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Las dos caras de la risa: bromas salvajes y personajes tiernos

El cine español se suma al tirón de las comedias gamberras y de los antihéroes

Gregorio Belinchón

"En tiempos de crisis, la gente quiere divertirse. Y eso obviamente lo da la comedia". Fernando González Molina, el autor de esta frase, es un director amante de las comedias románticas. Es más, en su trabajo habitual, responsable de Los hombres de Paco, intenta dar esa pátina a dicha serie policiaca. Sin embargo, su debut en el cine ha venido de la mano de otro género: la comedia gamberra, salida de tono, repleta de exabruptos y chistes salvajes. Su Fuga de cerebros lleva diez semanas en cartel y aún se mantiene entre las 20 películas más vistas, con una recaudación de más de 6.700.000 euros.

Hoy se estrena Pagafantas, de Borja Cobeaga, otro realizador debutante que procede de la televisión. En su caso, de Vaya semanita, una visión cáustica de la vida diaria en el País Vasco, un caldo de cultivo en el que ha fermentado el guión de Pagafantas, otra comedia, aunque de estilo muy diferente a Fuga de cerebros. Curiosamente, cada una defiende las dos grandes líneas actuales del género: la gamberra y otra más tierna, en la que el protagonista suele ser un pobre hombre, el antihéroe, "en la que él solito, el muy desgraciado, se mete en los jaleos", resume Cobeaga.

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En Estados Unidos, el último gran éxito gamberril -para gran sorpresa de los estudios, que no apostaban por esta película- ha sido Resacón en Las Vegas (130 millones de euros desde el 7 de junio), la desesperante mañana que afrontan tres amigos tras una salvaje despedida de solteros. Resacón en Las Vegas bebe de American pie, de Granujas a todo ritmo y Desmadre a la americana, del lado más bestia de los hermanos Farrelly, y tiene línea directa con Fuga de cerebros. Sin embargo, la apuesta segura en la taquilla estadounidense, y por extrapolación, la mundial, es Judd Apatow. El director, productor y guionista, responsable de filmes como Lío embarazoso, Virgen a los cuarenta, Paso de ti, la excepcional Supersalidos o Te quiero, tío, juega siempre con un antihéroe masculino, un pobre desgraciado. Y Pagafantas va en esta línea, la del chico que acaba convertido en el mejor amigo de la chica que le gusta, el que va detrás de una mujer, embobado, y además le paga las copas... o las fantas. Es el Jack Lemmon de El apartamento, el Cyrano de Cyrano de Bergerac o el Ben Stiller de Algo pasa con Mary.

Cobeaga los define aceradamente: "No se les puede calificar ni siquiera de perdedores, porque nunca han tenido nada". El realizador donostiarra, candidato hace tres años a los Oscar con su corto Éramos pocos, también cree en el buen momento del género. "Porque le estamos dando voz a unos personajes que antes eran el amigo del protagonista y ahora alcanzan el protagonismo. El gran creador es Apatow, por supuesto, pero también está Ricky Gervais, el cómico británico creador de la serie The office, y sobre todo, de Extras". La división de las dos líneas se da por todo el mundo: en Reino Unido (Gervais contra Benny Hill), en Francia (Los visitantes contra Bienvenidos al Norte).

Tanto González como Cobeaga defienden la verosimilitud como motor de la comedia juvenil: "Surge de cosas que te pasan, reales" (Cobeaga). "A mí me ofrecieron Fuga de cerebros, un estilo muy alejado del mío, creo que para que acentuara la amistad entre el grupo de amigos, que la acercara a la realidad" (Fernando González). Y Cobeaga apunta, dentro de su estilo, la importancia de la ternura: "Me parece fundamental -ésta es la gran aportación de Apatow- porque sin ella, de puro patetismo, los protagonistas se suicidarían". En cambio, González pretendió "recordar a John Landis, al espíritu de los ochenta; Fuga de cerebros es un ejercicio en el que busqué no sobrepasar una línea, pero siempre estar al límite".

El último ingrediente es la televisión. Parte del tirón de Fuga de cerebros surge de sus protagonistas, los televisivos Amaia Salamanca y Mario Casas. "Pero los nombres sólo valen para el lanzamiento, después lo único que funciona es el boca oreja", se defiende González. Cobeaga trae algunas situaciones de guión, y a su protagonista, Gorka Otxoa, testados desde Vaya semanita. "Me gusta Gorka, su mirada inocente y me gusta que durante la historia sobrevuele la idea de que los vascos, visto el poco sexo que tenemos aquí, hemos inventado el turismo sexual: por eso vamos tanto a Burgos".

Al final de la cadena, el espectador. En el certamen de Málaga, Pagafantas se llevó el premio de la Crítica, y Fuga de cerebros, el del Público. González: "A mí me sorprendió que me dijeran que, visto el tirón popular, nos lo llevaríamos de calle. Ese premio no te lo dan por cuánta gente entra, sino por lo que esa gente vota a la salida. Algunos críticos dicen: 'Me he reído mucho. Es muy mala'. Se equivocan: es una gamberrada hecha para pasar un buen rato, ¿qué esperaban?". Cobeaga: "En los preestrenos la gente se ríe mucho, espero que pase lo mismo en las salas. Me da miedo cuando en un rodaje los actores y los técnicos nos reímos, porque suele ser de un chiste privado. Las películas no se ruedan para disfrute de un grupito de amigos, se hacen para el público".

Sabrina Garciarena y Gorka Otxoa
Sabrina Garciarena y Gorka Otxoa

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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