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EE UU y Europa no se ponen de acuerdo sobre las recetas para la crisis

Solbes, en la cumbre previa al G-20, dice que España aportará 2.320 millones al FMI

Todas las expectativas levantadas por la reunión de los ministros de Finanzas y los gobernadores de los bancos centrales del G-20 quedaron en un etéreo compromiso final de acometer un "esfuerzo común y sostenido para restaurar la confianza" de los mercados. En el entorno campestre y de lujo de West Sussex, al sur de Inglaterra, los representantes financieros no lograron más pese a estar frente a la mayor crisis que afronta la economía global desde finales de la Segunda Guerra Mundial.

Al persistir las divisiones entre Europa y Estados Unidos sobre las recetas para reactivar la economía y superar la recesión, el encuentro se centró en consensuar la agenda sobre la que trabajarán los líderes de los países que representan el 80% del PIB del planeta, el próximo 2 de abril en Londres.

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Estados Unidos sigue haciendo hincapié en la necesidad de coordinar nuevos paquetes de estímulo fiscal, mientras el frente europeo, liderado por Alemania y Francia, insiste en que el esfuerzo debe centrarse en reformar las regulaciones de los mercados financieros. A tres semanas de una cumbre que calificó de "decisiva" y de la que dijo "no afectará a una parte del mundo, sino del mundo entero", el titular de Economía británico y anfitrión de la reunión de ayer, Alistair Darling, minimizó esas diferencias. "Hemos recuperado un sentido de la dirección", afirmó esgrimiendo el acuerdo unánime sobre la revisión del sistema financiero y el apoyo a una reestructuración de los organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esta institución contará con mayores recursos para ayudar a combatir la inestabilidad en los países más afectados.

Los postulados del Reino Unido están más en línea con los de Washington, que ha obtenido el importante respaldo de China y Japón. Sin embargo, el hecho de presidir el G-20, ha forzado a Londres a asumir una posición mediadora. En un intento por limar diferencias, el primer ministro Gordon Brown recibía ayer a la canciller alemana Angela Merkel, quien aprovechaba la tribuna de Downing Street para subrayar la prevención europea a la hora de inyectar más dinero en las economías nacionales. Merkel recordó que el paquete de estímulo fiscal aprobado por su gobierno para 2009 y 2010 representa el 4,2% del PIB alemán. La canciller apeló a sus resultados antes de decidir inversiones adicionales que resientan las finanzas públicas: "Los contextos estadounidense y europeo no se pueden comparar; nosotros tenemos que hacer frente a un fuerte gasto público por el aumento del pago de los subsidios de desempleo y de las pensiones".

En ese mensaje Berlín conforma un frente unido con el presidente francés, Nicolás Sarkozy. En una suerte de contrarréplica, el secretario del Tesoro estadounidense, Tim Geithner, recordaba en Horsham que las medidas de estímulo aprobadas el mes pasado por la casa Blanca, de 787.000 millones de dólares, casi doblan los fondos comprometidos por los 27 países de la Unión Europea, que apenas ha logrado forjar una respuesta común a la crisis. Darling terció en el debate insistiendo en que las decisiones sobre le gasto "corresponden a cada país". Si bien esas discrepancias presentan un obstáculo a la acción conjunta, el ministro británico recalcó que no existen divisiones insalvables porque el G-20 "ha recobrado un sentido de la dirección".

El Gobierno, satisfecho

El ministro de Economía y vicepresidente del Gobierno, Pedro Solbes, dijo estar "satisfecho por el gran grado de consenso" que detectó en la reunión preparatoria del G-20 "para lo que es habitual en estos casos". Solbes confirmó el acuerdo alcanzado para incrementar las arcas del FMI, cuyos actuales fondos de 250.000 millones de dólares se van a doblar, según la posición de la Unión Europea. EE UU quería tripicarlos. España contribuirá con una aportación de 3.000 millones de dólares (2.320 millones de euros).

"Hemos dicho que sí estamos de acuerdo, y eso también entra dentro de las condiciones de EE UU, con el apoyo al FMI y a las instituciones financieras internacionales. Y EE UU ha hecho un gran recorrido también sobre la reforma del sistema financiero para el futuro", declaró.

El primer ministro británico, Gordon Brown, y la canciller alemana, Angela Merkel, llegan juntos a una rueda de prensa en Downing Street.
El primer ministro británico, Gordon Brown, y la canciller alemana, Angela Merkel, llegan juntos a una rueda de prensa en Downing Street.REUTERS

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