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Crónica:VILLARREAL 2 - NÁPOLES 1 | LIGA EUROPA | Vuelta de los dieciseisavos de final
Crónica
Texto informativo con interpretación

Heroico Villarreal

Un fabuloso Borja Valero propicia la remontada del conjunto castellonense ante un Nápoles notable

Al límite de sus fuerzas, el Villarreal desplegó toda su vistosidad para remontar ante un Nápoles notable. El cuadro de Garrido ganó a partir de su excelencia en el centro del campo, donde Borja Valero dictó una lección formidable. Inteligencia, corazón y técnica al servicio del madrileño, secundado por un siempre bien colocado Bruno y por un Cazorla imparable en sus regates de un palmo. La velocidad de Nilmar acabó por derrumbar el muro napolitano, incapaz ya de reaccionar a pesar de que Lavezzi y Cavani siempre estuvieron rozándolo. El Madrigal lo celebró como una cita histórica y, en efecto, para este pequeño club castellonense lo era.

Con razón le temían tanto. El Nápoles se había quedado prendado de Borja en San Paolo. ¿Quién es ese calvo? Aquí, Borja, un centrocampista muy del gusto del calcio, presente en cualquier lado y dispuesto a recuperar, crear y decidir. Él levantó al Villarreal de la lona tras una buena media hora del Nápoles, superior física y tácticamente, a un palmo de finiquitar la eliminatoria de no ser por una salida milagrosa de Diego López a los pies de Lavezzi.

VILLARREAL 2 - NÁPOLES 1

Villarreal: Diego López; Mario, Gonzalo, Musacchio, Capdevila; Cazorla (Catalá, m. 77), Borja Valero, Bruno, Cani (Marcos Gullón, m. 80); Rossi (Marco Ruben, m. 89) y Nilmar. No utilizados: Juan Carlos; Kiko, Cicinho y Wakaso.

Nápoles: De Sanctis; Campagnaro (Pazienza, m. 64) Cribari (Mascara, m. 81), Víctor Ruiz; Zúñiga, Gargano, Yebda, Dossena; Sosa (Cavani, m. 52), Hamsik; y Lavezzi. No utilizados: Iezzo; Maggio, Santacroce y Cannavaro.

Goles: 0-1. M. 16. Hamsik. 1-1. M. 42. Nilmar. 2-1. M. 45. Rossi.

Árbitro: Cüneyt Çakir (Turquía). Amonestó a Musacchio, Yebda, Víctor Ruiz, Campagnaro, Capdevila, Nilmar y Hamsik.

Unos 24.000 espectadores en El Madrigal.

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Pero se rebeló Borja contra los desastres defensivos de su equipo. Y contra la falta de fluidez frente a la defensa napolitana de tres centrales, tantas veces repetida para los de Garrido, que sufren ante este muro porque sus laterales apenas llegan a la línea de fondo. Pero Borja, junto a Bruno y Cazorla, se negó a sucumbir. Entre los tres bombearon sangre al corazón amarillo. Borja fue el más incisivo. Con dos trallazos desde fuera del área y con dos pases de gol. El primero, en el interior del área, lo cruzó Nilmar. En el segundo, abrió a la izquierda para que Rossi, beneficiado por el rebote en Zúñiga, superara a De Sanctis. Ahí el mérito fue sobre todo de Nilmar, que había robado la pelota gracias su extraordinaria velocidad. Desbordado en este final del primer tiempo, el Nápoles recurrió a las faltas para cortar el ritmo al crecido Villarreal.

Mazzarri había cambiado la forma de jugar respecto a San Paolo. Prefirió correr menos, pero seleccionar más. Renunció a uno de los puntas, Cavani, y uno de los extremos, Maggio, en favor de dos mediapuntas, Sosas y Hamsik. Se trataba de tener más precisión para conectar con Lavezzi. Avisó Hamsik con un excelente pase a Lavezzi, que falló. Se cambiaron los papeles poco después. El magnífico centro con la izquierda del argentino lo cabeceó en plancha el eslovaco a la red.

El Nápoles salió de la caseta herido, decidido a recuperar la iniciativa. Y el Villarreal, pensando que tal vez podría matar la eliminatoria al contragolpe. Tenía el jugador ideal para ello, Nilmar, cuyo vuelo lo cortó Víctor Ruiz con un trompazo que le costó la tarjeta amarilla. Mazzarri no podía esperar más y dio paso a Cavani entre la veneración de los tifosi. Una ocasión que tuvo la envió al poste.

A medida que se entonó Cani, caracoleó Cazorla y gobernó Borja, el Villarreal volvió a sentirse dueño del encuentro. La entrada de Campagnaro para cortar la contra de Nilmar fue más propia del Torneo de las Seis Naciones, un placaje en toda regla, pero el árbitro lo saldó con otra amarilla. Poco después, le perdonaría la segunda amonestación tras tocar el balón con una mano. Mazzarri le sustituyó por Paziencia mientras el árbitro se lo estaba pensando.

El Nápoles percutió por la derecha tratando de aprovechar las escasas reservas físicas de Capdevila. Avanzaba Zúñiga y le secundaba Cavani. O bien Lavezzi, una amenaza constante para la zaga amarilla. Como ese maravilloso córner, desde el rincón derecho, que rozó el gol olímpico tras golpear en el primer palo.

Pese a la exhibición de Nilmar, el Villarreal no había conseguido cerrar el partido y algunos de sus jugadores llegaron extenuados al último tramo. De ahí que Garrido diera descanso a uno de ellos, Cazorla, en favor de alguien más defensivo, Catalá. Se trataba de resistir como fuera. Y Garrido se la hubo de jugar con el debú de otro chico de la casa, Gullón, en vez de Cani. El Villarreal se defendió hasta con las pestañas y El Madrigal lo agradeció con una alegría incontenible, orgulloso de un equipo impagable por su juego y por su entrega. En los octavos se las verá con el Bayer Leverkusen.

Bruno gana la acción a Lavezzi y cabecea el balón.
Bruno gana la acción a Lavezzi y cabecea el balón.ASSOCIATED PRESS

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