A Torres se le acaba la paciencia
Cansado de no ganar nada, el ariete espera otra oferta del Chelsea para dejar el Liverpool
Al tiempo que oscurecía el viernes en Merseyside, Fernando Torres se acercó a Melwood, la ciudad deportiva del Liverpool, con cara de pocos amigos y un sobre en la mano. Dentro estaba el transfer request, la carta firmada por su puño y letra en la que expresaba públicamente su deseo de cambiar de club. Su pretensión escondida de marcharse al Chelsea, que el mismo viernes hizo una oferta de 40 millones de euros para ficharle. Pero los reds rechazaron el dinero y la petición del traspaso de Torres, que, como Cenicienta, aguarda una resolución antes de la medianoche de mañana, cuando se cierre el mercado invernal. Por si acaso, ya ha lanzado su órdago. "Eso no implica que falte a su compromiso con el Liverpool", advierten desde su entorno. Hoy acudirá al entrenamiento matutino.
Sin contar los éxitos con España, solo tiene un 'título', en Segunda División
Torres se siente tan desilusionado como engañado. Nada es lo que era desde que emigrara Rafa Benítez al Inter. Resulta que el pasado verano le prohibieron su marcha al club londinense porque, entre otras razones, le prometieron un equipo competitivo, con opciones a ganar la Premier, título que se le resiste al Liverpool desde 1990. Pasados unos meses, los reds se resbalaron en la tabla -hasta el punto de que Roy Hogdson fue destituido- para luchar ahora bajo la batuta de Kenny Dalglish por entrar en Europa, séptimo y a 19 puntos del líder, el Manchester United. Tampoco carburó el equipo en la Copa de la Liga (Carling Cup), eliminado por el Northampton (League Two), ni en la Copa (FA Cup), apeado por el United. Así que Torres, sin contar los éxitos con la zamarra de la selección española, solo tiene el laurel de la Segunda División, conseguido en 2002 con el Atlético. Demasiada sequía si se compara con sus compañeros titulares en La Roja, en la que todos le superan. Tres años y medio en el Liverpool y ningún título han acabado con su paciencia.
Desde el entorno de Torres están convencidos de que el Chelsea volverá a la carga porque Roman Abramóvich, su dueño, tiene al delantero en el entrecejo. Le avalan sus 81 goles en 142 encuentros, sus 65 dianas en la Premier, el mejor registro (un gol cada 120 minutos), por delante de Drogba (cada 151). Y el ariete blue Sturridge podría ser una pieza clave en la negociación; el Liverpool, sin Babel (Hoffenheim) ni Torres, solo tendría a Luis Suárez, fichado el viernes.
"Drogba no tiene problemas en compartir la delantera", convino el técnico del Chelsea, Carlo Ancelotti hace dos días. Ayer remató: "¿Si Torres vendrá con nosotros? Habrá que esperar". Eso hacen los representantes del ariete, a la expectativa de las negociaciones entre los mandamases del Liverpool y el Chelsea. "Hasta entonces no podemos hablar con el Chelsea", remarcan desde Bahía, la empresa que representa al futbolista. Y niegan que exista una oferta de 10 millones anuales, un 40% más de lo que percibe en el Liverpool.
"Nadie se esperaba esta reacción de Torres. Es una bomba", dicen en el Liverpool. En la plantilla, sin embargo, sí se esperaba y por eso le reclamaban más esfuerzo en los entrenamientos. Cabe recordar, sin embargo, los capítulos de Gerrard. Al capitán del Liverpool -quiso marcharse en 2005 y 2006 al Chelsea y el pasado verano al Madrid- el club le exigió que hiciera lo que Torres, que se enfrentara al juicio público con el transfer request. No se atrevió. Pero Torres no se lo ha pensado dos veces. Quiere marcharse. Y quizá lleve otra zamarra el 6 de febrero en el próximo partido de Stamford Bridge entre el Chelsea y el Liverpool.
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