La más hermosa de las aventuras
Al mismo tiempo que le caían elogios por su tarea de readaptación de viejos clásicos de la aventura fantástica de todos los tiempos con su saga de Harry Potter, a la escocesa J. W. Rowling no han parado de lloverle reproches de signo contrario, es decir, de que sus personajes se parecen demasiado a otros; sus peripecias, otro tanto, y su capacidad de innovación resulta más bien escasa. De estos reproches literarios, quien esto firma no tiene nada que decir; pero sí puede afirmar que, desde el punto de vista cinematográfico, la saga de Harry Potterestá demostrando una envidiable salud de hierro: si la primera aventura era una candorosa historia para niños y en la segunda se abrían paso ya algunas premoniciones siniestras, esta tercera, y de lejos la mejor hasta la fecha, abunda en intuiciones negras. Por decirlo rápido, Harry está creciendo como personaje por lo menos a la misma velocidad en que lo hace el actor que le da cuerpo, Daniel Radcliffe, y sus simpáticos ayudantes, Emma Watson y Ruppert Grint.
HARRY POTTER Y EL PRISIONERO DE AZKABÁN
Director: Alfonso Cuarón. Intérpretes: Daniel Radcliffe, Emma Watson Gary Oldman, Ruppert Grint, David Thelwis, Emma Thompson, Maggie Smith, Alan Rickman, Michael Gambon. Género: aventuras fantásticas, EE.UU.-Gran Bretaña, 2004. Duración: 142 minutos.
Hay un cambio esencial en esta tercera parte: Chris Columbus, director de las dos primeras, deja su lugar al mexicano Alfonso Cuarón, un cineasta con mucho más nervio y más personal oficio, quien, a pesar de haber cumplido con el perceptivo deber de realizar una película con niño (lo era La
princesita, 1995), ha destacado igualmente en otro tipo de productos: baste con recordar Grandes esperanzas (1995) o Y tu mamá también (2001). De manera que un especialista en cine infantil como Columbus deja paso a otro tipo de profesional; y hay que convenir que todos ganamos con el cambio.
De entrada, todo es más negro, más terrible y siniestro en esta tercera parte. Lo son los Dementors, esos seres de pesadilla que traerán de cabeza a Harry, los encargados de cuidar el penal para magos de Azkaban del que se fuga el peligroso Sirius Black (un Gary Oldman genial en su papel de vengador frustrado) y que viven de absorber los mejores sentimientos y los mejores recuerdos de sus víctimas: unos raros gendarmes del Bien, a decir verdad. Lo es toda la trama ordenada alrededor de Sirius y su cuidadosamente planificada venganza; y lo sigue siendo todo lo que, en realidad, guarda relación con el pasado de Harry, con la muerte de sus padres y con una traición y un personaje sobre los que mucho nos cuidaremos de aportar dato alguno.
Es decir, que como ocurre en tantas aventuras contemporáneas, estamos ante un héroe incompleto, un personaje claramente positivo que orienta con su acción el relato, pero que no puede dejar de sufrir las consecuencias de sus fallos interiores, o de lo que desconoce: más aún que en las dos entregas anteriores, estamos aquí ante un héroe de nuestro tiempo. Alrededor de quien, además, comienzan a pasar cosas interesantes, sobre las que tal vez no tenga mucho que decir: véase la cercanía entre unos adolescentes Hermione y Ron, que amenaza con dejar a Harry en fuera de juego. Un héroe, por cierto, a quien le ocurre (y es ese otro de los grandes hallazgos del filme) lo máximo que le puede ocurrir a cualquier protagonista de una aventura: el vivir la bifurcación de ésta, la de poder asistir a un suceso como actor, pero también como observador... un hermoso colofón que no hubiera desagradado, por cierto, al gran Jorge Luis Borges.
Pero como no todo va a ser innovaciones, tampoco faltan en esta nueva entrega las aquilatadas virtudes de las anteriores. Así, en los 142 minutos que dura la peripecia (y a fuer de sinceros, se hacen verdaderamente cortos: es lo mejor que se puede decir del trabajo de Cuarón y de su equipo), sigue presente el sentido del humor, las travesuras dentro del colegio Hogwarts para magos, los personajes entrañables (y también los menos). Una mezcla entre innovación y tradición tan sabia como efectiva... aunque tal vez en esta parte se queden por el camino los admiradores más pequeños de la saga del joven aspirante a hechicero.
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