Descubrimiento de Piccioni

Debido a la cada vez mayor presión de la industria cinematográfica norteamericana, el cine europeo encuentra máximas dificultades para circular por los diferentes países de la Unión Europea. Uno de los más perjudicados por esta circunstancia es Italia, que, con su producción de noventa películas anuales, se encuentra muy alejado de la difusión que hace poco más de dos décadas gozaban sus películas. Desde hace tiempo está aislado, sus producciones traspasan con dificultad sus fronteras y hay una generación de actores, directores, guionistas y productores desconocida fuera del país.

Como un ejemplo más de esta deplorable situación aparece Fuera del mundo, una producción italiana de 1998 que se estrena con cuatro años de retraso, mientras las producciones norteamericanas circulan por Europa al mismo tiempo que por Estados Unidos. Lo más lamentable es que se trata de una buena película, ganadora en su momento de varios importantes premios David de Donatello, el equivalente italiano de los Goya españoles o los Cesar franceses, y también en algunos festivales internacionales, y que pasará desapercibida a pesar de ser muy superior a la media de engendros norteamericanos que invaden las pantallas europeas con el marchamo de Hollywood.

Sexta película del guionista y director Giuseppe Piccioni (Ascoli Piceno, 1954), pero primera suya que se estrena en España, Fuera del mundo muestra a un realizador tan personal como arriesgado, que trabaja con continuidad desde finales de los años ochenta, casi siempre con Marguerita Buy y Silvio Orlando, dos grandes actores tampoco muy conocidos fuera de las fronteras italianas.

Realizada con habilidad e imaginación, en Fuera del mundo Piccioni hace el retrato de unos peculiares personajes solitarios: una monja a punto de hacer sus votos, el propietario de una tintorería y una de sus antiguas empleadas hacen un intento por relacionarse, pero fracasan. Son unas historias aisladas que cristalizan en torno a un recién nacido al que encuentran en un parque público.

La película está muy bien rodada y descubre a un director de gran interés. En ella brilla el trabajo de la pareja protagonista, que hace desear algo tan imposible, al parecer, como que el cine de Giuseppe Piccioni, en concreto, y el cine europeo, en general, circule dentro de la Unión Europea, al menos con la misma facilidad que el norteamericano.