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FÚTBOL | 13ª jornada de Liga

Un ayudante de Luxemburgo, 'castigado' por criticar a Guti

Juegue o no, Guti siempre se encuentra en el punto de mira. Las declaraciones de Paulo Campos, uno de los ayudantes de Vanderlei Luxemburgo, a una radio brasileña, han desatado un terremoto en el seno del conjunto blanco. Campos acusó a Guti de simular una lesión para no ser convocado contra el Barcelona, choque que se saldó con un rotundo 0-3 en el Bernabéu. El canterano aseguró que sufría una contractura muscular. Luxemburgo ordenó realizarle una resonancia magnética al centrocampista, cuyo resultado fue negativo. Campos insinuó que muchos futbolistas simulan problemas físicos para "borrarse de los encuentros", en clara referencia a Guti.

Ayer, tras conocerse la rajada del ayudante del entrenador, Guti exigió explicaciones a Campos. Éste habló con el jugador y le pidió disculpas por lo que se consideró una salida de tono, que fueron aceptadas, según la Cadena Ser. Además, antes del partido, en la charla técnica del vestuario madridista, Luxemburgo prefirió que Paulo Campos no asistiese a la reunión, con el fin de evitar posibles polémicas.

Aún es más: el ayudante ni siquiera fue al estadio en el autobús que trasladó al equipo, como suele ser habitual, ni se sentó en el banquillo ni asistió a la charla técnica aprevia al encuentro. Campos viajó a Anoeta desde el hotel de concentraciónb en el autocar de los directivos, que no del pesidente, pues Florentino Pérez lo hace en un coche particular, y vio el partido desde el palco. Según la información de la Ser, ni siquiera habló con Florentino Pérez.

Ya sobre el césped, el jugador madrileño fue uno de los elegidos para completar el once blanco y portó el brazalete de capitán, como corresponde en ausencia del lesionado Raúl. Guti, ajeno a cualquier tipo de crispación, salió enchufado, deseoso de reivindicar su calidad y de dar la cara. Frente a las críticas, exhibió su zurda y creó espacios, su auténtica labor en el Real Madrid. Primero, habilitando a Robinho, que erró el mano a mano contra Riesgo. Después, dos tiros lejanos y mucha predisposición para acompañar al resto del equipo, bajando y dándose la vuelta para buscar a Robinho en largo o a Zidane para temporizar el ritmo.

En esta ocasión no se "borró", aunque su labor se fue achicando con el paso de los minutos y se limitó a protestar las decisiones de Undiano Mallenco. Incluso le acompañó tras el pitido del descanso criticándole abiertamente camino de los vestuarios. Mientras, el público de San Sebastián le dedicaba los más sonoros pitidos de la tarde. Todo ello lo contempló desde el palco Paulo Campos, que ha abierto otra brecha en el ánimo de los jugadores y, vista su reacción de ayer, en el de su amigo Luxemburgo.

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