La calma de la bestia
Es Las horas del día un filme duro, grave, abrupto, de rara intensidad y no fácil de ver, porque su severidad es extrema y su contemplación exige en el espectador renuncia a la comodidad y plena disposición para afrontar un esfuerzo moral e incluso físico.
Cuando iba a ver esta sorprendente película en su proyección en el festival de Cannes -donde fue acogida con entusiasmo y ganó el sonoro, y de gran calado en los circuitos cinéfilos, Premio de la Crítica Internacional-, un colega me preguntó, pues yo la había visto, qué pensaba de este debú del barcelonés Jaime Rosales y le respondí que si quería pasar un rato divertido diera media vuelta y se fuera a otra película, pero que no dejase de meterse a ver Las horas del día si se sentía concernido por el cine como aventura formal y creación artística y, sobre todo, como arma de conocimiento, de averiguación. Y añado: lo que este atrevido filme muestra genera malestar, pero su forma de mostrarlo es un poderoso ejercicio de estrujamiento del lenguaje cinematográfico, que hay que ver con atención y situar después entre lo más libre e inteligente del último cine español.
LAS HORAS DEL DÍA
Director: Jaime Rosales. Guión: Jaime Rosales y Enric Rufas. Intérpretes: Álex Brendemühl, Vicente Romero, Ágata Roca, Pape Monsoriu, María Antonia Martínez. Género: drama. España, 2003. Duración: 103 minutos.
Es Las horas del día un vigoroso -y calmoso, en las antípodas de cualquier caída en el énfasis dramático, y frío, indagado por la cámara impávida de un entomólogo, de un analista de insectos - vuelo a ras de tierra, trazado con minucioso realismo, de un golpe de inteligencia volcada en la observación de la vida de un tipo común, de aspecto, modales y comportamientos imposibles de distinguir de los llamados normales, pero que, en súbitos rincones de su ajetreo cotidiano, sin dejar ver en su acto ni el menor indicio de alteración, mata, asesina con fría brutalidad.
Y entramos en uno de los incontables -los hay a docenas y a centenas- filmes recientes sobre asesinos en serie. Pues bien, Las horas del día no se parece a ninguno de ellos, es cine rigurosamente inédito, lo que sitúa a su creador, Jaime Rosales -que maneja con soltura y precisión formas muy evolucionadas del realismo y mueve con notable eficacia un reparto exacto- en el pequeño ramillete de cineastas españoles con mirada propia, sin equivalencias ni antecedentes. Y una rica interrogante se abre con este -magnífico pero no recomendable a quienes se sientan ante una pantalla en busca de un trago de entretenimiento- filme en el cine español que viene.
Babelia
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