Papandreu remodela el Gobierno tras el rechazo de la oposición a integrarlo
Decenas de heridos y detenidos en la tercera huelga general del año en Grecia. -El primer ministro formará mañana un nuevo Ejecutivo del PASOK que deberá recibir un voto de confianza. -La oposición rechaza crear un Gobierno de concentración y pide elecciones
El primer ministro griego, el socialista Yorgos Papandreu, anunció ayer una remodelación del Gobierno, que dará a conocer mañana, después de que el principal partido de la oposición rechazara su oferta de integrar un Ejecutivo de unidad nacional para sacar a Grecia de la crisis. La propuesta ha coincidido con la tercera huelga general en lo que va de año. La convocatoria, con un seguimiento masivo, se ha visto como otras veces jalonada de incidentes violentos, que se han saldado con decenas de heridos y detenidos.
El detonante de la huelga fue el draconiano reajuste económico que el Gobierno griego, con la oposición de todas las fuerzas políticas -y algunos de sus correligionarios-, debe sacar adelante antes del próximo día 29, una condición impuesta por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para entregar el siguiente tramo de ayuda del rescate acordado en mayo de 2010 (12.000 millones de euros, que Atenas debería recibir en julio). La situación de Grecia, que afecta directamente a España, sigue dañando a los mercados. Las Bolsas, el euro y las deudas de países periféricos sufren por la falta de acuerdo sobre el rescate heleno. La prima de riesgo española escaló ayer de nuevo a máximos del año.
Tras entrevistarse con el presidente del país, Karolos Papulias, y una ronda de conversaciones telefónicas con los líderes de los partidos del arco parlamentario, Papandreu ha anunciado su voluntad de dimitir para facilitar la formación de un Gobierno de concertación nacional con Nueva Democracia (centro-derecha). Pero su líder, Antonis Samarás, ha contestado reiterando sus condiciones: renegociar las exigencias del rescate de la UE y el FMI y un nuevo inquilino en Megaro Maximu, la sede de la presidencia del Gobierno. La primera era una condición inasumible para Papandreu, que ha subrayado que cualquier co-Gobierno debe admitir el rescate en su forma actual. Como resumían en titulares las ediciones digitales de varios periódicos de Atenas, "Papandreu no puede gobernar y Samarás no quiere hacerlo". Tras el rechazo opositor, el primer ministro ha anunciado en un mensaje televisado que mañana dará a conocer la composición del nuevo Gobierno y que se someterá a un voto de confianza en el Parlamento.
Decenas de miles de personas -entre 20.000, según la Policía, y 200.000, para el diario Eleutherotypia- se dieron cita en el centro de Atenas, sellado por 1.500 policías. Su despliegue no logró impedir episodios de violencia por parte de un grupo de 200 encapuchados ante el Parlamento, donde los diputados se disponían a debatir el nuevo plan de austeridad para el periodo 2012-2015, que prevé ahorrar al Estado 28.000 millones de euros y recortar 150.000 de los alrededor de 700.000 empleos públicos, entre otras medidas. Los aganaktismeni (indignados) acampados en la plaza de Sintagma, escenario de los enfrentamientos, tuvieron que retirarse.
La huelga, convocada por los dos principales sindicatos (Adedy, el de funcionarios, y GSSE, el de trabajadores del sector privado), no ha logrado paralizar por completo Grecia -a diferencia de otras convocatorias, el espacio aéreo permaneció abierto-, pero sí buena parte de los servicios básicos, como el transporte urbano, los hospitales -solo se atendieron las urgencias- y los puertos.
Aunque el escenario de protestas y violencia callejera no es nuevo, ni tampoco el panorama de disenso político, sí lo es la erosión que la crisis está causando en las filas del gubernamental Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK). Tras la defección, el martes, de uno de sus diputados, el exministro de Deportes Yorgos Lianis, y el anunciado voto en contra del nuevo ajuste de otro de ellos, la cómoda mayoría absoluta de Papandreu (155 de 300 escaños) se resquebraja a medida que pasan los días. Hace unas semanas, el ex primer ministro socialista Kostas Simitis, artífice de un intento frustrado de reformar las finanzas del país, dejó caer que la única solución sería la reestructuración de la deuda.
La francesa Christine Lagarde, candidata a dirigir el FMI, subrayó la semana pasada la principal debilidad de Grecia para remontar la crisis: la falta de un pacto nacional sobre las medidas de ajuste. "Portugal está en mejores condiciones que Grecia para salir de la crisis, porque existe acuerdo entre las fuerzas políticas", dijo.
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