Un suplente en Manresa ante Gasol
Ibaka, forjado en modestos clubes españoles, es ya pieza importante en Oklahoma
Hace apenas unas semanas se sacó el permiso de conducir, empieza a hablar inglés con fluidez, ha obtenido la preciada tarjeta de la Seguridad Social en Estados Unidos y ha contratado a una señora de Tenerife para que se encargue de las tareas domésticas en su casa en Oklahoma. Serge Ibaka, nacido en Brazzaville (República del Congo) hace 20 años, se ha convertido en uno de los jugadores más espectaculares de la NBA. En el segundo partido de los playoffs, suyos fueron siete de los 17 tapones que sumó su joven y prometedor equipo, Oklahoma Thunder, rival de los Lakers de Pau Gasol.
Hace sólo un año, Ibaka no era siquiera titular en el Manresa, uno de los modestos de la Liga ACB; hace dos jugaba en L'Hospitalet, un equipo de la LEB, la Segunda División, y hace tres llegó a España tras varias peripecias. Sus padres fueron jugadores de baloncesto y él continuó la tradición pese a la dificultad de hacerlo en una ciudad sin apenas instalaciones. Su casa en Brazzaville carecía de agua corriente y electricidad. La guerra civil obligó a su familia a emigrar a la norteña Ouesso. De regreso, su madre falleció y su padre, Dèsiré, estuvo unos meses encarcelado a causa del conflicto. Con 16 años, Serge, que tiene 18 hermanos, fichó por el Avenue du Rail, el mismo club en el que jugó su padre. En un campeonato juvenil de selecciones africanas celebrado en Durban (Suráfrica), Anicet Lavodrama, ex jugador africano de la ACB y ojeador de Cleveland, se fijó en su juego y su potencial físico.
La guerra civil de Congo le obligó a dejar su casa. Luego, llegó a L'Hospitalet
"Puede anotar, machacar, hacer de todo", dice Durant, la estrella del equipo
En diciembre de 2006, la agencia de representación U1stSport ligó su pase a L'Hospitalet. Se entrometió un equipo que, tras contactar con el club de Ibaka, logró llevarlo a la pequeña ciudad francesa de Prissé. Pero el padre de Serge decidió que su hijo iba a jugar en España y allí se fue en marzo de 2007. Despuntó pronto en L'Hospitalet y luego fichó por el Manresa. "Era el mejor sitio para mí porque allí pude aprender. Trabajé duro y mis compañeros y mi entrenador me ayudaron a crecer", explica Serge, que, con los 7.000 euros percibidos por ganar el concurso de mates de la ACB en septiembre de 2008, invitó a sus compañeros a una cena.
Oklahoma ya le había echado el ojo. Fue elegido en el puesto número 24 del draft. "Nos interesó por varias cuestiones: su talla, su potencial atlético, su competitividad, su talento natural en el ataque y su excelente mentalidad", explica Rob Hennigan, director técnico de los Thunder. "Su capacidad atlética es impresionante. Trabajamos en regularizar esa enorme energía. Su potencial es infinito", cuenta el entrenador del Manresa, Jaume Ponsarnau. En Oklahoma le animaron a ser más agresivo en el interior de la pintura. En los últimos partidos de la primera fase demostró sus progresos poniendo un sensacional tapón a Tim Duncan y el otro día le puso otro a Pau Gasol.
"En cada partido aprende algo nuevo y juega cada vez con más confianza", cuenta su compañero Sefolosha. "Posee toneladas de talento y una actitud excelente. Sus errores son por inexperiencia, no por nerviosismo", añade Collison, pívot. Scott Brooks, recién nombrado mejor entrenador del año, opina: "Serge es formidable y ha batallado ya de tú a tú contra los mejores". Se le reserva para labores defensivas, pero la estrella del equipo, Kevin Durant, apunta: "No le ven en los entrenamientos. Posee un magnífico juego ofensivo y puede anotar, machacar... De todo".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.