Theo Angelopoulos: "No elijo las historias, ellas me eligen a mí"
El director prepara su próximo filme, con Willem Dafoe, Harvey Keitel y Bruno Ganz
Theo Angelopoulos (Atenas, 1935), historia viva del cine con mayúsculas y afortunadamente en plena actividad creativa, transmite un enorme entusiasmo por la grandeza de su oficio, pero al mismo tiempo una terrible preocupación por el futuro del mismo. "Soy muy pesimista, temo por las nuevas generaciones de cineastas, sobre todo si han elegido, como yo lo he hecho, la vía personal", dijo ayer horas antes de participar, en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, en un diálogo titulado La mirada de Theo Angelopoulos: el hombre, Europa, el mundo, organizado por el Consorcio Universidad Internacional Menéndez Pelayo. El director de La mirada de Ulises enmarcó su inquietud por el mañana del cine en un escenario en el que, lamentó, "Hollywood acapara todas las carteleras; no sólo las europeas, sino las del mundo entero". Recordó el cineasta griego que, antes de la caída del bloque socialista, en los países del Este "se hacía un cine muy importante", que además era apreciado por los espectadores. "Ahora, en cambio", deploró, "el público, desgraciadamente, acude en masa a ver películas americanas, mientras que las de Alexander Sokurov, por poner un ejemplo, tienen muy poca asistencia".
Angelopoulos, que descubrió su vocación por el cine a finales de la década de los sesenta, después de haber abandonado la carrera de abogado y licenciarse en Literatura en París, abundó en que los creadores de su edad y condición, es decir, la de autor, tienen mucha suerte porque todavía pueden filmar con independencia y libertad. "En el futuro", insistió, "no sé yo si eso va a ser posible". Él volverá pronto a ponerse detrás de una cámara. Se le nota feliz explicando los últimos preparativos del rodaje de su próxima película -la segunda parte de la trilogía iniciada con Eleni-, que empezará a finales de octubre. La cinta se titulará El polvo del tiempo y la protagonizarán reputados actores como los estadounidenses Willem Dafoe y Harvey Keitel, el suizo Bruno Ganz y la italiana Valeria Golino.
Keitel y Ganz, que ya estuvieron a las órdenes de Angelopoulos en La mirada de Ulises y La eternidad y un día, respectivamente, conservan una buena amistad con este amable y extremadamente educado director. Éste suele contar que el protagonista de El piano cree que su papel del cineasta americano que recorre los Balcanes en busca de sus orígenes es uno de sus mejores trabajos. Aún hoy, de vez en cuando, el actor lo llama por teléfono y, como el inglés del director no es precisamente ideal, acostumbra a decirle con cariño: "Theo, no siempre te entiendo, pero siempre te siento".
El polvo del tiempo, según contó Angelopoulos, abordará "50 años de historia del mundo", desde 1953, y por primera vez en su carrera el director rodará íntegramente fuera de Grecia, en distintos territorios de la ex Unión Soviética, Alemania, Italia, Canadá y Estados Unidos. "Mi aventura continúa ahora fuera de la tierra materna, pero llevándola siempre en el recuerdo", comentó. ¿El motivo? "La historia lo requiere, y las historias no las elijo yo, son ellas las que me eligen a mí. Nunca he sabido muy bien cómo sucede, pero pienso que quizás ya existen, y en algunos momentos privilegiados, a mí me pasa cuando duermo y justo antes de despertar, se manifiestan", respondió con una sonrisa.
Antes de intervenir en el debate sobre su obra, Angelopoulos esperaba tener tiempo para visitar la exposición Erice-Kiarostami. Correspondencias. "Son mis amigos", afirmó del director donostiarra y del iraní, "y comparto con ellos, según creo, una misma actitud ante el cine, un cine que habla de cierta responsabilidad, primero, hacia uno mismo y, en segundo lugar, con la mirada del otro". En la línea de Erice, el cineasta griego defendió el "cese" de la "deformación" del cine que perpetúa la televisión y ciertas producciones comerciales. "Sin ellas, la gente podría acercarse de verdad al cine".
Babelia
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