Siempre será Raúl
El capitán del Madrid marcó en La Romareda un gol que simboliza 16 años de trayectoria
"He pedido el cambio en la jugada anterior, pero, afortunadamente, he podido seguir en el campo", dijo Raúl el pasado sábado al salir de los vestuarios de La Romareda. El capitán del Madrid estaba agitado. Arrastraba esa mezcla de felicidad y emotividad temblorosa cuando se subió al autobús disimulando la cojera. Se llevó el recuerdo de su gol, el quinto de la temporada, producto del destino tanto como de su valor. Fue el 0-1 del partido ante el Zaragoza. Y pudo ser el último de Raúl con la camiseta madridista.
Acababa de reanudarse el choque, tras el descanso, cuando Raúl se volvió al banquillo pidiendo el cambio. El tobillo derecho le fallaba. Tenía un esguince. El árbitro, Undiano Mallenco, pitó una falta en el medio campo favorable al Madrid. Ignorante del infortunio de su compañero, Cristiano Ronaldo la sacó rápido y se fue como un tiro, centró para Higuaín y el argentino remató ajustado al palo. Roberto, el portero del Zaragoza, desvió el balón con la punta de los dedos y le fue a Cristiano. El portugués le pegó como venía y Roberto volvió a parar, forzado, sin blocar. La pelota volvió a Cristiano, que esta vez la pasó al corazón del área chica. Por ahí venía Raúl, con dos velocidades menos que sus compañeros de ataque, aguantando el dolor, pero con los ojos bien abiertos, atento al hueco que dejaron Jarosik, Contini y Ponzio. No esperaban al tercer hombre. Raúl entró solo, puso el pie izquierdo y empujó el balón.
Su suplencia en el Calderón le convenció de lo poderosa que era la mano de Florentino
En otro futbolista, el gol podría adjudicarse al azar. En Raúl sirve para explicar un método, una manera de entender la vida y el juego y una trayectoria de 16 temporadas consagradas al Madrid.
Raúl, que durante la etapa de Ramón Calderón en la presidencia, asumió responsabilidades en la política deportiva del Madrid, sabe que le faltan fuerzas para proseguir la lucha. En julio cumplirá 33 años. El cuerpo no le acompaña como otras veces y su poder dentro del club y del vestuario se extingue. En el vestuario, Casillas ha empuñado la capitanía con la complicidad de Alonso, Ramos e Higuaín. En el club, la llegada de Florentino Pérez a la presidencia supuso una interrupción inmediata de su influencia en los asuntos institucionales. Si antes Calderón buscaba en Raúl un respaldo que le brindara legitimidad, Pérez no cree que deba apoyarse en su figura para gobernar. Más bien, al contrario. Se propuso hacer un relevo generacional en la plantilla. Las declaraciones de Raúl anunciando que pretende cumplir el año que le queda de contrato le ponen de mal humor. Tampoco le agrada que cobre 14 millones de euros anuales por ser suplente.
"Yo le veo entrenarse y no me atrevo a dejarlo en el banquillo", decía Manuel Pellegrini, el entrenador, a comienzos de la temporada. Pellegrini fraguó un plan de rotaciones para hacer que todos los jugadores, y sobre todo Raúl, se sintieran implicados en el proyecto. Fue la coartada que le permitió ir dejando al capitán en un segundo plano de forma paulatina. La derrota en la Copa ante el Alcorcón le obligó a ser más drástico. Raúl lo supo el 7 de noviembre, cuando se quedó fuera de la alineación en el Calderón. Esa noche creyó que sería titular. Al verse en el banquillo, se convenció de que la mano de Pérez era demasiado poderosa. Se sintió injustamente tratado. "Yo he sido el máximo goleador de la pretemporada", decía a sus amigos; "merezco tener más minutos".
Jorge Valdano, el director general, considera que Raúl es el futuro Guardiola del Madrid. No se pronuncia sobre su posible marcha, pero la insinúa: "Depende de la decisión que tome". Los amigos de Raúl creen que se irá a Inglaterra a conocer otro fútbol.
Conservador por naturaleza, Pellegrini otorgó a Raúl un papel importante. Es el primer cambio. Pase lo que pase. Repitió en Zaragoza y Raúl abrió el marcador en un partido que ya es historia.
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