La Holanda más mecánica
Van Marwijk asegura que no variará su forma de jugar pese a las críticas de Cruyff
"Empezamos una misión hace dos años y nadie nos va a apartar de ese camino". Inflexible, Bert van Marwijk se quitó de encima las críticas que está recibiendo Holanda, entre ellas las de su amigo Johan Cruyff, por practicar un fútbol poco atractivo para el espectador. "Cruyff también ha dicho cosas positivas sobre nosotros. Escucho todas las críticas, pero no me van a hacer cambiar mi idea de fútbol", insistió el seleccionador de la oranje, convencido de que las posibilidades de Holanda pasan por ser un equipo estructurado y fiable, sin más alegrías que las que le pueda dar la cintura y la carrera ingobernable de Robben o la improvisación de un inspirado Sneijder. En este sentido, la baja por sanción de De Jong, mediocentro defensivo, la cubrirá otro de su misma cuerda, De Zeeuw, y no Van der Vaart como le requería parte de la crítica.
Las aspiraciones holandesas pasan por ser un equipo fiable, sin muchas alegrías
La mentalización lo es todo para Van Marwijk y sus dos colaboradores, Philip Cocu y Ronald de Boer, que forman un bloque muy homogéneo. Cuando el primero habla, sus ayudantes vigilan desde el fondo de la sala de prensa. Como si hubiera un control absoluto de las respuestas. Todo, enfocado para reforzar la mentalidad del equipo. "En el 98 no creíamos realmente que pudiéramos vencer a Brasil", explicó De Boer tras derrotar a la canarinha en Puerto Elizabeth contra todo pronóstico; "ahora, sí".
Al debate se unió de pasada el seleccionador de Uruguay, Óscar Tabárez, cuando, después de homenajear a la Holanda del 74, destacó que esta oranje le agrega "eficacia defensiva". El Maestro, a su vez, recordó una cita del seleccionador de aquella Holanda majestuosa, Rinus Michels: "Los holandeses no sentimos el fútbol si no es atacando".
Holanda sabe que es muy favorita esta noche, pero no quiere que eso la debilite. De ahí que Van Marwijk recordara ayer que, antes del Mundial, les puso a sus jugadores a Uruguay como el ejemplo de un conjunto que juega con pasión.
"Esta es una fiesta a la que no habíamos sido invitados", comentó Tabárez en un italiano muy correcto, "pero tenemos derecho a permanecer en ella". "Los niños uruguayos no habían visto nunca una como esta", añadió. Ahora bien, Uruguay llega muy diezmada a la fiesta, sin tres de sus titulares disponibles: Fucile y Luis Suárez, sancionados, y Lugano lesionado. "Este grupo hace más esfuerzo que los otros tres semifinalistas. Holanda es superior, pero el resultado no está escrito".
"Cuando escucho a Obdulio Varela [mito uruguayo de los 50], me emociono", reconoció Tabárez, pero a continuación quiso poner las cosas en su sitio. Aunque ganara los dos partidos que le quedan y Uruguay fuera campeón, en una versión sudafricana del maracanazo, la realidad sería la misma: "Es perverso creer solo en los resultados circunstanciales. En la primera mitad del siglo pasado, Uruguay estuvo invicto, pero es utópico hablar de supremacía de Uruguay en un futuro. La realidad es que, debido a la emigración futbolística, las diferencias entre el primer y el tercer mundo son cada vez mayores".
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