Por amor al arte
Ha estado a punto de pasar directamente al mercado del vídeo sin pasar por los cines. De hecho, hace unos meses se anunció su inminente salida en DVD. Pero alguna lumbrera cinéfila a la que habría que pagarle un plus ha tenido la gran idea de enmendar el error y que las salas españolas alberguen su estreno más de tres años después de su aparición en la Mostra de Venecia. Pollock es una buena película; narra la vida de un personaje histórico en el mundo del arte; está protagonizada por intérpretes muy conocidos; dos de ellos consiguieron sendas candidaturas a los Oscar, y Gay Harden (mejor actriz de reparto) se lo llevó finalmente a casa. Parecen razones suficientes para que una producción así se estrene en España, pero aquí pasan cosas muy raras.
POLLOCK
Dirección: Ed Harris. Intérpretes: Ed Harris, Marcia Gay Harden, Jennifer Connelly, John Heart. Género: drama. EE UU, 2000. Duración: 120 minutos.
Jackson Pollock (1912-1956) fue uno de esos genios del arte que siempre estuvo acompañado, además de por el talento, por el tormento. Hay mil ejemplos de ello. Puede que lo primero sea imposible sin lo segundo. Pintor americano contemporáneo de colegas como Willem de Kooning y de mecenas como Peggy Guggenheim, Pollock se hizo célebre por su obra y por su forma de llevarla a cabo: pintaba con el lienzo en el suelo y sin poner en contacto la brocha con la superficie, a base de goteos diversos. Ed Harris, grandioso actor y director debutante, ha confeccionado su primera película como si se tratara de un cuadro de su personaje, a base de pequeñas pinceladas sobre su vida. Las dos horas de metraje de Pollock están formadas por secuencias muy cortas, como si Harris y sus guionistas hubieran preferido la presencia de una mayor cantidad de acontecimientos, en lugar de centrarse sólo en ciertos pasajes y examinarlos de una manera más detallada. El resultado no es negativo del todo, pero quizá se echa en falta cierto análisis en algunos personajes, caso de Peggy Guggenheim o la amante, interpretada por Jennifer Connelly. Así, Pollock es mejor película cuanto más se aleja de las complejidades de la mente humana (que quedan algo dispersas) y más se acerca a las complejidades en la elaboración de una obra de arte.
Con independencia de este problema (algo habitual en biopics de personajes históricos), Harris dirige su película con elegancia y gusto (el plano del primer encuentro amoroso entre Pollock y su esposa es un buen ejemplo), y saca de sí mismo y de la estupenda Marcia Gay Harden dos interpretaciones memorables. A veces es necesario que los genios alcohólicos y paranoicos tengan al lado a mujeres como Lee Krasner para no ahogarse en el arroyo. Y Harden resuelve su papel de esposa, amante, enfermera, consejera, agente artística, psicóloga y mil cosas más con una convicción extraordinaria.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.