Por fin, Randolph
El ala-pívot, cuestionado toda su carrera, encuentra su sitio en los Grizzlies, que el domingo disputan el séptimo partido ante Oklahoma
"No puedes pararle. Es un animal. Es el mejor ala-pívot de la Liga", se resignó Kevin Durant tras el primer partido de la serie entre Oklahoma y Memphis, en el que Zach Randolph (Indiana; 1981) llevó a los suyos a la victoria con una soberbia actuación engalanada con 34 puntos y 10 rebotes. Mañana (21.30 Canal+ Deportes), en el séptimo y definitivo encuentro entre ambos, 'Z-Bo', el líder de los sorprendentes Grizzlies, tratará de hacer justicia a los halagos de Durant después de que durante sus 10 años en la Liga su reputación como jugador haya estado en tela de juicio.
El ala-pívot aterrizó en la NBA en el momento y el lugar equivocado; los conflictivos Portland Trail Blazers de comienzos de la pasada década, que se ganaron el sobrenombre de Jail Blazers (jail significa cárcel en inglés). Unos problemas a los que Randolph no fue ajeno, ya que durante un entrenamiento le propinó un puñetazo a su compañero de equipo Ruben Patterson. Una actuación que repitió años más tarde durante su etapa en los Clippers, aunque esta vez con un rival, Louis Amundson, y durante un partido.
Tras pasar inadvertido en sus dos primeros años en la Liga, Randolph empezó a ganar protagonismo cuando peor le iba a los Blazers. En su tercera temporada, la 2003/04, ganó el premio al Jugador Más Mejorado (pasó de 8,4 puntos y 4,5 rebotes a promediar 20,1 y 10,5 respectivamente), pero los de Oregón se quedaron fuera de los playoffs por primera vez en 21 años. Cada año rondaba los 20 puntos y 10 rebotes, pero el balance de victorias del equipo se seguía resintiendo, hasta llegar a los 21 partidos ganados y 61 perdidos en la en 2006. El año siguiente -que terminó con un balance de 32 victorias y 50 derrotas- fue su último en el equipo. Los Blazers decidieron reconstruir con el número uno del draft (Greg Oden) y el novato del año (Brandon Roy), dejando fuera de sus planes a Randolph.
Para entonces ya había cuajado su leyenda negra, en la que se le acusaba de preocuparse solo por sus números en vez de por el bien del equipo. Su destino fue un equipo casi tan conflictivo como aquellos Jail Blazers, los Knicks de Nueva York, donde se repitió la historia. Con ellos promedió 17,6 puntos y 10,3 rebotes en su único año completo en la Gran Manzana, la temporada 2007/08, pero los Knicks igualaron el peor récord de la historia de la franquicia con 23 victorias y 59 derrotas.
Al poco de comenzar el siguiente curso, fue traspasado a los Clippers de Los Ángeles, donde tampoco encontró su sitio y volvió a migrar en verano, esta vez rumbo a Memphis. El primer año en los Grizzlies la tónica fue parecida y en la presente campaña tuvieron que reaccionar tras el All-Star para colarse en los playoffs por la puerta de atrás de la octava plaza. Los precedentes no eran halagüeños. Si Memphis llegó a los playoffs con un récord de 12 derrotas en 12 encuentros, los números de Randolph, cuyo liderazgo en el equipo debía crecer por la baja por lesión de Rudy Gay, no eran esperanzadores. Apenas cinco partidos a lo largo de su carrera: un testimonial minuto en su año de novato en el barrido (3-0) ante los Lakers y una derrota 4-3 el año siguiente ante Dallas. Motivos por los que casi nadie creía ni en Randolph ni en los Grizzlies. Sin embargo, a medida que pasaban los partidos, los Grizzlies han mostrado uno de los juegos más efectivos y atractivos de entre todos los equipos, con el ala-pívot como catalizador indiscutible. Al margen de sus habituales grandes números individuales (22,7 puntos y 10,9 rebotes hasta el momento), Randolph ha logrado vencer su mala imagen, siendo el centro del juego del equipo y liderando emocionalmente a sus compañeros.
En la serie ante Oklahoma, Memphis ha necesitado del mejor Randolph para poder ganar. En los tres triunfos sus números han sido estelares: 34 puntos y 10 rebotes en el primero; 21 puntos y 21 rebotes en el segundo y 30 puntos y 13 rebotes en el tercero. Por el contrario, en su peor noche, la del quinto encuentro (9 puntos y 3 de 9 en el tiro, presumiblemente cansado tras las tres prórrogas del duelo anterior, en el que anotó 34 puntos y cogió 16 rebotes), los Grizzlies ni siquiera lograron disputar el encuentro y cayeron por un demoledor 99-72. "Puedes soportar cuando tiene un partido malo porque hace muchos increíbles y, mientras tanto, nos empuja tanto que cuando tiene un mal día piensas: 'Está bien, él es un poquito humano'", explicó su compañero de equipo OJ Mayo tras la victoria en el último enfrentamiento. Hoy pasarán por las manos de Randolph gran parte de las opciones de Memphis de seguir asombrando en la NBA.
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