Más de 700.000 pasajeros han sufrido retrasos por el conflicto en Iberia
La huelga de celo de los pilotos eleva la demora de los vuelos, según la empresa
Los pilotos de Iberia son de una pasta laboral especial. Aparentemente no les afecta que la compañía sea pública o privada, ni que se venga encima la peor crisis económica en décadas o que el sector aéreo esté en pleno proceso de ajuste con cierre de aerolíneas, suspensión de trayectos, y despidos masivos (pilotos incluidos) como en el caso de Spanair. Tienen el poder de hacer valer sus reivindicaciones al margen de cualquier coyuntura. Al menos eso piensan en Iberia y también muchos de los más de 700.000 pasajeros que han sufrido los retrasos provocados por la huelga de celo que, según la empresa, protagonizan los pilotos desde comienzos de este mes.
Una huelga que niega tajantemente el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (SEPLA), que atribuye los retrasos a la escasez de la plantilla y al cumplimiento estricto de la ley de Aviación Civil.
Si hay cancelación, la compañía está obligada a pagar compensaciones
Sea como fuere, lo cierto es que desde comienzos de diciembre y coincidiendo con la negociación del convenio colectivo, más de 700.000 pasajeros han sufrido demoras a la hora de coger un avión de Iberia, según fuentes de la empresa. En conjunto el índice de puntualidad medio ha caído cincuenta puntos, pasando del 20% al 70% los vuelos operados por pilotos de Iberia que diariamente salen con retraso, según las mismas fuentes.
En total, desde el inicio del conflicto cerca de 5.000 vuelos han sufrido demoras y más de 400 han sido cancelados, teniendo que contratarse un centenar de vuelos con otras compañías.
Sea por la huelga de celo, como dice la aerolínea, o por el exceso de celo, como dice SEPLA, lo cierto es que decenas de miles de pasajeros están casi indefensos ante los perjuicios que les causa los retrasos. La Administración, con el Ministerio de Fomento a la cabeza, se ha inhibido del conflicto.
Organizaciones de consumidores como FACUA recuerdan que en caso de cancelación, las compañías aéreas están obligadas a compensar al viajero. En cuanto a la cuantía, varía desde 250 euros en caso de vuelos de hasta 1.500 kilómetros; 400 euros para rutas de entre 1.500 y 3.000 kilómetros y todos los vuelos intracomunitarios de más de 1.500 kilómetros, y a 600 euros para vuelos de más de 3.500 kilómetros efectuados fuera de la Unión Europea.
Asimismo, los pasajeros tienen derecho a ulteriores indemnizaciones en el caso de que sufran perjuicios (económicos, laborales, etcétera) que puedan acreditar.
La situación no tiene visos de mejorar a corto plazo. Las negociaciones del convenio están bloqueadas, después de que fuera suspendida la última reunión entre dirección y sindicato el pasado día 23, ante la incomparecencia de los pilotos que alegaron no poder asistir por tener que trabajar.
La empresa alega que el SEPLA quiere incluir en la negociación materias que se escapan del ámbito laboral, como la estrategia empresarial de Iberia, ante su posible fusión con British Airlines, o un régimen disciplinario especial para los pilotos que les blinde ante posibles sanciones. Acusaciones que, obviamente, niega SEPLA.
De hecho, ambos contendientes han llevado su pugna fuera del terreno laboral. Iberia ha presentado una denuncia ante la Audiencia Nacional solicitando la entrega de las actas de dos asambleas del SEPLA para demostrar que en las mismas se aprobaron medidas para llevar a cabo la huelga de celo. La compañía ha abierto expediente informativo a 14 pilotos por llevar a cabo acciones presuntamente no reglamentarias.
Por su parte, el SEPLA ha presentado una denuncia ante la Dirección General de Aviación Civil por presuntas anomalías y falta de información sobre averías en los aviones de Iberia. A la dirección, le parece lamentable que se utilice el tema de la seguridad en un conflicto laboral, y se pregunta por qué los pilotos no han denunciado antes un asunto tan grave, y han esperado a la negociación del convenio.
Como suele ocurrir en estas ocasiones, empresa y sindicato retirarán sus denuncias cuando firmen el convenio. Y el cliente que paga a unos y a otros con su billete tendrá el pataleo y la rabia contenida como un único consuelo.
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