El derbi de Leonardo
El técnico brasileño del Inter se enfrenta al Milan, club que entrenó el curso pasado, en un duelo que puede decidir la Liga
El derbi de Milán no podía llegar en un momento mejor para el calcio. El Inter se presenta a la cita de mañana (20.45, C+ Fútbol) con 60 puntos, a tan solo dos del Milan, líder de la Serie A, y con el Nápoles (59) colgado del cuello. En el Milan faltará el exinterista Ibrahimovic, que ya puso su firma en el derbi de la ida procurándose y anotando el penalti que decidió el partido (0-1), pero el morbo está asegurado por la presencia de Leonardo en el banquillo del Inter. Será la primera vez que el técnico brasileño, de 42 años, se enfrentará al club en el que ha vivido durante 13 temporadas, cinco como jugador, siete como dirigente y una como entrenador. "No es mi derbi, sino de los jugadores", ha afirmado hoy Leonardo, intentado quitarse de encima los focos que apuntan hacia él.
Según los rumores más ácidos, uno de los motivos que instaron al presidente del Inter, Massimo Moratti, a confiarle el equipo, fue devolver al Milan la descortesía de haber fichado a Ibrahimovic. Los aficionados neroazzurri han perdonado rápidamente a Leonardo su pasado, confortados por unos resultados apabullantes. El brasileño sustituyó a Rafa Benítez justo después de la victoria de la copa Intercontinental, en diciembre, un triunfo que no sanó la mala relación entre el técnico y el presidente, nacida bajo la pesante sombra de Mourinho, técnico que lo había ganado todo en su etapa en el club milanés y que había devuelto al Inter a la cima de Europa tras 45 años. Leonardo recogió a un equipo a 13 puntos del líder y ha encadenado una racha de 12 victorias, un empate y dos derrotas. Su inicio, además, rompió por una victoria el récord de Fabio Capello, que presumía del mejor arranque de un entrenador en un equipo nuevo, con 10 triunfos en 13 encuentros. Mientras, Leo también ha llevado al Inter a la semifinal de la Copa y a cuartos de la Champions tras una agónica remontada frente al Bayern de Múnich.
Leonardo confirmó en los últimos tres meses todas las impresiones que había dejado en su primer año de entrenador en el Milan. Poco sólido en defensa, -su Inter ha encajado 18 goles en 15 partidos- pero pirotécnico en la fase ofensiva, con casi tres goles por partido. A pesar de la ausencia por lesión de Milito, -el goleador de la era Mourinho-, el brasileño ha podido contar con la gran temporada de Eto'o (32 goles en 41 partidos) y el refuerzo de Pazzini, con seis goles ligueros desde que llegara en enero. Pero el cambio primordial ha sido, sobre todo, mental. En un ambiente que se sentía huérfano de Mourinho, que anunció su adiós nada más conquistar la Liga de Campeones en el Bernabéu, Leonardo ha reportado la paz.
Benítez intentó combatir con el fantasma del actual entrenador del Madrid y, cuando su equipo fue mermado por las lesiones, dijo que había heredado una plantilla explotada físicamente durante los cursos anteriores. Leonardo, mucho más humilde, llamó en el primer día de trabajo en la Pinetina al portugués para recibir consejos sobre el vestuario que tenía que gestionar, convencido que no se podía entender sin hablar con el hombre que lo había plasmado. Después de la noche mágica en el Allianz Arena, en lugar de ponerse bajo los focos, otra vez agradeció el trabajo de su predecesor, excluyendo a Benitez: "Este equipo sabe superar cualquier dificultad. Esta es sin duda una herencia de Mou", dijo Leo.
Mañana tendrá por delante al equipo de su pasado. Fue el elegido para el post-Ancellotti, protagonista de la última época dorada del club de Berlusconi. Y no lo hizo mal; acabó tercero y, hasta pocas jornadas del final, estuvo involucrado en la lucha para el título. Sin embargo, antes de que llegara la última jornada, el Milan y Leonardo anunciaron el final de su experiencia "de manera consensuada". El motivo fue la mala relación con Berlusconi, que nunca perdió la costumbre de entrometerse en cuestiones técnicas. Ancellotti aguantó ocho años, Leonardo apenas uno. En septiembre, en una entrevista para la Gazzetta, el brasileño confesó: "Berlusconi es como Narciso. Para mí fue imposible coexistir, tiene otro estilo del mío. No sé porqué habla tanto de mí", afirmó poco después de que el presidente dijera que con ese equipo él habría ganado el scudetto. Mañana Leonardo tiene la ocasión de quitárselo.
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