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Merkel fuerza la dimisión de Weber en la presidencia del Bundesbank

La canciller reacciona airada ante la negativa de su candidato a sustituir a Trichet al frente del BCE - El italiano Draghi se postula como alternativa

El precipitado abandono de Axel Weber, al frente del Bundesbank, el banco central alemán, "por razones personales" y un año antes de que cumpliera su mandato, ha dado un inesperado vuelco en la carrera por la sustitución de Jean Claude Trichet al frente del Banco Central Europeo, (BCE). Hasta ahora, Axel Weber figuraba como el candidato más firme para ocupar el puesto con mayor poder efectivo de las instituciones europeas. Berlín rebusca ahora entre sus candidatos e Italia ve la oportunidad para colocar a Mario Draghi, el gobernador de su banco central.

El anuncio de que Weber se retira de la candidatura a presidir el Consejo de Gobierno del BCE ha levantado iras en Berlín. Tanto la Cancillería como el Ministerio de Hacienda recibieron la noticia como un golpe mortal a los planes gubernamentales de colocar a un alemán al frente del banco de bancos europeo. Esperaban apuntalar de esta forma la erosionada confianza de los alemanes en la moneda única.

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La frustración de este proyecto llevó a la canciller Ángela Merkel ayer a forzar la renuncia de Weber a la presidencia del Bundesbank, que ocupaba desde 2004, y que se producirá el próximo mes de abril. El pasado miércoles, cuando el rumor de que Weber no optaba al BCE empezó a filtrarse, los funcionarios del mastodóntico Ministerio de Hacienda de Wolfgang Schäuble tuvieron un fuerte sobresalto. Al momento, en los despachos se pusieron a trabajar para encontrar lo antes posible un sucesor de Weber en el Bundesbank.

Los democristianos Merkel y Schäuble contaban con Weber para presentar ante los votantes el renovado liderazgo alemán en las finanzas europeas como potencia garante de la estabilidad monetaria. El año pasado, los multimillonarios paquetes de rescate para Grecia e Irlanda causaron una fuerte preocupación entre los votantes alemanes. Muchos interpretan que los problemas de la estabilidad del euro y la crisis de deuda en los países de la periferia de la UE podrían torpedear el espectacular auge económico alemán.

Hasta el miércoles pasado, Weber había sido el candidato oficioso para el BCE de un Gobierno, el alemán, que se ufana de respetar escrupulosamente la independencia de la institución. Su inesperada renuncia da al traste con los esfuerzos soterrados para promocionar su candidatura a la sucesión de Jean-Claude Trichet.

En Berlín, la oposición empezó inmediatamente a sacarle punta a este fiasco para Merkel. Frank-Walter Steinmeier, jefe parlamentario socialdemócrata, acusaba ayer a la canciller de no haber hecho lo suficiente para llevar a Weber a las alturas de la Torre del Euro de Francfort. Se especula que este podría estar planeando una mudanza a un rascacielos cercano: la central del Deutsche Bank, el mayor banco privado del país. Weber dejará el Bundesbank el 30 de abril y la decisión sobre su sustituto se dará a conocer probablemente la próxima semana.

De todas formas, a pesar de las apariencias, la sintonía entre el halcón Weber, obsesionado con la lucha contra la inflación, y Angela Merkel, distaba mucho de ser perfecta. El jefe del Bundesbank fue muy crítico con la decisión de emergencia de comprar deuda soberana de los países con problemas, adoptada por Trichet en la madrugada del pasado 10 mayo. Decisión que, no obstante, contaba con el total apoyo de Merkel, y sin la cual difícilmente se hubiera puesto en marcha. La compra de deuda ha tenido un efecto balsámico en los mercados, especialmente en el caso de Portugal, desde que la presión acecha al país vecino y así se ha vuelto a ver esta misma semana.

Alemania, la principal economía de la Unión Europea, no ha renunciado, sin embargo, a colocar a un compatriota para llevar las riendas de la institución que gobierna la política monetaria de la zona euro. Entre los candidatos que baraja ahora Berlín para presidir el BCE, figuran Jens Weidmann, actual asesor de Merkel; Klaus Regling, presidente del Fondo Europeo para la Estabilidad Financiera y Juergen Stark, otro ortodoxo monetarista.

El contratiempo de Axel Weber ha permitido ahora a Italia recuperar las esperanzas que había depositado en Mario Draghi, gobernador del Banco de Italia y presidente del Consejo de Estabilidad Financiera (CEF). El ministro italiano de Economía, Giulio Tremonti, calificó ayer de "excelente" la candidatura de Draghi al BCE, asegurando que "será apoyada por el Gobierno italiano".

Tremonti insistió también en que "no se trataba de una cuestión nacional", sino que había que adoptar la decisión basándose en "el más alto perfil de competencia". Draghi cuenta sin embargo con el serio inconveniente de haber pasado por el banco de negocios Goldman Sachs, seriamente cuestionado por sus actividades durante la crisis financiera y del que fue vicepresidente internacional y miembro del Comité Ejecutivo.

El nombramiento del presidente del BCE se decidirá en el Consejo Europeo del próximo 24 de junio, en una votación en la que sólo participarán los 17 líderes de los países del euro, no del conjunto de la UE.

El asunto será abordado, sin embargo, en el Consejo de Economía del próximo martes donde se decidirá el sustituto de Gertrude Tumpel-Gugerell, representante de Austria, en el Consejo de Gobierno del BCE. Antes de que ocurriera el terremoto provocado por la retirada de Weber, el aspirante con más probabilidades era Peter Praet, director del Banco de Bélgica. Otros candidatos son el finlandés Erkki Liikanen y el luxemburgués Yves Mersch.

Weber llega a la reunión con Merkel, ayer en la Cancillería alemana, en Berlín.
Weber llega a la reunión con Merkel, ayer en la Cancillería alemana, en Berlín.AFP

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