El mito Tragacete se agiganta con su victoria en el Mundial
Ismael Tragacete ya ha conseguido el máximo laurel para agigantar su leyenda, ser campeón mundial. El título tiene carácter oficioso, entre otras cosas porque la Federación Internacional de Caza está todavía en período de gestación, pero su victoria en Villatobas (Toledo) le acredita como el mejor cazador que existe en el mundo.
Los mejores cazadores de cada país jamás se habían reunido para dirimir quién era el campeón. El moderno aspecto lúdico de la caza no tenía necesidad de reglamentaciones deportivas. Pero desde España, país que advirtió hace 25 años que de la caza podían derivarse competiciones reservadas para auténticos colosos, llegó este año la invitación a que los mejores se midieran entre sí. En otros lugares ya existían campeonatos, pero artificiales porque lo que se premiaba era el trabajo del perro en el rastreo, muestra y cobro de las piezas en granjas de repoblación.España sufre también un acoso por parte de los ecologistas radicales y se les quiera dar la batalla mostrando al mundo que la caza es una actividad que, debidamente gestionada, provoca, curiosamente, que las especies proliferen. Se pueden matar millones de piezas y la temporada siguiente, aún más, como demuestran las balances al término de cada campaña. Quiere crear la Federación Internacional de Caza y dar a conocer a todos los países la autenticidad de una pasión que ha degenerado en ojeos y monterías para recreo de los tiradores. Pero la caza no es eso, es lanzarse al campo en solitario, sin más ayuda que la del perro, para localizar, perseguir, acercarse y, finalmente, disparar sobre una pieza que se camufla, esquiva o huye del cazador a 80 kilómetros por hora, y que casi siempre tiene todas las de ganar. Si quien no va detrás de ella es Ismael Tragacete.
Tragacete, en el campo, se transforma. Supera todas las virtudes que pueda reunir un cazador, para convertirse en una alimaña, entendiendo tal término como el único ser capaz de mimetizarse en el terreno hasta formar parte de él. Tragacete aprendió de los zorros cómo acercarse a las perdices y sabe leer en cada partícula del terreno dónde ha ido la caza y por qué.
Los rivales
La sorpresa en este oficioso Mundial fue que se encontró buenos rivales. Porque los italianos son diestros cazadores (Federico Zucchini, segundo, tres perdices y dos liebres) y en Marruecos (Berraho Aziz, tercero, cuatro perdices) la perdiz no es exótica. El día, además, no era fácil para cazar por el viento. "Sólo un cazador puede valorar el matar seis perdices con viento", contaba Tragacete.El campeón también extrañó salir con sólo 25 cartuchos, limitación impuesta para demostrar que un campeonato no es una carnicería. "Estoy acostumbrado a tirar las perdices largas, pero no lo hice por temor a quedarme sin cartuchos", se excusaba por la poca diferencia que le separó de sus rivales. De algunos sólo, porque hubo otros que no contaron. Los de Irlanda, Suecia, Francia y Bélgica, por ejemplo, no consiguieron ninguna pieza. La representación de Bélgica corrió a cargo de la señora Pinon, experta cazadora de patos desde embarcación en su país, que se presentó con tacones y silla. A las dos horas rogó que un coche la trasladara al punto de llegada.
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