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Reportaje:

Robinho sale por la ventana

Llamado a ser la figura del Madrid, el brasileño, fuera de forma, se convierte en prescindible

Diego Torres

Ciertos alpinistas se ganan el respeto internacional por abrir rutas nuevas. En noviembre de 2006, Antonio Cassano inauguró una vía de escape para abandonar el vestuario de Valdebebas sin necesidad de pasar por la puerta. Como la esencia del fútbol, a diferencia del alpinismo, es su carácter ruidoso y multitudinario, la ruta de Cassano representó su deshonra como jugador y acabó por expulsarle del Madrid. El único compañero que le siguió fue Robinho.

Para evitar el tránsito culturalmente establecido, Cassano descubrió que, si hundía la panza lo suficiente, podía escurrirse a través de una de las ventanas de 40 centímetros de ancho que bordean el pasillo de la zona de oficinas de la Ciudad Deportiva. El procedimiento exigía dar un rodeo, pero la recompensa se acomodaba a su neurosis aislacionista. Desde hace dos meses, Robinho ha retomado la escapatoria de la ventana. Ya forma parte de su rutina vital, como respirar o dormir. Y le resulta mucho más practicable que a su predecesor. No necesita ponerse a dieta para deslizarse hacia el exterior con la agilidad de una serpiente. De paso, evita molestias, como tener que dar los buenos días a los empleados o dar explicaciones a la prensa sobre su estado físico. Esto último le tiene preocupado porque no sabe cómo justificarse. A sus 24 años, ya no puede achacar su paso por el banquillo a la juventud ni a la arbitrariedad del entrenador. Bernd Schuster, el actual, es su principal valedor dentro del club.

Se va del vestuario por una abertura de 40 centímetros para no dar explicaciones

"En ningún momento le hemos castigado", dicen los técnicos del Madrid; "al revés. Robinho es básico. Tenemos una muy buena relación con él y pensamos que castigar a un futbolista significa castigarte a ti mismo como entrenador. Más castigo es para nosotros no poder contar con él a tope. En el primer tramo de la temporada fue básico. Pero ahora no está bien. Y él sabe que, estando bien, va a jugar. Sabe que seremos justos".

Schuster lamenta la depresión de Robinho, que exhibe síntomas preocupantes desde que se lesionó los abdominales hace dos meses. Al mismo tiempo, se congratula de haber logrado que el Madrid siguiera sumando puntos sin su jugador más desequilibrante. La evolución de hombres como Gago y Sneijder, cada vez más acoplados al equipo y al campeonato, han ayudado a suplir la falta de poder resolutivo en el área rival.

"Robinho está un poco pesado", dicen los técnicos; "le cuesta hacer el cambio de ritmo. Eso se coge con partidos y nosotros estamos intentando darle minutos. Pero después, si ves que no está bien, sería de tontos darle la titularidad por encima de otro, como Robben, que puede aportar más desborde".

La inhibición física y mental de Robinho coincide con el plazo de cumplimiento de lo que la FIFA denomina "periodo protegido". Según el artículo 17 de su Reglamento sobre la Transferencia de Jugadores, una vez cumplidos tres años -el "periodo protegido"- desde la firma del contrato, el futbolista podrá rescindirlo unilateralmente. Como requisito sólo se le exige que avise al club dentro de los 15 días siguientes al último partido de la temporada. Si Robinho no está conforme, la FIFA le da derecho a dejar el Madrid por esta vía. Su representante, Wagner Ribeiro, visitó a Pedja Mijatovic hace dos semanas para hablar de dinero. Pero no acordaron nada relevante sobre la renovación del contrato. La vía del artículo 17 sigue abierta. Como la ventana.

Robinho conduce el balón durante un partido con el Madrid.
Robinho conduce el balón durante un partido con el Madrid.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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