Punto muerto las negociaciones del G-20 para sofocar la guerra de divisas
Obama y Merkel se enrocan en sus divergencias sobre los desequilibrios externos
Catorce horas de negociaciones y ningún resultado apreciable. Ese es el balance que ha ofrecido el portavoz de la cumbre del G-20, que empieza hoy en Seúl , de las reuniones preliminares para atajar la espiral de devaluaciones competitivas. "No nos hemos puesto de acuerdo ni en la hora en que retomaremos la discusión", ha indicado Kim Yoon-kyung en el centro de prensa de la cumbre.
El portavoz del G-20 ha agregado que hay progresos notables en cómo reflejará el comunicado final la reforma financiera y el aumento de cuota de poder de los países emergentes en el Fondo Monetario Internacional, dos asuntos ya resueltos en las últimas semanas. Un avance que contrasta con el bloqueo sobre cómo enfriar la guerra de divisas. "De momento, no hay acuerdo sobre los tipos de cambio y los desequilibrios externos", ha sintetizado. Yoon-kyung ha adelantado que las conversaciones se retomarán en algún momento tras la cena inaugural de la cumbre, prevista para las siete de la tarde (11.00 hora española).
El bloqueo en este asunto se deja sentir en las últimas declaraciones de los líderes mundiales. La canciller alemana, Angela Merkel, ha insistido en su rechazo a la idea estadounidense de fijar topes al saldo exterior (EE UU planteó limitarlo al 4% del PIB). "Fijar límites al superávit o al déficit de la balanza de cuenta corriente no está económicamente justificado ni es políticamente apropiado", ha sentenciado en un foro empresarial. Por su parte, el presidente de EE UU, Barack Obama, tras un encuentro bilateral con el líder surcoreano, ha insistido en que la reciente inyección de liquidez de la Reserva Federal busca incentivar el crecimiento económico y no devaluar el dólar.
Es un argumento que ha encontrado pocas complicidades. Hasta el ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, mantiene en un artículo publicado hoy por el Financial Times que Estados Unidos "también persigue devaluar su moneda", una iniciativa que, en su opinión, debilita la exigencia para que China aprecie el yuan de forma significativa.
El máximo logro, hasta ahora, se limita a los compromisos de "cooperación" de cara a afrontar una reunión entre Obama y el presidente chino, Hu Jintao. El presidente estadounidense ha señalado, al comienzo del encuentro que "se están haciendo progresos" en el marco del diálogo económico, según la agencia Reuters.
34 comensales en la mesa del poder
Una tradicional campana coreana dará comienzo, a las siete de la tarde (11.00 hora española), a la cena oficial con la que arranca la quinta cumbre del G-20. La organización ha dispuesto 34 asientos en torno a una gran mesa en el Museo Nacional de Corea del Sur. Los líderes de 20 países y los máximos representantes de organismos multilaterales (Unión Europea, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, etcétera) y asociaciones regionales escucharán primero el discurso inaugural del presidente surcoreano, Lee Myung-bak, y luego un informe del director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, sobre la situación económica.
El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, se sentará entre el ministro de Exteriores de Indonesia y la primera ministra australiana, Julia Gillard, que se estrena en el G-20. También asiste por primera vez la presidenta electa brasileña, Dilma Rousseff, a la que la organización también ha reservado un sitio en la cena oficial, pese a que Brasil aún estará representado por el presidente saliente, Luiz Inacio Lula Da Silva. La organización ha querido que los líderes de China, Rusia y Alemania, los más recalcitrantes a la idea estadounidense de limitar los desequilibrios externos, se sienten juntos. En frente, Lee estará flanqueado por el presidente de EE UU, Barack Obama, y el premier británico, David Cameron, los líderes más significados en exigir a China que aprecie su moneda.
En el menú, habrá platos vegetarios y dos propuestas, de carne (con un guiso de ternera como plato principal) y pescado (mero en salsa de anchoas). De entrada, centollo de Yeongdeok con couscous. Y de postre, sorbete de mandarina y brownie de chocolate.
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