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La primera crisis del euro

Merkel mira más hacia Renania que a Atenas

Andreu Missé

La canciller alemana sólo precisa tiempo. El reiterado rechazo de Angela Merkel a echar una mano a Grecia para abaratarle el coste de la deuda obedece fundamentalmente a razones electorales. Renania del Norte-Westfalia, el Estado más potente del país, que genera casi un cuarto de su producto interior bruto y cuenta con 18 millones de habitantes, tiene convocadas elecciones para finales de mayo.

Para los ciudadanos de esta estratégica región industrial con ciudades como Colonia y Düsseldorf, que desde hace tiempo sólo reciben el mensaje de apretarse el cinturón, con ajustes salariales y retrasos a la edad de jubilación, resulta de difícil digestión las propuestas de ayudas a otros países que, con razón o sin ella, consideran menos dispuestos a sacrificios que ellos mismos.

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Sin embargo, para Merkel, que incluso había sugerido la expulsión de la moneda única de los incumplidores, sí existe una verdadera preocupación: la estabilidad de la zona euro. Por esta razón, quizá más que un giro ha habido un cambio de objetivos. El mensaje lanzado ayer desde el Ministerio de Economía fijaba tres condiciones para conceder la ayuda a Atenas.

En primer lugar, Grecia debería ser incapaz de obtener créditos en los mercados. Es decir, sólo se daría ayuda como último recurso y no para obtener financiación más barata, como pide Papandreu. En segundo lugar, el FMI debería contribuir también en la operación. Berlín recuerda que los países europeos son los principales contribuyentes de ese organismo. Y la tercera condición, y ahí podría estar la clave, es que los países europeos deberían negociar "unos instrumentos adicionales" para reforzar la disciplina presupuestaria con reglas más exigentes que las vigentes, y que no detectaron el descontrol fiscal en Grecia. Por tanto, ya no se trata tanto de salvar a Grecia como de atornillar al conjunto de países de la moneda única para que no se puedan repetir nuevos episodios.

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