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Reportaje:ENCUESTA: LOS MEJORES DEL AÑO | Extranjero

Messi, siempre niño

El futbolista argentino se propone ganar la Copa América después de conquistar todos los trofeos con el Barcelona

Ramon Besa

Lío Messi, como le conocen en su país, ha felicitado las Navidades desde su casa de Rosario con un deseo: "El año que viene quiero regalarles la Copa América". Argentina organizará la próxima edición y el objetivo de La Pulga es: "Ganar mi primer título con la selección mayor. Así se lo pedí a Papá Noel después de que las cosas no salieran en el Mundial. Fue mi única frustración".

Especialmente competitivo, Messi se supera cada temporada en el Barcelona, como si fuera la cosa más natural del mundo, igual que no hay manera de que coja el hilo de la albiceleste, tal que fuera el equipo imposible. A nadie del Camp Nou le ha extrañado por tanto su deseo ni que Pep Guardiola, el entrenador, le haya concedido un permiso especial hasta el 2 de enero.

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Messi no necesita ningún nuevo trofeo para ser considerado el mejor futbolista del mundo en el Barça, sino que precisa mimos. Hay que tratarle como a un niño porque continúa jugando como un crío en el barrio. Asume incluso con generosidad que el Balón de Oro que la FIFA entregará el 10 de enero sea un asunto entre Iniesta y Xavi más que una cuestión de tres. Leo, como se le llama en el fútbol español, puede quedar tercero y, sin embargo, sus dos compañeros le consideran el número uno, cosas de niños que juegan en el patio.

El más explícito ha sido Xavi: "No hay color. El mejor en todas las facetas es Messi. No hay otro en los últimos 30 años y difícilmente lo habrá en los 30 próximos. El que se compara con Leo queda retratado". "Otra cosa es que se quiera premiar a un jugador por un título o un estilo", añade el volante en una entrevista concedida a Juanma Castaño para la revista GQ; "a nivel individual, en cualquier caso, el crack mundial es Messi. Y, además, nos viene bien que así sea, sobre todo para la imagen del fútbol, porque es un jugador normal, humilde, que a mí me ayuda a ser mucho mejor".

A Messi se le quiere en el Barcelona porque marca las diferencias y hace buenos a sus compañeros, sobre todo desde que Guardiola supo interpretarle y le convirtió en el líder silencioso, el jugador bandera de un equipo que aborrece el egoísmo. Nadie ha reprochado al argentino que no haya marcado ninguno de los cinco goles endosados al Madrid o el Espanyol. Los clásicos insisten en que dejó de ser Maradona para ser Di Stéfano. La Pulga ejerce de jefe y decide las condiciones en que se resolverá el encuentro desde que actúa de falso nueve.

El equipo azulgrana se organiza alrededor de la figura de Messi, siempre asociado a los dos volantes, Xavi e Iniesta, mientras los dos delanteros, Villa y Pedro, tiran los desmarques y juegan al espacio generado por Leo y Alves irrumpe por la banda derecha para generar situaciones de superioridad y poner buenos centros. Una vez que ya ha ganado el Balón de Oro y la Bota de Oro, el argentino aspira a ser el Futbolista de Oro por su capacidad para aglutinar el juego de su equipo y desequilibrar al contrario.

Messi mezcla con interiores, extremos y laterales y, además, marca goles extraordinarios porque sus remates buscan los rincones de la portería. Resulta difícil encontrar una jugada de ataque del Barcelona en la que no aparezca el 10. No se pierde un partido, sea de la competición que sea y sin importar el rival, motivos suficientes para que haya cerrado el año con 58 tantos en 55 partidos. Los ha metido de uno en uno o de dos en dos, a veces hasta de tres en tres, y hubo un día que contó cuatro contra el Arsenal en los cuartos de final de la pasada Champions.

Guardiola sostiene que el secreto de su juego es que corre más deprisa con la pelota que sin ella. Jugar en el centro del ataque le ha venido muy bien después de comenzar como falso extremo derecho. No es casualidad. Resulta que, a los cinco años, su mamá no le dejaba jugar al fútbol porque, pequeño como era, tenía miedo de que algo le pasara. Únicamente cedió, por intervención de la abuela materna, cuando el técnico Salvador Aparicio le confió que le pondría muy cerca de la tribuna, muy a su alcance, por si rompía a llorar, por si le dañaban, por si se extrañaba.

Así comenzó Messi: en la banda, cerca de la familia por si le pasaba algo. Cumplidos los 23 años, sigue durmiendo y jugando como un crío, provocando pánico, pero ya no se queda en la banda por si acaso, sino que se ha ido al centro del área, en busca de la fortuna, del gol que le permita ganar la Copa América, con la misma determinación que antes se batía por una bicicleta, un equipamiento deportivo, una Liga, una Champions o un Mundial de clubes.

El niño Messi no tiene límites.

Messi celebra un gol con el Barça.
Messi celebra un gol con el Barça.AFP

EXTRANJERO DEL AÑO

LEO MESSI: 22 votos.

SEBASTIAN VETTEL: 12 votos.

ROGER FEDERER: 6 votos.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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