Reino Unido estudia un nuevo impuesto para los bancos
El Gobierno británico sopesa gravar los grandes sobresueldos
El Gobierno de Reino Unido está estudiando un impuesto temporal que grave las ganancias de los bancos y que podría recaudar unos 1.000 millones de libras anuales (1.100 millones de euros), según informó ayer la cadena pública BBC y recogió Efe.
Según el director de la sección de economía de la BBC, Robert Peston, que cita fuentes ministeriales, el Tesoro británico baraja varias opciones, entre ellas un "super-impuesto" a los banqueros que reciban retribuciones de un cierto nivel. Otras ideas sobre la mesa pasan por aumentar el impuesto de la seguridad social de los empleados de bancos que paguen grandes primas, o gravar directamente las inversiones de las entidades bancarias.
El impuesto en cuestión se aplicaría durante dos o tres años y afectaría no sólo a bancos del Reino Unido, como Barclays, HSBC o Royal Bank Of Scotland (RBS), sino también a las filiales británicas de firmas extranjeras como Goldman Sachs, JP Morgan o Deutsche Bank. Un anuncio de la medida adoptada finalmente podría hacerse este miércoles, cuando el ministro de Economía, Alistair Darling, presentará un adelanto de los presupuestos generales del Estado para 2010.
La rebaja fiscal para los más ricos también puede quedar aplazada
El propio Darling dijo en una entrevista en la BBC que esta semana podría dar marcha atrás en la reducción fiscal para las familias británicas más ricas y que considerará un impuesto para las primas de los banqueros. Darling dijo, en concreto, que la reducción del impuesto de sucesiones para los más ricos ya no es una prioridad y no descarta un cargo en los bonos de los banqueros.
La tormenta financiera ha puesto contra la cuerda a los grandes bancos mundiales. Ayer, la Autoridad de Inversiones kuwaití (AIK) anunció que ha vendido su participación en el consorcio estadounidense Citigroup por 4.100 millones de dólares (2.760 millones de dólares), con una ganancia de más de 1.000 millones de dólares (673,22 millones de euros). La crisis hipotecaria obligó a Citigroup a buscar inversores dispuestos a inyectar fondos sin reclamar capacidad de gestión a cambio, entre ellos el AIK.
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