Vasili Alexeiev, el hombre más fuerte del mundo
El enorme levantador de pesas soviético fue uno de los grandes deportistas de la historia
Dentro del lema olímpico Citius, altius, fortius (más rápido, más alto, más fuerte), el levantamiento de pesas parece el deporte que expresa mejor la tercera acepción. Y en la busca del más difícil todavía se ha movido siempre por los límites del asombro. Se puede discutir su estética, pero no la admiración incluso morbosa que produce ver a seres humanos alzando cargas hasta tres veces superiores a sus propios cuerpos. Quizá por eso la denominación de halterofilia suene casi a enfermedad o adicción. Pero no todo es fuerza y sus practicantes deben tener, además, una técnica depurada, con rapidez en las acciones para dirigir las pesas.
Vasili Alexeiev, fallecido ayer a los 69 años en una clínica de Badenhausen (Alemania), tras una larga lucha contra problemas cardiacos, no levantó nunca de una sola vez el triple de los 160 kilos que pesaba en sus mejores momentos. Eso solo lo pueden hacer los atletas de categorías pequeñas. Pero sí alzó sobre sus hombros las mayores cargas de la historia en la década de los setenta, que le mantendrían hoy mismo en la élite (sobre los 260 kilos). Su dominio absoluto le valió para ser considerado uno de los mejores levantadores con que ha contado este deporte, de los más conocidos y, según la revista Sports Illustrated en 1974, el más fuerte de todos ellos.
Alexeiev batió 80 récords mundiales y ganó los oros olímpicos de los Juegos de Múnich 72 y Montreal 76, además de ocho títulos mundiales. Su enorme volumen le empezó a pasar factura al lesionarse en los Campeonatos del Mundo de 1978. Reapareció en los Juegos disputados en su casa, los de Moscú 80, pero el fracaso al fallar los tres intentos en el primer movimiento de arrancada puso punto final a su carrera.
Quizá nunca se sabrá si en las hazañas de Alexeiev, como las de tantos otros campeones del pasado, hubo parte de mentira con dopaje. La entonces URSS era otra incubadora de misterios. Pero su físico con una barriga enorme, más grasiento que musculado, indicó siempre a primera vista que tenía mucho de verdad. Sería algo similar al lanzador de peso alemán oriental Udo Beyer, plusmarquista mundial en la misma época, pero más natural en comparación con tantos colegas claramente "anabolizados". En todo caso, siempre quedará la duda. De hecho, como entrenador entre 1990 y 1992, cuando se terminaba el imperio soviético, varios de sus atletas dieron positivo.
Alexeiev, ingeniero de minas y comandante del ejército por sus méritos deportivos, fue delgado en su primera juventud y un magnífico jugador de voleibol antes de dedicarse a la halterofilia a los 19 años. Su vocación fue tardía: batió su primer récord mundial a los 28 años. A sus 90 kilos les agregó 70 con solo 1,81 metros de altura. Pero increíblemente, pese a que su volumen le impedía abrocharse hasta los cordones de las botas, no perdió la agilidad. Mantuvo una rapidez de movimientos imprescindible para elevar las enormes cargas. Su corpulencia, que le hizo ser conocido como la grúa humana, le permitía mantenerlas después. Cuando perdió esa velocidad, se acabó.
Su gordura le obligó a entrenamientos insólitos. Para mantenerlos en verano y evitar la excesiva sudoración se entrenaba con medio cuerpo metido en un río con aguas frías. Los técnicos le criticaron duramente, pero sus marcas ahí han quedado. Su sistema de preparación fue innovador. Formaba parte de él una nutrida dieta diaria que incluía desde dos kilos de carne y frutas hasta el toque de 150 gramos de caviar. Nació en Riazan y vivió en Shajti, cerca del Mar Negro, con su mujer Olympiada, economista, a la que tomaban por su hija ante la diferencia de pesos.
Alexeiev, como tantos elegidos, vivió también el cambio de su deporte. Hasta 1972, se componía de tres modalidades, posteriormente reducidas a dos: arrancada (levantar la carga de una sola vez) y dos tiempos (con parada en el pecho). La modalidad suprimida consistía en un intermedio de las dos que se conservan actualmente. Con la anterior suma de las tres Alexeiev logró una de sus muchas hazañas al superar los 600 kilos. En Múnich ganó con 640, 30 más que el segundo clasificado; en el último Mundial llegó a 645. Cuatro años después, en Montreal, ya con 34 años, y siempre invicto (lo estuvo hasta 1978), batió la plusmarca individual de dos tiempos con unos impresionantes 255 kilos. Aún llegaría a superarla. Son cargas que todavía hoy escasean entre los mejores. Quizá le han acabado pasando factura.
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