirá con ayudas a Grecia para "consolidar el euro en su conjunto". Tras una jornada maratoniana de reuniones entre políticos alemanes y directivos de diversas instituciones financieras mundiales, la canciller se negó a especificar el importe requerido por Grecia para salir del atolladero. Se hablará de números "cuando terminen las negociaciones" entre Grecia, la UE y el FMI. La democristiana Merkel sólo quiso precisar que se impondrá un "doloroso" programa de ahorro "de tres años" para que Grecia reduzca su deuda.
Poco antes, algunos parlamentarios alemanes que se habían reunido con el director del FMI, Dominique Strauss-Kahn, habían apuntado que se baraja inyectar 120.000 millones de euros a Grecia en los próximos tres años. El ministro de Economía, el liberal Rainer Brüderle, dijo en Brasil que los griegos necesitan 135.000 millones, que serán aportados por el FMI y la UE, para evitar la suspensión de pagos hasta 2012. A Alemania le tocaría poner unos 30.000 millones.
La expectación era notable en la cancillería. Cuando Merkel se presentó por la tarde escoltada por los directivos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización Mundial del Comercio (OMC), el FMI y el Banco Mundial, la deuda española acababa de perder un peldaño en la calificación de la agencia Standard & Poor's. Strauss-Kahn dijo confiar en que las conversaciones con Grecia llegarán a buen puerto "en los próximos días".
La oposición socialdemócrata pide que los bancos alemanes participen en las ayudas. El Gobierno lo rechaza, en medio de una marea de críticas internacionales a la canciller, acusada de anteponer los intereses partidistas (por las elecciones en el Estado de Renania-Westfalia del próximo día 9) a la urgencia de la situación económica europea. La prensa sensacionalista alemana, pero también la televisión pública y otros medios solventes, han dado a la crisis griega un tratamiento patriotero que ha atizado el rechazo a ayudar a Grecia. Merkel jugó mientras pudo la carta de la inflexibilidad ante sus votantes.
Mientras, los líderes europeos intensifican sus palabras contra la falta de decisiones para evitar un contagio a otros países. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, afirmó ayer desde Tokio que la Comisión Europea, los Estados miembros y el BCE "están completamente decididos a garantizar la estabilidad de la zona euro". Barroso insistió en que no tenía "ninguna duda de que las ayudas a Grecia llegarán a tiempo". Y frente a la incertidumbre lanzada por muchos analistas, aseguró que "la reestructuración de la deuda en países de la zona euro no es una opción y no forma parte del programa en marcha".
Sin embargo, las críticas a las instituciones por la lentitud en el apoyo a Grecia son cada vez más explícitas. Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, manifestó ayer la UE debía haberse decidido "hace dos o tres meses". El líder de los socialistas en el Parlamento Europeo, Martin Schulz, recordó: "Los dirigentes han precisado semanas para acordar la ayuda a Grecia", mientras "se necesitó menos tiempo para que los Gobiernos respaldaran a sus bancos amenazados de quiebra".
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