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Federer rejuvenece

El suizo recupera los registros de sus mejores años para retar a Djokovic en semifinales

El viento levanta la arena de la pista contra los ojos del francés Gael Monfils, que se coloca de espaldas, rendido ya ante su destino. Roger Federer le arrasa (6-4, 6-3 y 7-6) camino de las semifinales. Allí se planta el número tres sin perder un set. Allí le espera el serbio Novak Djokovic, el gran favorito al título, el que lleva cuatro días sin jugar porque se retiró el rival de cuartos, Fognini. Allí Federer defiende la vigencia de su tenis y el de su mayor rival, tantas veces su verdugo: solo una victoria del campeón de 16 títulos grandes impedirá que Djokovic se haga en París con el número uno de Rafael Nadal.

"Tengo que viajar en el tiempo, porque hace mucho que no he jugado contra Djokovic en tierra", explicó Federer, el príncipe de la grada por francófono, prestigio y señorío en la pista y fuera. Tras el partido, dedicó 10 minutos a firmar autógrafos, y al ver cómo una niña se caía en la lucha por su firma, acudió al rescate. "Parar a Novak o que no llegue al número uno no es mi meta. Llegar a la final es el objetivo, la razón por la que estoy en París".

El suizo, derrotado las tres últimas veces por el serbio, llega al momento decisivo con estadísticas de otros tiempos. Sus números, ni una manga cedida, tan solo ocho puntos de break ofrecidos y cinco concedidos a los rivales en todo el torneo, le retrotraen a tiempos pretéritos, a cursos en los que su corazón y su ánimo no habían conocido todavía a Nadal. Desde 2005, el suizo no llegaba a semifinales sin haber perdido una manga, estadística que en 2011 no puede defender ninguno de los otros jugadores que siguen vivos en el torneo. Entonces, en la antepenúltima ronda, se encontró al español por primera vez en Roland Garros. Perdió Federer, y en París ya nunca nada volvió a ser lo mismo para el genio suizo.

Djokovic trae a la cita sus 43 victorias seguidas, además de la posibilidad de igualar el mejor arranque de curso de la historia, las 42 del estadounidense McEnroe en 1984. Federer, que fue el último en vencerle antes del inicio de esa secuencia (semifinales de la Copa de Maestros de 2010), aporta sus 16 títulos grandes y el apetito por la posibilidad de disputar su primera final grande desde el Abierto de Australia 2010.

La aproximación psicológica de los dos rivales es distinta. A punto de cumplir los 30, Federer es un tenista en el olimpo. En su mejor momento, Djokovic está ante partidos que definirán su carrera. Como dijo el suizo: "Novak pone muchas más cosas en juego en este duelo que yo. Su racha, el número uno, la final... me gustaría aguarle la fiesta".

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