Divinidad delirante y rococó
En la secuencia de la víspera de la batalla de Agincourt de Enrique V (1989), con el monarca de incógnito paseando entre sus tropas, Kenneth Branagh resumió su poética de aproximación al legado shakespeariano: una marcada renuncia a la retórica, derivada de caducas dramaturgias, a fin de demostrar que Shakespeare es nuestro contemporáneo. En sus manos, lo shakespeariano se situaba en el polo opuesto de la voz engolada. Sorprende ver al cineasta al frente de un blockbuster con superhéroe Marvel, pero los primeros minutos de Thor parecen confirmar que Branagh no ha dejado de plantearse preguntas sobre el lenguaje, aunque las conclusiones a las que ha llegado tengan poco que ver con el registro de Enrique V: aquí ha optado por la hipérbole bufa como principal figura de estilo.
THOR
Dirección: Kenneth Branagh.
Intérpretes: Chris Hermsworth, Anthony Hopkins, Natalie Portman, Idris Elba, Stellan Skarsgård.
Género: ciencia-ficción. EE UU, 2011.
Duración: 110 minutos.
Algún ejecutivo visionario debió de pensar que no había mejor opción que un lector de Shakespeare para dotar de grandilocuencia esta historia de dioses (nórdicos) y hombres (unidimensionales). Su sorpresa puede haber sido mayúscula al encontrarse con este aparatoso ejercicio kitsch, donde el reino de Asgard se materializa como el sueño, delirante y rococó, de un astrónomo afecto a Bulgari y Swarovski.
Branagh mueve a Chris Hemsworth como si fuese un idealizado Madelman de sí mismo, pero tiene el detalle de no tomarse el encargo demasiado en serio. Cabe lamentar que el conjunto solo oscile entre lo correcto y lo ridículo: el buen / mal gusto de Thor -ya anunciado en La flauta mágica (2006)- bien hubiese merecido una opción a lo sublime.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.