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El Madrid vuela a las semifinales

El equipo español, punzante y bien plantado, arrolla de principio a fin a un Tottenham muy ingenuo

Al patinazo con el Sporting respondió el Madrid como años atrás en la Copa de Europa, cuando demolía rivales en Chamartín. Pese a la amnesia europea de los últimos siete años, volvió el Madrid que espantaba a sus adversarios. Un regreso triunfal que dejó sonado al Tottenham, que recibió una sacudida devastadora. El conjunto español, de nuevo extasiado en el torneo sobre el que construyó su epopeya, laminó a un contrincante que primero se inmoló y luego se derritió. La goleada casi ahorra al Madrid el duelo de vuelta y permitirá a Mourinho administrar sin angustias su plantilla en este estresante abril. Frente al cuadro inglés, Mou, ajeno a los doctores, se arriesgó con CR, Di María y Marcelo. Los tres fueron protagonistas y todos, aparentemente, se fueron del Bernabéu sin nuevos partes médicos. Otro éxito para el Madrid.

REAL MADRID, 4 - TOTTENHAM, 0

Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Carvalho, Pepe, Marcelo; Xabi Alonso, Khedira (Lass, m. 60); Di María (Kaká, m. 77), Özil, Cristiano; y Adebayor (Higuaín, m. 74). No utilizados: Adán; Arbeloa, Garay y Granero.

Tottenham: Gomes; Corluka (Bassong, m. 79), Gallas, Dawson, Ekotto; Bale, Sandro, Jenas, Modric; Van der Vaart (Defoe, m. 46); y Crouch. No utilizados: Cudicini; Kranjcar, Huddlestone, Lennon y Pavlyuchenko.

Goles: 1-0. M. 4. Adebayor. 2-0. M. 56. Adebayor. 3-0. M. 72. Di María. 4-0. M. 87. Cristiano.

Árbitro: Felix Brych (Alemania). Expulsó por dos tarjetas amarillas a Crouch (m. 15) y amonestó a Adebayor, Van der Vaart, Pepe (no podrá jugar la vuelta) y Defoe.

Unos 75.000 espectadores en el Bernabéu.

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Al trepidante comienzo de partido contribuyeron ambos equipos. En positivo, el Madrid; en negativo, el Tottenham, para el que todo fue un desastre. Salvo la lesión de Lennon, su velocista derecho, en el calentamiento, los demás desatinos fueron todos imputables al conjunto inglés. Redknapp, el técnico, se enredó con la baja de Lennon y remendó la alineación de mala manera. Bale, que vuela como un jamaicano por la izquierda, fue enclaustrado en la derecha, territorio inhóspito para él, zurdo sin remedio como es. De paso, Modric, el ilustrado de los Spurs, fue condenado a la orilla habitual de Bale. El Tottenham se quedó a oscuras. O, lo que es lo mismo, a los pies de sus defensas, que se hacen un ovillo con la pelota. Tampoco tiran de cadenas cuando fijan la marca. Para colmo, en el primer córner favorable al Madrid, los zagueros se quedaron como momias ante un ariete de dos cuerpos como Adebayor, cuyo cabezazo burló a Gomes y Modric, que se hizo un nudo al querer despejar el balón bajo el larguero.

La respuesta visitante al gol del togolés fue aún más calamitosa. Hay futbolistas ingleses demasiado ingenuos, que no aprenden que hay otro fútbol fuera de la isla. Para el tackle solo hay licencia en territorio británico, como el permiso para conducir por la izquierda. Los árbitros, fuera de la acotada Premier, no son condescendientes. Lo debería saber Crouch, futbolista de experiencia internacional con el Liverpool y la selección inglesa. El chico no es enciclopédico, así que en un cuarto de hora hizo méritos sobrados para ser expulsado tras segar a Ramos y Marcelo. La pícara sonrisa del brasileño delató la inocencia de Crouch.

Al Madrid se le puso todo de cara muy pronto. Su puesta en escena fue estupenda. Partió con la combustión que tantas veces le ha distinguido en la Copa de Europa, con esa mística que destila Chamartín. El Tottenham era un muñeco ante el empuje local. El Madrid se plantó en el perímetro del área rival, donde el equipo inglés achicaba lo que podía en la trinchera. Alonso y Khedira ganaban cada despeje y bien cerca de Gomes, lo que le permitía cerrar cada jugada con un remate, con frecuencia de Cristiano, que disparaba todo y contra todo. Nadie tenía más pujanza que Marcelo, un avión por su orilla, y Adebayor era inalcanzable para Gallas, su antiguo compañero en el Arsenal.

Sin embargo, poco después del borrón de Crouch, el Madrid se desconectó de repente, como si sintiera que podría gobernar el partido a su antojo. Por un momento, Bale le desmintió y le puso en alerta. El prometedor interior cambió de vía y, en su pista natural, sacó de rueda a Ramos en varias jugadas, lo que encendió a Mourinho. Con Bale en su puesto, el Tottenham puso con diez el picante que nunca tuvo con once y hasta provocó la tarjeta que impedirá a Pepe alinearse en White Hart Line. Desajustado Bale, el Madrid se empecinó en cerrar cada ataque por el pasillo central, donde se multiplicaba el atasco. Mucho tuvo que ver Cristiano, obsesivo e individualista por momentos. Desde la izquierda como punto de partida, se empeñó en forzar las jugadas al límite y derivar siempre hacia el territorio de Özil, que se vio desplazado.

Mourinho corrigió al equipo en el descanso y el Madrid estiró la defensa londinense a lo ancho. Con Di María y CR bien abiertos, el Tottenham se desabrochó, Özil cogió el compás y Alonso tuvo mejor panorámica. El Madrid creció en el juego en proporción al resultado. De nuevo tras otro córner, cabeceó Adebayor, esta vez aún más solo. El equipo español era un vendaval, con el ingles incapaz de sostenerse en la barricada. El lazo al juego incisivo y arquitectónico del Madrid se lo puso Di María con el golazo de la noche. El argentino no es Bale: tiene vida propia a pierna cambiada. Con la zurda, desde el vértice derecho de Gomes incrustó la pelota en la escuadra, a dos lunas del portero brasileño. El despliegue del Madrid merecía una diana semejante. A la cuarta se sumó Cristiano. Y, otra vez, Gomes, blando ante el disparo del portugués. Un premio al esfuerzo de CR, llamado a filas pese a sus problemas musculares. A él no le gusta perderse una. A su técnico, tampoco. En Londres no necesitará correr riesgo alguno. El Madrid ya tiene pista en las semifinales. El Barça o el Shakhtar despegan hoy.

Adebayor ha adelantado a su equipo de cabeza en el minuto cuatro de juego
Adebayor ha adelantado a su equipo de cabeza en el minuto cuatro de juegoJUAN MEDINA (REUTERS)

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