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Reportaje:

Un deportista para el deporte

Albert Soler, 'número dos' en el CSD de Jaime Lissavetzky, candidato a la alcaldía de Madrid, nuevo Secretario de Estado

"Es una persona muy próxima". Una frase que repitieron muchas de las personas que conocen bien a Albert Soler. El Consejo de Ministros nombrará hoy a este político y deportista catalán nuevo Secretario de Estado para el Deporte, en sustitución de Jaime Lissavetzky. El ya exsecretario pidió su propia destitución para poder optar a la alcaldía de Madrid como candidato del PSOE en las municipales del 22 de mayo.

"Mi sucesor será técnico y político", había dicho Lissavetzky en una reunión que mantuvo con un reducido grupo de periodistas por la mañana. Y dirigió una mirada de complicidad hacia Soler. El directivo era la mano derecha de Lissavetzky y ocupaba el cargo de director general de Deportes desde que en abril de 2008 sustituyó a Manuel Fonseca.

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Soler, de 45 años, es una persona vinculada al mundo del deporte desde su juventud. A los 10 años estaba ya nadando en el Club Deportivo Mediterráneo de Barcelona, compitiendo en los 100, los 200 y los 400 metros y dando sus primeros pasos como jugador de waterpolo.

"Entonces yo era presidente de la Federación Española de Natación y le entregué varias medallas", comentó David Moner, ahora presidente de la Unión de Federaciones Deportivas Catalanas (UFEC). "Tal vez no fue un gran nadador, pero sí un chico tenaz, con una gran determinación, como después ha demostrado en su carrera profesional".

Su actividad deportiva prosiguió en el Mediterráneo. Jugó en el equipo de División de Honor de waterpolo. Corrió también 10 veces el maratón de Barcelona, y en 2004 logró su mejor marca: 2h 58m. Nunca ha abandonado la práctica deportiva, que compaginó con sus estudios en INEF, donde se licenció en Ciencias de la Actividad Física.

"En 1993 y 1994 colaboró con Juan Ramón Jiménez, entonces entrenador del primer equipo de waterpolo del Mediterráneo, como preparador físico", explica Toni Comas, técnico de la Federación Catalana de Natación. "Más tarde formó parte también de la directiva del club y tuvo una actuación destacada para que se mantuvieran los equipos de alta competición, que la junta pretendía eliminar".

Militante del PSC y barcelonista confeso, la carrera de Soler se forjó en el Ayuntamiento de Barcelona. Fue funcionario entre 1999 y 2005 y desempeñó el puesto de director de Deportes de la ciudad y director gerente del Institut Barcelona Esports. En 2007 ocupó la gerencia de Educación, Cultura y Bienestar del Ayuntamiento, que comprendía también las áreas de Deportes, Inmigración, Cooperación Internacional, Juventud y Mujer. Abandonó todas estas funciones cuando Lissavetzky le llamó para convertirle en director general en el CSD. Soler decidió entonces vivir en la Residencia Blume, para poder mantener un contacto más estrecho con los deportistas y por la proximidad con la sede del Consejo.

"Lo que más me impresiona de él es la proximidad que siempre ha mostrado con todas las personas del mundo del deporte", indicó Pere Robert, vicepresidente de la Federación de Natación. "Cuando en 2008 el equipo de waterpolo viajó a los Juegos de Pekín, tuvimos un problema porque nos faltaban plazas para técnicos y él hizo todas las gestiones necesarias para resolverlo. Conoce el mundo del deporte con profundidad".

Jaime Lissavetzky, a la izquierda, y Albert Soler.
Jaime Lissavetzky, a la izquierda, y Albert Soler.MARCEL·LÍ SÀENZ

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