Que siga la fiesta
El Atlético aspira a consolidarse en la cumbre ante el todopoderoso Inter de Benítez
Deslumbrado por el brillo y la jet set de Mónaco, un escenario con más glamour que fútbol, el Atlético disputará esta noche su tercera final en apenas tres meses. Una gesta mayúscula para un club que hace nada amenazaba ruina y que en menos de un año ha pasado de las turbulencias económicas y deportivas a codearse con los más guapos de la fiesta. Poco acostumbrada a las historias con final feliz, a la escuadra de Quique Flores le toca demostrar ante el todopoderoso Inter que la Liga Europa conquistada en Hamburgo y el subcampeonato de Copa en Barcelona no fueron el fruto de un día, sino los cimientos de un proyecto acorde a la historia de la institución.
"No queremos ser el equipo comparsa", proclama el técnico rojiblanco, que afronta una misión de aúpa: parar los pies de un campeón al cubo (Liga, Copa y Champions) que llega a todo gas después de remontar ante el Roma en la Supercopa de Italia el pasado fin de semana para derrotarlo por 3-1. El reto de Rafa Benítez, que hereda el grupo que alcanzó el estrellato con José Mourinho, tampoco es insignificante: reemplazar al omnipresente portugués en el imaginario colectivo lombardo. Después de seis años a toda mecha en el Liverpool, el preparador madrileño ha comenzado su nueva aventura añadiendo la Supercopa italiana a su ristra de trofeos, por más que su antecesor afirme que el mérito es solo suyo. La final de esta noche, único título que no ha catado el cuadro neroazzurro, sería el penúltimo eslabón antes del Mundialito de clubes. De conseguirlos, el Inter igualaría, con dos entrenadores y modelos distintos, el año perfecto de Pep Guardiola con el Barcelona en 2009. "Sin duda es un desafío y así me lo planteo", advierte el propio Benítez.
La misma mentalidad comparten en el Atlético, que, pese al caché del Inter, no se siente el patito feo. Tuneada la defensa con gente seria (Filipe Luis y Godín) y reforzado el centro del campo con pensadores que tratan con respeto al balón (Tiago, en la lista, pero bajo de forma, y Fran Mérida, que ha arrinconado a Simão), la teoría dice que el once ha ganado cuajo, equilibrio y estabilidad, lo que se traducirá en un mayor peligro de Agüero y Forlán, elegido el mejor futbolista de la Copa del Mundo de Sudáfrica. Con fama de diésel, de empezar al trantrán y acabar como un cohete, el uruguayo se ha propuesto quitar la razón a los especialistas y continuar con el rendimiento infinito que devolvió al Atlético y a la selección charrúa a la pelea por los grandes títulos.
"Quiero disfrutar como lo hice en el Mundial. Siempre creo en mí mismo. No imagino ningún escenario para este partido salvo el de la victoria. Estoy concentrado para hacerlo lo mejor posible", se relame El Cachabacha. "Forlán es el peligro público número uno", le piropea Sneijder, el otro favorito con Xavi para ser designado nuevo Balón de Oro, el mejor del mundo.
La gran cita de esta noche despejará muchas dudas. Entre ellas, la evolución del Kun, al que el Atlético ha retenido contra viento y marea y del que se espera la regularidad que le encumbre de una vez por todas y no algún que otro chispazo de genio. "Que no se preocupe el Barça, que esta Copa la ganamos y así mantiene su récord. Todos ganamos", dice Agüero con confianza.
Eto'o dispara la alerta
Pasan los años y el terror que genera Eto'o crece sin parar como el precio de la gasolina y el del pan. El regreso del camerunés al centro del ataque del Inter, una exigencia del delantero desde que José Mourinho le orilló en la banda y dio plenos poderes a Diego Milito, ha puesto en alerta máxima al Atlético.
"¡Espabila, De Gea, que Eto'o cuesta 50 millones y eso no nos lo gastamos nosotros ni en un año!", grita como un sargento Emilio Álvarez, el preparador de los porteros rojiblancos, que encuentra el remedio un tanto extremo al miedo que generan Eto'o y los tiros lejanos de Sneijder. "¡Vamos, valientes! ¡Cabeza! ¡No giréis el cuello!", grita a Joel y De Gea, que llevan puesta una máscara como la de los de hockey sobre hielo, mientras les lanza a la cara pelotas medicinales.
"Los técnicos cambian: Mourinho metía a Milito como referencia arriba, de primera punta, y Rafa Benítez lo está haciendo con Eto'o. Los dos son unos fuera de serie", concluye Domínguez.
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