Lecciones de una quiebra evitable
Un año después de la intervención de Caja Castilla La Mancha, la operación sigue abierta y con pérdidas de 550 millones
Los directivos de las cajas dicen que sus consejos de administración son los más vigilados porque se sientan miembros de todos los partidos y sindicatos, así que nadie se atreve a extralimitarse. Está claro que no siempre es así. La mejor prueba es la quiebra de Caja Castilla La Mancha (CCM), presidida por el socialista Juan Pedro Hernández Moltó, de la que se cumple un año el lunes próximo. Los inspectores del Banco de España afirmaron que en la entidad se cometieron tropelías, como no controlar el riesgo de los créditos, prestar a personas vinculadas al grupo, altísima concentración en el ladrillo, que superó el 35% de los créditos, y ausencia de un mando ejecutivo. Es decir, CCM era un barco sin capitán y sin rumbo, que navegaba por el peor de los mares, el de los afilados ladrillos que terminaron por rajar el casco y mandarlo a pique. Con una gestión profesionalizada y prudente, la entidad podría haber sobrevivido, pero ahora arrastra pérdidas de 550 millones y una morosidad del 17%.
Las cajas no están preparadas para las actuaciones rápidas que exigen las crisis
Es más barato el Fondo de Garantía que el FROB
Tras la traumática intervención, el Banco de España subastó CCM. Se interesaron Ibercaja, la BBK y Cajastur. La Caixa fue invitada al banquete, pero declinó su participación por temor a una indigestión. En noviembre pasado, Cajastur firmó su compromiso de adquisición, pero no se espera que integre hasta el verano, el 30 de junio. Esta intervención ha dejado varias lecciones:
- Una fusión lentísima. Un año después la operación todavía está en el aire. La naturaleza jurídica de las cajas y del Estado de las autonomías ha creado un complejo entramado en el que es muy difícil avanzar en la venta de una caja. Ahora todo depende que la asamblea general de CCM apruebe la integración en mayo y, en definitiva, la disolución. Cajastur -con orientación socialista- debe convencer a un belicoso PP y a los sindicatos. La moraleja es que las cajas no están preparadas para las actuaciones rápidas que exigen las crisis financieras.
- Falta de reflejos en el Banco de España. CCM arrastraba serios problemas desde 2007 y tenía inspectores dedicados en exclusiva muchos meses antes de la intervención. La crisis de CCM fue la primera bajo el mandato de Miguel Ángel Fernández Ordóñez como gobernador del Banco de España. En el mercado se cree que calculó mal los tiempos y comenzó tarde a buscarle novia.
- Nadie soporta la retirada de dinero. Tras una feroz campaña de acoso del PP manchego, en ocho días negros salieron 515 millones y en tres meses, 1.200 millones. Nadie puede sobrevivir a esta situación. El supervisor le enchufó una manguera de liquidez ilimitada, pero luego llegaron los problemas de solvencia y CCM tuvo que cerrar.
- Hubiera sido mejor una fusión con Unicaja. A toro pasado, parece que hubiera sido más sencilla una fusión con Unicaja que la intervención. La entidad andaluza bajó su petición de dinero hasta 2.500 millones, pero el supervisor sólo estaba dispuesto a ceder 1.500 millones para el rescate. Al final, se pondrán 1.300 millones para el capital y 2.475 en avales para morosidad futura.
- Es más barato el Fondo de Garantía que el FROB. El Fondo de Garantía prestará a Cajastur (y a Unicaja para rescatar CajaSur) a un tipo cercano al 3%, muy inferior al 7,75% que Bruselas ha marcado para el fondo de rescate bancario.
- Menos recorte de empleo que en una fusión. Cajastur se ha comprometido a evitar las prejubilaciones y respetar las condiciones salariales. Si finalmente hay pocos despidos, la lección será que para los trabajadores es mejor una intervención que una fusión. En CajaSur se negocia la salida de mil empleados. El problema es que a CCM le sobran unas 110 oficinas.
- Castigo a los gestores. El Banco de España ha sido firme contra los ex administradores de CCM, consciente de que debe la mala gestión debe ser castigada de forma ejemplificante. Ha propuesto una sanción de cinco años de inhabilitación para el ex presidente y el ex director general, Ildefonso Ortega, y multa de 150.000 euros para ambos. Los demás ex consejeros tendrán sanciones de 5.000 a 100.000 euros.
- Incógnitas. Se sabe que oficinas, créditos, depósitos y empleados pasarán al Banco Liberta, controlado por Cajastur. Pero todavía se desconoce si la corporación industrial, con ruinas como el aeropuerto de Ciudad Real, será una fundación o una corporación que distribuya la obra social. También se ignora si mantendrá la ficha bancaria.
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