La silla vacía de Jafar Panahi
Una silla vacía en medio del escenario se convirtió ayer en la imagen emblemática del primer día del certamen de la capital alemana. Se trataba de la silla de Jafar Panahi, cineasta iraní, encarcelado en su país por el delito de "propaganda contra el régimen", a quien la Berlinale ha querido mostrar solidaridad. "El simple hecho de invitar a Panahi para formar parte del jurado, aun sabiendo que había la posibilidad de que no estuviera aquí, ha sido una señal clara por parte de la organización a favor de la libertad de expresión", comentó Isabella Rossellini, presidenta del jurado de la sección oficial.
Por eso, la Berlinale ha programado fuera de concurso la proyección de cuatro películas de Panahi, entre ellas, un documental acerca de la revolución verde. "Es un embajador para su país", ha añadido el director indio Amir Kahan, miembro del jurado, formado además por la actriz alemana Nina Hoss, la diseñadora de vestuario británica Sandy Powell, el director canadiense Guy Maddin y la productora australiana Jan Chapman.
La Berlinale celebra este año una edición "más compacta", en palabras de su director Dieter Kosslick, con respecto al año pasado, cuando el festival invadió toda la ciudad para celebrar sus 60 años y cuando miles de personas pudieron asistir en la Puerta de Brandeburgo a una proyección de la versión restaurada de Metrópolis. Este año habrá menos alfombras rojas, menos salas involucradas y también menos películas a competición, 16 frente a las 20 de 2010. "Una de las tendencias que hemos incentivado abre la puerta a realizadores más jóvenes y también a un mayor número de cineastas mujeres", dijo en un encuentro previo con la prensa extranjera el director del festival. A estas características corresponde una de las dos películas latinoamericanas a concurso, El Premio, de la argentina afincada en México Paula Markovitch, y de la que el director de la Berlinale anticipó que se trata de "un homenaje a la lentitud". El otro filme latino a concurso es Un mundo misterioso, de Rodrigo Moreno.
Las sorpresas están guardadas en otras secciones, como el corto Scenes from a suburb, nacido de la colaboración entre Spike Jonze y la banda canadiense Arcade Fire, o el documental Khodorkovski, del alemán Cyrill Tuschi, acerca del disidente ruso Jodorkovski, a quien el director entrevistó en una situación rocambolesca. El documental ha centrado las crónicas en vísperas del festival, porque la copia definitiva desapareció del estudio del director junto a varios ordenadores el fin de semana pasado. Se proyectará una versión provisional.
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