Las Ventas: 668 metros
Al aumentar la altura sobre el nivel del mar el aire se vuelve menos denso: este factor siempre ha existido sin cambios. El resultado de jugar a mayor altura es que las bolas pierden menos velocidad desde que son golpeadas hasta llegar a su destino y ello dificulta las recepciones o restos. El tenis, con la revolución tecnológica de las raquetas en las últimas décadas, llegó un momento en que se vio en peligro de perder su propia esencia. En los 90 ya había varias propuestas para frenar la alocada velocidad de las bolas, máxime al aumentar la altura del campo y en los servicios. Las estadísticas no engañaban: el número de aces y de tiebreaks había aumentado mucho y sin ver la bola, ni siquiera el jugador, el tenis perdía atractivo. La Federación Internacional no podía permitir que se desvirtuara el juego. Coincidiendo con el cambio de siglo se aprobaron ensayos con las nuevas bolas y se realizaron mediciones precisas de lo que supondrían cambios en el tamaño (que no en el peso) y en su bote, en cuestiones de aerodinámica, fuerzas, velocidades, y biomecánica del golpeo.
La federación delimitó en 4.000 pies (1.219 metros) la altura a partir de la que intervenir para ralentizar el juego. Las bolas tipo 3, aptas para jugar a partir de esa altura, tienen un diámetro aproximadamente un 6% mayor. Esto provoca que tengan mayor área frontal que choca contra el flujo de aire cuando se mueven. Por otro lado, se estandarizaron también las características de unas nuevas bolas, específicas para jugar en altura.
Ninguno de los enclaves que han solicitado acoger las semifinales de la Copa Davis supera los 1.219m, por lo que en cualquier caso, al ser la pista de tierra, se jugará con bolas rápidas o tipo 1. Es realmente difícil evaluar lo que los 668 metros de altura de la plaza de toros de Las Ventas pueden afectar al juego. Si fuera un volante de bádminton la cosa estaría clara: el juez permitiría escoger uno más lento e incluso picarlo, doblando sus plumas, para que no cogiera tanta velocidad. Pero en tenis es difícil evaluar lo que poco más de 600m de altura pudieran representar. Lo que no cabe duda es que este tipo de planteamientos, desde la biomecánica, no entran en valorar lo que puede significar una promesa incumplida.
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