Argentina tiene el brazo torcido
Los tenistas del país sudamericano, hasta hace pocos años protagonistas en la tierra de Roland Garros, han perdido fuelle en el último lustro
Del Potro y poco más. El tenis de Argentina ha perdido durante el último lustro la importancia que se había ganado, precisamente, en Roland Garros, el grande en el que hoy, excepto Delpo, al que espera amenazante el serbio Djokovic -número dos del mundo e invicto en 2011- no tiene favoritos. Hace siete años, en 2004, el país latinoamericano vivió sobre la arcilla roja de París uno de los momentos cumbres de su historia tenística. El porteño Gastón Gaudio, sin ser cabeza de serie, conquistó el que sería el único Grand Slam de su carrera frente al santafecino Guillermo Coria, por aquel entonces el número tres del mundo.
No solo en la final, sino en todo ese torneo resonó el acento argentino. Cuando solo quedaban los ocho mejores, cuatro de ellos defendían la bandera albiceleste: los dos finalistas, David Nalbandian y Juan Ignacio Chela. "Esa era una generación que no parecía latina. Gaudio, Coria y Nalbandian parecían más sajones por temperamento y actitud en el campo", relata Héctor Romani, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Tenis (AAT).
No era algo efímero. En 2005, cuando Nadal empezaba a escribir su leyenda al conquistar el primero de sus cinco Roland Garros, lo hizo ante Mariano Puerta y Argentina se presentó a aquella edición con cuatro tenistas en el top ten: Gaudio, Coria, Guillermo Cañas y Nalbandian. "Era un alegría continua y, sin embargo, coincidió con la decepción más grande: la de no haber coronado ese periodo de oro con la Copa Davis", recuerda Romani.
Tras aquel bienio, el retroceso fue brutal y en los últimos tres años las rondas finales se quedaron huérfanas de argentinos, excepto en la semifinal de 2009 en la que Del Potro se rindió ante Federer. Sin embargo, el responsable del movimiento tenístico en el país latino no ve motivos estructurales detrás de esta tendencia. "Hubo un surplus de talento que dejó de brotar. Pero ahora en Argentina hay incluso más posibilidad de emerger. Entonces, en el territorio había ocho futures anuales (torneos profesionales menores) y ahora hay 33", explica Romani.
Este año, de los siete tenistas procedentes del Cono Sur, tres se despidieron de las pistas parisinas nada más empezar: Brian Dabul, Máximo González y Juan Mónaco. Carlos Berlocq no pudo en la segunda ronda con el polaco Kubot, verdugo también del español Almagro. De la armada albiceleste quedan aún tres representantes. Además de Del Potro, Chela, superviviente de la época dorada, que se medirá en la tercera ronda con el checo Rosol, y Leonardo Mayer, -número 217 del mundo, se deshizo del alemán Brown (106) y del cipriota Baghdatis (29)-, al que le espera otro gigante: Robin Soderling.
"Los tres tienen sus opciones de avanzar. Pero ya no me preocupo por ellos, que son tenistas maduros. No tenemos una buena camada entre los que ahora rondan los 18 años, pero a la generación que tiene hoy 14 le aguarda un gran futuro. Tal vez tengan más proyección que aquellos que dominaban en Roland Garros hace seis años", asegura el director de la AAT.
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