"Doy gracias a la vida, soy superafortunado"

Las primeras palabras de un Rafael Nadal visiblemente emocionado tras volver a ganar Roland Garros fueron para su equipo: "Esta victoria es para la gente que me apoya día tras día. Es un torneo que es imposible que sea más especial para mí", dijo aún manchado por la tierra roja de París; "estoy emocionado, muy satisfecho, muy feliz, y solo puedo dar gracias a la vida porque soy superafortunado".

Antes, Roger Federer se habría acordado de que una vez levantó un marcador muy parecido contra Nadal, también a cinco sets, en la final de Miami. Aquel Nadal, versión 2005, era, sin embargo, muy diferente al de ahora. Era un chico que opositaba a campeón ("no querría ir a tres o cuatro años atrás; no sé si estaría preparado para hacer lo que hice"). El de hoy devora récords y mentes mientras se equipara en currículo con jugadores de leyenda.

"Ahora jugaré con más confianza en hierba", concluye el campeón

Federer se lamenta de que la lluvia hiciera que el juego fuera más lento

"Lo que dije hace una semana es que pondría todo para cambiar"

"No me planteo ser el mejor de la historia, pero estoy satisfecho de estar en el grupo"

"Para mí, es algo muy especial igualar a Björn [Borg], pero lo más importante es ganar Roland Garros", dijo el campeón con un polo naranja y la Copa de compañera. "Voy a seguir trabajando para intentar volver el año que viene. Es muy difícil ganar este título, y más seis veces. Es un honor ser comparado con alguien como Björn", prosiguió tras posar en la pista con Pau Gasol; "no me planteo ser el mejor tenista de la historia, pero estoy muy satisfecho de estar dentro de ese grupo de privilegiados porque, no hay que engañarse, lo estoy".

Durante el encuentro, la lluvia trajo fantasmas del pasado. Muchos fueron los grandes partidos que cambiaron de ganador tras pasar por el vestuario. Al entregar la Copa al campeón, el estadounidense Jim Courier debió de pensar en cómo hace 20 años, cuando iba perdiendo por un set y un break abajo contra su compatriota Agassi, todo cambió tras pasar por la caseta.

El pelirrojo capitán de Estados Unidos ganó la Copa tras escuchar los consejos de su entrenador, José Higueras. Fueron 10 minutos que los dos rivales aprovecharon para cambiarse de ropa en cuartos contiguos, sin tiempo para giros tácticos, pero sí para que el partido diera un vuelco.

Nadal se puso a resguardo tras desperdiciar un punto de set. A la vuelta, el suizo le rompió el saque. Nacía un partido nuevo.

El número uno lo peleó desde la confianza ganada tras torneo y medio superando dificultades: "Lo que dije hace una semana es que pondría todo para intentar cambiar la situación. Lo intenté siempre con la actitud correcta y pude jugar a mi mejor nivel cuando lo necesitaba. Es una gran satisfacción. Mi mente estuvo abierta al cambio y eso hace la victoria incluso más especial".

Federer comentó las recomendaciones de sus técnicos en el parón. "Escuché buenos consejos de Severin [Luthi] y Paul [Annaconde]", explicó; "pero no saqué muy bien en el tie-break y la lluvia hizo que las condiciones de juego fueran más lentas".

Nada de lo que les espera a los dos campeones en su futuro más cercano tiene que ver con las velocidades bajas. Nadal viaja hoy en tren a Londres, donde empezará a entrenarse en Queen's para la temporada de hierba. En el horizonte, Wimbledon, su gran objetivo, como el de Federer.

"Aunque haya tenido éxito en hierba, es un gran cambio", admitió el mallorquín; "debo recordar qué hacer, qué hice bien. Eso son horas y horas en la pista, horas de entrenamiento. Después de esta victoria, voy con una actitud diferente, con una confianza muy positiva. Ganar aquí me hace jugar con menos presión, pero no con menos ilusión o motivación".