"No se me caen los anillos por hacer el trabajo sucio"
El líder silencioso de la selección española se llama Marcos Senna (São Paulo, Brasil; 33 años), que regresa a la roja mañana contra Bélgica, cinco meses después de lesionarse los isquiotibiales de la pierna izquierda, los mismos que le dieron un susto en el estreno liguero del Villarreal. "¡Qué ganas tenía ya de volver! No tenía ganas de más vacaciones", cuenta el pivote, encantado de la vida y antes de echarse una siesta "merecida".
Pregunta. Se le esperaba para antes.
Respuesta. En teoría mi lesión era para 15 días, pero como estaba ansioso, como me quería recuperar cuanto antes, recaía. Pero Vicente [Del Bosque] me dio mucha tranquilidad, me dijo que iba a contar conmigo cuanto estuviese bien. Y aquí estamos.
"No tengo ninguna espinita por no haber jugado con Brasil. España es muy grande"
"Hago unos 14 kilómetros por partido. No es mucho, en coche son cinco minutos"
P. ¿Le dio muchas vueltas a sus problemas físicos?
R. El mes que estuve en São Paulo, iba y volvía a tratarme. Salía de casa a las siete de la mañana y trabajaba hasta las once. Así todos los días, cuatro horas diarias seguidas. Las prefería así que partir la jornada. De esa forma habría perdido el mes entero, pero llegué a un acuerdo con el fisio. Si no, no podría haber disfrutado de la familia durante 25 días. Pero ya estoy bien. He recargado las pilas.
P. Descontando a Iniesta y a Cazorla, la selección le echó particularmente en falta en la Copa Confederaciones.
R. No me esperaba que, por la plantilla que tenemos, se fuera a hablar de Marcos Senna como se está haciendo. Yo creo que tampoco hacía tanta falta, había jugadores de sobra. Lo que tenía que pasar, pasó. Conmigo habría sucedido lo mismo en Suráfrica. La derrota con Estados Unidos no fue merecida, lo mínimo hubiera sido el empate. Los compañeros éramos conscientes de que tenía que llegar, y más después del récord de victorias, pero lo que interesa en casos así es sacar el lado positivo. No vamos a ganar todos los partidos por tres o cuatro goles. Algunos serán apretados. Bélgica está ante su última oportunidad para ir al Mundial.
P. ¿Entonces, qué es lo que aporta y le hace tan especial?
R. Determinación. No es que los demás no la tengan, pero es mi función. Tengo que hacer el trabajo sucio, es lo que me toca. Y gusta. Siempre que vengo, intento hacer el partido de mi vida, porque estar en la selección es un premio.
P. ¿No le importa nada pasar la escoba en el centro del campo?
R. Quien tiene pensamientos grandes y nobles no se pierde en la vida. No se me caen los anillos y no me parece un trabajo difícil. Tengo la cabeza acoplada, la humildad es muy necesaria en el fútbol, lo mismo que en cualquier profesión. Estoy aquí porque el míster ha querido mantener el bloque que ganó la Eurocopa. Pero también está Xabi Alonso. Y Busquets viene pegando fuerte.
P. ¿Qué le pide Del Bosque?
R. En el Villarreal, con Pellegrini, quizás salía un poco más. Siempre que llegaba el balón a la línea de fondo, yo tenía que estar rondando el área. Con Valverde más o menos es igual, mientras que con Del Bosque juego como con Luis. Me quedo un poco más atrás, apoyando a los centrales para que los laterales suban. Así también estoy muy a gusto.
P. ¿Cómo juegan más cómodos, con cinco centrocampistas y un delantero o con cuatro medios y dos atacantes?
R. Hemos demostrado que disponemos de muchas variantes. Depende del partido. Contra Macedonia no salió una buena primera parte, pero, tras unos cambios, les pasamos por encima. Saber que, si no te va bien de una manera, puedes optar por otra, da mucha confianza, la verdad.
P. ¿Cuántos kilómetros hace de media por encuentro?
R. Me imagino que alrededor de 14... No es mucho. En coche son cinco minutos, ¡ja, ja! Mire, yo pienso que los éxitos te obligan a trabajar más, no menos.
P. Es tan serio que no parece brasileño.
R. ¡Tampoco se fíe tanto! Lo que pasa es que mi situación... Estoy casado, soy padre. Tuve mi época de salir.
P. ¿No se permite una alegría en el campo?
R. Siempre me he fijado en los jugadores que lo hacen todo sencillo. Que cogen el balón y no hacen tonterías. Cuando estás cerca de la portería contraria puedes hacer lo que quieras: bicicletas, caños, lo que te dé la gana. Pero en el mediocampo no hay que perder fácilmente el balón. Hay que tocar, ir, tocar, ir... Por suerte, he encontrado una selección que juega así, que sólo pierde la pelota cuando ataca, lo normal. Eso del tiqui taca lo dice todo.
P. ¿Brasil sigue estando un escalón por encima?
R. Poco a poco se van acoplando a lo que le pide Dunga, y al Mundial van a llegar fuertes, pero aún no es el Brasil de los años anteriores. De verdad, yo me quedo con España. Pese a no haberles disputado la final de la Confederaciones, pese a no haberla ganado, prefiero el conjunto que tenemos, la variedad de jugadores...
P. ¿En serio que no se queda con ganas de haber jugado con la canarinha?
R. No, no tengo ninguna espinita. De verdad, no tenía esperanzas de poder jugar con Brasil. Primero, porque el Villarreal ahora suena más, pero antes no sonaba nada. Y cuando salí de Brasil para acá no venía del Corinthians, procedía del São Caetano, que tampoco era un equipo... Quizás si hubiera seguido allí una temporada más, puede que hubiese ido a un club grande, y de ahí a la selección. ¡Pero estoy muy contento! España es muy grande. Y al final no sé si me vino mejor, ¿eh? Soy un privilegiado: he jugado la Libertadores, el campeonato brasileño, la Eurocopa, el Mundial...
P. Su hoja de resultados no está mal, no.
R. Pero lo de veras importante son las ganas. Puedes tener un currículum impresionante que, sin ganas de trabajar, se queda en nada. No me gusta perder ni una pachanga. Cada entrenamiento, cada partido, para mí es como si fuera el último. De hecho, ya tengo una edad y sé que me queda poco tiempo. A ver cuánto aguanto.
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