"Intenté innovar y me machacaron"
Mengual, que quería aportar originalidad con 'Yesterday', se topa con jueces tradicionalistas
Una mañana de finales de mayo, Gemma Mengual se lanzó a la piscina del CAR de San Cugat y empezó a hacer piruetas en el agua. "Me dejé llevar, empecé a improvisar", dijo. Entró en trance. Exploró movimientos mientras la cámara, que graba todos los entrenamientos, la grababa puntualmente. Como cada vez que estudia una coreografía. Sólo que esa mañana, la megafonía del equipo que Ana Tarrés, la entrenadora, coloca junto a la piscina, amplió la voz de Ray Charles cantando Yesterday, de los Beatles. Era la versión áspera de un clásico. Sólo voz y piano. La nadadora española conectó inmediatamente con el tema y compuso una secuencia de movimientos con el talento creativo que la caracteriza. Su marca personal. Cuando hizo la coda, con un empuje y una serie de potentes aperturas de piernas en espagat, sus compañeras la ovacionaron en el agua. Empezaron a cantar la canción. Se dieron cuenta de que Gemma Mengual y Ray Charles estaban predestinados a lograr una sintonía que marcaría un antes y un después en la historia de este deporte. Ana Tarrés se dijo: "Un día todo el mundo de la natación sincronizada recordará que Gemma Mengual nadó el Yesterday".
Ayer en Roma, Gemma Mengual puso en escena su obra frente a los diez jueces reglamentarios, durante la final de solo libre. La jornada derivó hacia un duelo entre la española y la rusa Natalia Ischenko. No puede haber dos nadadoras más enfrentadas. La catalana tiene 32 años. La rusa, 21. Una es delgada y flexible, y adora el riesgo en el agua. La otra es poderosa como una gimnasta de suelo y no da un paso sin responder a las órdenes de su entrenadora. La española nada para innovar. La rusa ha sido reclutada para cumplir con un plan. Es una máquina de repetir acciones. Una nadadora fuerte y resistente, capaz de hacer tres barracudas seguidas en medio de una rutina de cuatro minutos exhaustivos sin que se note una vacilación.
Eso es lo que hizo ayer mientras coreografiaba El Lago de los Cisnes, de Tchaikovsky. "Nada del otro mundo", según Gemma. Nada nuevo. Era la tercera vez que un equipo lo nadaba en estos Mundiales. Pero a los jueces no les importó. Dejaron claro que no tragan el rock and roll. Valoraron más el sentido artístico del ejercicio de la rusa, que el Yesterday. Le pusieron 49.000 puntos a Gemma Mengual y 49.500 a Natalia Ischenko. En el aspecto técnico empataron.
Tras ver la puntuación, Mengual supo que había perdido el oro y se derrumbó. "He hecho un gran esfuerzo en los últimos meses", empezó a decir, y después lloró durante una hora. Desde los Juegos de Pekín había reflexionado sobre la idea de la retirada. Si no lo había hecho era porque creía que era capaz de conseguir un oro y hacer historia derrotando a la gran potencia mundial. "Está claro que los jueces no querían que yo ganase", dijo, secándose las lágrimas. "He intentado innovar y me han machacado".
"Una rusa no puede nadar Yesterday", decía Ana Tarrés. "Sólo lo puede hacer Gemma. Está hecha para esto. Tienes que ser una mujer. Cada vez que Ray Charles pronuncia la palabra Yesterday te está explicando una historia de diez horas. O de diez años. Es una confesión. Para expresar eso tienes que meterle una caña brutal en la pierna. Para que el público sienta algo. Por eso esa necesidad de potencia arriba. Ésa es la magia de la sincro. Este deporte engancha porque no hay límites. Y Gemma es el Messi de la sincro".
Ayer, el Messi de la sincro chocó contra el orden establecido y los viejos cánones. Se quedó sin el oro en solo que tanto la ilusionaba. Acababa de conseguir su cuarta medalla en este campeonato: un oro y tres platas. Pero no paró de llorar.
Waterpolo. Primera fase (mujeres): Brasil, 6; España, 12 (ya en cuartos). Trampolín (hombres). Final de 3m: 1. H. Chong (Chi.), 505,20 puntos. 7. J. Illana, 452,10.
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