Más fútbol que ruido
El juego de la Cataluña de Cruyff supera al de Argentina, pero no llena el Camp Nou
Las gradas del Camp Nou presentaron cierto aspecto desnutrido por la falta de aficionados, por más que la llamada fuera notoria. No faltaron las habituales pancartas de Catalonia is not Spain o Independencia países catalanes, pero el estadio perdió varios tonos de voz, a media entrada como estaba. El juego sobre el césped, sin embargo, resultó de lo más sugerente con dos equipos intensos, de buen toque y mejor presencia. Lejos de los cánones que definen una pachanga. Era un partido cargado de tintes futbolísticos y se lo llevó Cataluña, que desarticuló a Argentina con el balón entre los pies.
Enmarcado en el Trofeo Cataluña Internacional, restándole así carácter amistoso, el duelo tuvo una presentación espectacular a pie de césped con actuaciones circenses y musicales. La mayor ovación, en cualquier caso, se la llevaron Oleguer, por su perfil independentista, y Johan Cruyff, que se sentó en el banquillo del Camp Nou tras 13 años inactivo, desde que dirigió al dream team coronado con la Copa de Europa de 1992. Si en un banquillo estaba el líder de la Naranja Mecánica, en el otro debería haberse sentado Diego Armando Maradona, para muchos el mejor futbolista de la historia. Pero El Pelusa se quedó en las gradas, sancionado por la FIFA tras insultar a los medios en la fase de clasificación para el Mundial. Su presencia, sin embargo, supuso 200.000 euros para la AFA, tal y como se acordó con la federación catalana. El mismo dinero habría percibido si Messi hubiese jugado. Pero el tobillo del jugador está hinchado y el parte médico del Barça desaconsejó su presencia. Una decisión ruinosa en lo económico y quizá ácida para una parte de la afición argentina, que le considera catalán y le reprocha que no exhiba el mismo nivel como albiceleste que como azulgrana. Messi ni se calzó las botas. Pero Argentina jugó con lo mejor que tenía: Demichelis en el eje de la zaga, Gago como organizador y Di María, Higuaín y Lavezzi arriba.
CATALUÑA 4 - ARGENTINA 2
Cataluña: Víctor Valdés (Codina, m.78); Bruno Saltor, Puyol (Oscar Serrano, m.63), Oleguer, Capdevila, Piqué (Moisés Hurtado, m.46), Busquets, Xavi Hernández (Sergio González, m.57), Verdú, Sergio García (Fernando Navarro, m.74) y Bojan (Corominas, m.66).
Argentina: Diego Pozo; Cristian Alvarez (Salvio, m.80), Nicolás Otamendi (Nico Pareja, m.46), Martín Demichelis, Emiliano Papa (Dátolo, m.62), Fernando Gago (Banega, m.79), Mario Bolatti, Javier Pastore, Angel di María, Ezequiel Lavezzi y Gonzalo Higuaín (Martín Palarmo, m.67).
Goles: 1-0, m.44: Sergio García. 2-0, m.56: Bojan. 2-1, m.63: Pastore. 3-1, m.70: Sergio González, de penalti. 3-2, m.72: Di María. 4-2, m.76: Moisés Hurtado.
Árbitro: Alvarez Izquierdo. Mostró cartulina amarilla a Puyol (m.36), Moisés Hurtado (m.49), Demichelis (m.52), Di María (m.82) y a Pareja (m.83).
Incidencias: Asistieron al encuentro unos 53.000 espectadores, según informó la Federación Catalana de Fútbol, en partido amistoso disputado en el Camp Nou. Múltiples pancartas con la inscripción: "Una nación, una selección", en diferentes idiomas poblaban las gradas del estadio.
Era un partido reivindicativo -"una nación, una selección", defendían las pancartas federativas- para los aficionados de Cataluña que se presentaron en el Camp Nou. Pero el estadio no estaba ni medio lleno como dirían los más optimistas. Se quedaron en 53.000 espectadores. Lejos de los 96.000 que asistieron ante Brasil en 2002 y sólo empeorados ante Lituania (47.000) en 2000 y Paraguay (32.000) en 2005. El fútbol, sin embargo, resultó fantástico.
Cataluña alineó de inicio la base del Barça -Valdés, Puyol, Piqué, Busquets y Bojan- y los argentinos se dejaron la piel, conscientes de que era una oportunidad para hacer méritos y abrirse las puertas del Mundial. Y Cataluña desarboló a Argentina, que flaqueó en la defensa y careció de puntería en el área adversaria. Verdú encontró a Sergio García en un centro lateral, Bojan se marcó una jugada personal maravillosa y Sergio definió desde el punto de penalti. Tres goles que castigaron el orgullo argentino. Por lo que Pastore, con un disparo a media distancia, y Di María, al finiquitar un contragolpe, redujeron distancias. Nada que no pudiera rebajar Moisés Hurtado con un cabezazo tras otro centro de Verdú. Seis goles, mucho fútbol y menos ruido del esperado.
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